Inquietudes nacionales
1. ¿Qué pronunciamientos debieran formular los candidatos sobre su política con el Fondo Monetario Internacional?
El punto al que llegó la situación económica dentro del modelo de dolarización determina el fin de tanto atropello a la racionalidad por parte de la gestión pública frente a los principios de manejo de una economía de mercado, cuyas limitaciones son evidentes a pesar de lo cual se las retó de manera insistente.
El país tiene un solo camino claro para retomar una senda segura de crecimiento sano y sostenible: respetar los equilibrios macroeconómicos, adherirse firmemente a su aplicación, convencerse que toda alteración destruye bienestar y por lo tanto esforzarse por recuperar la confianza de todos los factores de la producción, en especial de la mano de obra y del capital a fin de armonizar su utilización y extraer el máximo provecho posible para todos.
Con esta base conceptual, el acompañamiendo del FMI al programa nacional debería ser natural pues con esta asociación el país podrá salir del largo proceso de transición que demanda la obtención neta de recursos internacionales mientras el Estado vuelve a un tamaño y calidad de gasto que deje de ser una amenaza permanente para quienes tienen vocación e interés de arriesgar sus capitales y desarrollar emprendimientos que, sólo pueden ser realidad si cuentan con la mano de obra capacitada.
La soledad del país, que tanta algarabía originaba en los detractores de la economía mixta de mercado, o si quieren economía liberal competitiva, no resolvió los problemas de inequidad ni dinamizó el crecimiento sino que, incluso derrochó y malversó la riqueza temporal que vino en la etapa de abundancia, para ahora tenerle a toda la sociedad de rodillas e indefensa. Por ello, poner en duda o retar la presencia del FMI y todos los demás multilaterales dentro de la política económica sólo será un anuncio de retorno a tiempos de angustia y mayor pobreza.
2. ¿Qué enfoque deben dar los candidatos presidenciales sobre la inversión extranjera?
El tema es el entendimiento del rol que tiene la inversión privada en general y no sólo la extranjera dentro del proceso económico de multiplicación de efectos y creación sostenible de valor. La inversión privada es el más poderoso instrumento de vitalidad económica. Sin ella, no hay posibilidad de conseguir una meta sostenible de bienestar, dentro de la cual, por supuesto el hecho más relevante es la generación de empleo formal, digno, de calidad,
Con la inversión se pelea contra la informalidad, el abuso, la explotación, la inestabilidad. Se crean incentivos concretos de mejoramiento de la calidad de vida para los trabajadores, a la par que se puede conseguir un ambiente de armonía en la relación de los tres grandes actores de la sociedad: trabajadores, empresarios y Estado, que son los socios de un proyecto que integra y construye.
Dicho esto, es obvio que la inversión privada lo que requiere es un ambiente seguro, confiable, estable de normas que regulen su actividad. De instituciones fuertes con capacidad para atender responsablemente sus obligaciones y defender los derechos contractuales en el caso de alguna discrepancia. No necesita beneficios específicos o tratamientos privilegiados, sino normas razonables, de aplicación general que envíen un mensaje claro del Estado de tenerla como compañera de viaje. Cada vez que se crea un oasis tributario para operaciones especiales, lo que ocurre no es otra cosa que el reconocimiento explícito de la existencia de normas inconvenientes para atraer a la inversión privada.
¿Es posible atraer a la inversión privada? Claro que lo es, pues el jugador más importante, el Estado, si tiene sus cuentas en orden y equilibradas, deja de ser el adversario solapado que enturbia el horizonte.
3.¿Cual es su opinión sobre las atribuciones amplias aprobadas por la Junta Monetaria al BIESS como banco de inversión?
Las facultades otorgadas mediante Resoluciones 605 y 606 de la Junta al BIESS, abre la puerta para que pueda endeudarse aquí o en exterior, emitir obligaciones, estructurar otras, participar en proyectos, etc, que miradas en conjunto desnaturalizan el objetivo central por el cual fue creado, que no es otra cosa que administrar honestamente los fondos que le encargue su institución matriz, el IESS. Y para ello, lo más importante era y es tener bien claras las obligaciones y el marco de riesgos que puede asumir con el propósito de asegurar la recuperación del capital y obtener un rendimiento que sea adecuado para atender las necesidades de pago de las pensiones jubilares.
No se entiende el objetivo de convertirlo en un “banco de Inversión” al estilo puro y duro de una institución financiera privada especializada en ese campo. No tiene porqué endeudarse. Es más, no debe endeudarse, pues con ello recarga costos inecesarios a su operación, que debería ser muy simple, pero segura y no lo que es. Si tiene problemas de caja, lo que tiene que hacer es vender sus inversiones, titularizar la cartera hipotecaria (puede hacerlo si califica para ello), dejar de prestar pues ya no puede hacerlo y establecer con el gobierno un plan de recomposición de sus bonos para hacerlos atractivos en el mercado y poder realizarlos.
Este banco no es otra cosa que una simple fiducia, es decir una institución pequeña y especializada que sólo debe (debía) manejar con pulcritud y seguridad el dinero de los afiliados y las empresas. Precisamente por eso creo que su existencia es (era) innecesaria y honerosa. Pero si esto no pudo hacerlo bien, imaginémonos lo que podría ocurrir con estos nuevos y complejos campos de ingenieria financiera. Dios nos guarde.
Colaboración
Diario El Comercio
24-10-2020
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