Mejor de los esperado
Ese puede ser el resumen de la reciente información publicada por el Banco Central sobre los resultados macroeconómicos del tercer trimestre del año que terminó. Un PIB, que, como han ido las cosas en los últimos meses puede ofrecer una tasa anual cercana al 3%, mucho mejor de lo que casi todas las instituciones lo tenían previsto y muy cercano al promedio de la región. Si esto se lo consigue, las pérdidas cuantitativas de la pandemia se las habría recuperado.
El consumo de hogares sigue marcando el ritmo de la recuperación, pero su duración será limitada aunque esta apoyada por la generosa concesión de créditos otorgados por la banca privada y las cooperativas, mientras la inversión, si bien ofrece un resultado positivo todavía demuestra una debilidad marcada por la contracción-inevitable- de la inversión pública y la apatía-ojalá temporal-de la inversión privada que no reacciona frente a una etapa que, con sus limitaciones obvias, es mucho más manejable. Sin duda alguna, la política hace mucho daño y sus principales actores no pierden oportunidad para generar caos.
Las exportaciones privadas sacan la cara y son un ejemplo motivador para un Ecuador con acuerdos comerciales que ofrecen nichos en mercados para los cuales los países competidores tenían ventaja. Por ahí, las cosas avanzan. Esperemos que los términos sean adecuados, pero conceptualmente esa es la línea que puede prometer empleo adecuado, aunque la realidad legal mantiene la barrera para su concreción. Y, aquí la productividad es clave.
El reciente trabajo de Bob Traa, “The Macroeconomy of Ecuador” demuestra que la productividad de la mano de obra medida desde 1990 hasta el 2019 apenas crece a una tasa promedio del 0.3% anual, frente a un nivel internacional reconocido como razonable del 1.5% para tener un futuro marcado para una sociedad eficiente y competitiva. Este es el Talón de Aquiles de un país que no comprende que la gran mayoría de la mano de obra y, aún más, concentrada en el campo está fuera del sistema y se halla desprotegida.
Colaboración
Diario El Comercio
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