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Inquietudes nacionales

Hay cifras contradictorias en materia de desempleo: el IEES afirma que hay 250 mil desafiliaciones. El ministro de Finanzas habla de 500 mil empleos menos hasta fin de año. Otras estimaciones cifran en más de 850 000 plazas por perderse.


Al leer la pregunta yo tampoco tenía claras las razones de sus diferencias. Sin embargo, de lo que pude recabar, se puede decir que las tres cifras no se contradicen a pesar de su aparente discrepancia. Explico: Según la OIT, el Ecuador podría llegar a tener 850 000 desempleados en el año en curso. Como el número de trabajadores que estaban en esa condición a fines del 2019 eran 311 000, el incremento neto de gente sin trabajo en este período va a ser de 540 000 ecuatorianos.


Por otro lado, el informe del 30 de junio del IESS determina que entre el 1 de enero y el 30 de mayo, se han desafiliado 259 000 aportantes activos, de los cuales 220 000 provienen de trabajadores con relación de dependencia, que es un número distinto, pero no muy diferente al de los 180 000 anunciados por el ministerio del trabajo, cuya diferencia puede ser resultado de fechas de corte distintos o de falta de compilación.


Es decir, para entender estas cifras (que ojalá las haya podido transmitir), y según las estimaciones de la OIT, en este año se esperan todavía algo así como 320 000 nuevos despidos o pérdidas de empleo (540 000-220 000), lo cual significa que la tasa de desempleo será 2.75 veces mayor a la del 2019, que podría expresarse también como del 10.9%, sin contar el subempleo.



¿Qué opina de las proyecciones del FMI sobre la pobreza y el crecimiento negativo de la economía en el mundo y América latina?


Dolorosas en casi todos los aspectos, para decir algo. Tiempos malos. Cae producción, cae empleo, cae inversión, cae consumo, se pierden empresas, se rompen cadenas de pago, recrudece la morosidad; obviamente, aumentan los indicadores sociales: más gente en la calle, más pobres, y todo en un ambiente que todavía no conoce su destino final. Las estimaciones iniciales de duración de la pandemia se quedaron cortas: cuesta más trabajo controlarla y las complejidades de la salida se hacen evidentes.


Esta segunda versión del FMI en lo que va del año profundiza la recesión y la coloca en casi el 5% para todo el globo. Los desarrollados marcan una caída del 8% y dentro de ellos, los europeos lo hacen al 10%. Por supuesto, atrás de estos indicadores hay toda una tragedia colectiva y la angustia de ver que no hay como remediarla de inmediato, pero se busca recuperar la esperanza


América Latina es, juntamente con Europa, la región más golpeada del planeta con una estimación de caída del 9.4% (!) que no se la recuerda en la historia económica moderna. Nadie escapa al fenómeno. Todos pagan su precio que, llevará a perder posiblemente más de una década de los avances logrados en la mitigación de las inequidades y el combate a la pobreza.


Habrá algunos millones de personas que retornarán al quintil inferior de ingresos. Sólo para apreciar la dimensión de los daños, repasemos otras cifras de la OIT: en el primer trimestre, la caída de horas trabajadas equivale a la pérdida (en todo el mundo) de 130 millones de puestos de trabajo; y, para el segundo trimestre el impacto esperado es de 300 millones (más de 100 veces todo el empleo adecuado del Ecuador).


La misma OIT, expresa que, de los 2 000 millones de informales, el 80% ya han sido afectados de manera significativa. Y, todo esto a pesar de la montaña de dinero que gastan los gobiernos para mantener a flote la estructura actual. (El FMI cree que el promedio del déficit fiscal en el mundo será del 14% del PIB!!! 10 puntos más que el 2019) Ya habrá tiempo para ver como se arregla este nuevo entuerto; sin embargo, ¿En dónde estaría la región y el mundo si la política económica no hubiera salido a frenar, en lo que ha podido, todo el daño que vemos cada día? Sólo pensar en la respuesta da escalofrío. Tenemos para rato y bien largo hasta volver a poner en pie todo el andamiaje económico y restaurar los daños sociales.


Uno de los miembros de la comisión asesora del presidente piensa que se debe fijar un impuesto al patrimonio, ¿cuál es su visión al respecto?


Hay que entender esta propuesta dentro de una reforma que contenga más elementos. No se la puede analizar de manera aislada. Debe ser parte o puede ser considerada en un conjunto de reformas que recuperen el sentido racional de la política tributaria, pues las reformas hechas con tanta malicia en los años del gobierno anterior la dejaron sin brújula ni mensaje. Hoy es un amasijo de tributos que perdieron el sentido de una política tributaria activa que no deja claro el mensaje de cuidar el empleo y la inversión.


La tesis de un partido influyente como el PSC es No más impuestos. ¿Cuáles impuestos son indispensables mantener, subir o revisar y suprimir?


En política económica las posiciones absolutistas no tienen cabida. El mundo cambia con enorme frecuencia y las necesidades de modernizar los instrumentos económicos, entre ellos los tributarios, requieren de una visión amplia y flexible. La selección de tributos, su modificación debe responder a criterios técnicos y no a prejuicios políticos. La realidad nacional impone un cambio tributario profundo.



Europa discute una cifra de 750 000 millones de euros para empréstitos o subsidios. ¿Hay algún proyecto parecido para reactivar la economía, la producción y el empleo en América Latina o Ecuador?


No. La región no tiene una organización colectiva. Además, la capacidad económica y la realidad monetaria y de reservas de la región no da para tanto. Cada país hace lo que puede. Unos más, otros raspan la olla.

Colaboración

Diario El Comercio

04/07/2020

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