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Inquietudes nacionales

¿Qué conclusiones saca del debate presidencial de las propuestas económicas de los candidatos?


Necesitamos tener claro el diagnóstico del problema económico, pues de ahí sale con precisión las alternativas que plantean las candidaturas. Al Ecuador, para poder vivir con esperanza, crecer y ofrecer empleo, le faltan muchos recursos (varias decenas de miles de millones de dólares), en especial en los próximos cinco años. No los tiene y necesita contar con socios que le presten una parte u otros que estén dispuestos a traer sus capitales e invertir en empresas (nuevas o existentes) que contraten trabajadores pues hay cientos de miles ( hasta millones se puede decir sin exagerar) que lo necesitan.


La dolarización para funcionar positivamente exige un manejo riguroso y confiable de la economía a fin de atraer dólares y financiar el crecimiento. Sin ellos, no hay forma de ni de sostener este modelo cambiario-monetario ni de crear empleo. Y, aquí radica el fondo de la controversia entre las visiones de las dos candidaturas.


Pues bien, quienes son esos socios vitales que necesita el Ecuador: sin duda los multilaterales, con el FMI a la cabeza, que hoy son los mayores acreedores y, por supuesto, todo ese amplio espectro de inversionistas mundiales que buscan paises con oportunidades para desarrollar sus negocios y compartir beneficios. ¿Qué piden o buscan? Certeza en los principios de manejo económico. Respeto de la ley y los contratos. Consistencia del modelo con la política económica en marcha.


El plan de Arauz cuestiona la relación con el FMI, pone en entredicho su conveniencia y abre la puerta a un desentendimiento. Cree que las reservas internacionales del Banco Central las puede disponer para cubrir el gasto público (que no le financiarán los multilaterales pues no cree en los equilibrios macroeconómicos) y altera el rol de custodio de la dolarización de esta institución, desprotegiendola, por lo cual se cura en sano y advierte que la pondrá en “cuarentena”, es decir que creará un “corralito” con los dolares que están dentro del Ecuador para que no escapen. ¿Si la política es tan buena y atractiva, porqué querrá la gente llevarse los dólares?


Lasso por su parte asegura una buena relación con el mundo financiero mundial, incluyendo a las organizaciones de desarrollo, lo cual lleva consigo el mensaje de un plan mucho más consistente con los requisitos que demanda la dolarización y no visualiza ninguna restricción a la libertad de usar los dólares que son de propiedad de cada ecuatoriano. Estas son en escencia las profundas diferencias entre las dos visiones.


¿Qué debe hacer el próximo gobierno para sostener la dolarización, promover seguridad jurídica y confianza a fin de atraer inversión extranjera para generar empleo?


Parece tan simple, pero esa es la receta que contiene en su vientre un conjunto de normas que configuran el papel del Estado en una sociedad que respeta las bases de la democracia, se sustenta en una economía mixta de mercado que ofrece elevados grados de certeza a los inversionistas y seguridad a los trabajadores, así como asegura el valor de los patrimonios privados con una moneda estable y confiable.


Para todo esto, lo primero es tener un compromiso firme e inviolable de manejar los recursos fiscales de forma equilibrada, transparente, eficiente y honesta. ¿Es pedir mucho? No, verdad. Pero en la práctica la experiencia dice lo contrario. Entonces, ahí esta la tarea inicial básica, que lo demás se lo construye con mayor facilidad.


¿Debe emprender las reformas requeridas esta Asamblea Nacional para cumplir con los compromisos con el Fondo Monetario Internacional, o habrá que esperar que lo haga la siguiente Asamblea?


Lo pendiente es la reforma al Código Monetario que tiene el propósito de blindar a la dolarización del asecho del gobierno a los fondos depositados en el Banco Central, así como de rescatarlo de la dependencia del ejecutivo que lo convirtió en su caja chica.


Se ha dicho tantas veces, pero es necesario reiterarlo: los recursos que tiene el Banco Central no son del gobierno. Los propietarios son desde los ecuatorianos que han puesto su dinero en el sistema financiero, las cooperativas o bancos públicos, así como todas las instituciones públicas que no son parte del ejecutivo. Y, lo que es más importante, el Banco Central ya no es emisor ni prestamista de última instancia, por lo cual no está configurado para hacer operaciones del tipo que hacen los bancos privados o las cooperativas.


Es la tercera vez que el gobierno envía este proyecto a la Asamblea. Las dos anteriores ni siquiera las tramitó violentando las normas constitucionales con una interpretación de sus responsabilidades inexistente, a la vez que cercenó las atribuciones del ejecutivo. Veamos cómo actúa ahora.


¿Cuál sería el camino correcto que adopte el Ecuador como política de Estado y tenga continuidad con el siguiente gobierno para abrir el mercado ecuatoriano afuera, fomentar más y diversas exportaciones y garantizar la provisión de divisas?


Los acuerdos comerciales (negociados con criterio y solvencia, para lo cual tenemos varios experimentados profesionales) son el vehículo que consolida esa línea de gestión de la política economica. Le ponen al país en condiciòn de igualdad frente a sus competidores y obliga a manejar con responsabilidad la economía. No hay otra forma de conquistar esos mercados pues es este instrumento el que se convierte en el imán que atrae inversión pues allá (en el resto del mundo) están las oportunidades de colocar productos nacionales en volumen representativo ya que el mercado nacional es muy limitado



Colaboración

Diario El Comercio

27 de marzo del 2021

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