top of page

Inquietudes nacionales

¿Una vez que el Gobierno perdió la posibilidad de hacer mayoría en la Asamblea, qué alternativas tiene para dar cumplimiento a sus compromisos en materia internacional?


Más allá de los compromisos internacionales que deben cumplirse, el país por su propio bien necesita corregir el rumbo de la economía pues, lo sabemos hasta el cansancio que, bajo las condiciones desequilibradas que aún persisten, no hay posibilidad de construir un futuro razonablemente auspicioso.

Si esto no se entiende, como ocurre con frecuencia enfermiza en el mundo de la política nacional, el derrotero seguirá marcado por más episodios de angustia, desesperanza y desocupación. Se debe reiterar una vez más que al dilatar decisiones o poner cortapisas a medidas correctivas sólo se construye pobreza y más inequidad.

El déficit fiscal sigue vivito. Es un potro encabritado que no quiere amansarse y bota a quienes quieren domarlo. Por eso se requiere colaboración amplia y decidida, interna y externa, para sacarlo de su violencia. Solos, como colectividad poco podemos hacer. Pero, como una que demuestra convicción en salir de esta encrucijada, puede conseguir ese apoyo internacional para tenerle como la fuerza complementaria indispensable que logra superar la resistencia y permite manejar la situación de una manera menos atropellada.

En definitiva, las tareas caminan por dos andariveles: el primero en el campo exclusivo del ejecutivo, donde recaen las decisiones de corregir parte del desequilibrio con una revisión de los subsidios, el mayor control de gastos, la puesta en orden de las finanzas en las empresas públicas; el segundo que requiere la colaboración de la asamblea para tramitar por lo menos tres reformas vitales: reglas macro fiscales que cierren toda opción al gasto desmesurado e irresponsable; reforma monetaria que recupere la autonomía del Banco Central y la unificación de políticas de control de riesgos financieros; y, finalmente la reforma laboral.

Si todo esto no lo va a enfrentar el país, poco se deberá esperar de la comunidad financiera internacional; y, claro, las responsabilidades políticas no podrán soslayarse.


¿Ya los diferentes precandidatos presidenciales se van perfilando cuáles serían las preguntas clave en materia económica?


Para todos el panorama es exactamente el mismo: ¿Cómo resuelven el estrangulamiento financiero de la economía que marca una asfixia en la gestión productiva? Al Ecuador le faltan dólares (que no sigan viniendo por más endeudamiento sino como respuesta a una economía con claros compromisos de gobernabilidad responsable), ya que sin ellos no hay posibilidad alguna de crecer. ¿Cómo genera incentivos para romper esa atonía en el mercado del trabajo cuyos indicadores son manifiestamente una prueba de la pésima conceptualización de la política económica? Hablamos de empleo adecuado y no de más informalidad. ¿De qué forma resolverá el déficit fiscal, pues las alternativas cruzan terrenos escarpados? ¿Qué se hace con el IESS?

Si existe sinceridad política y verdadero afán de servicio, los candidatos no pueden engatusar a la colectividad. Los problemas son demasiado serios como para ofrecer milagros o soluciones indoloras. De ahí que, una vez más se deje constancia de la necesidad de sacar a la política económica de la politiquería, de los cálculos electorales y rodearla de compromisos de estado básicos que anulen las orgías.


¿Es muy difícil la monetización de activos, su venta y las alianzas estratégicas? ¿Qué factor bloquea esta alternativa para conseguir recursos?


Así es y así debe ser, pues son decisiones extraordinarias, inusuales que ameritan la realización de un proceso transparente de valoración de esos activos de tal manera que quienes tengan interés en participar lo hagan de forma competitiva, sin ventaja alguna. Además, deben ser parte de una clara definición del papel del Estado en la sociedad.

Según las normas actuales la mayoría de estas operaciones se las pueden realizar bajo la modalidad de concesión, arrendamiento, entrega de administración, siempre y cuando el resultado contenga: una reducción del precio de los servicios (a favor de los consumidores) y la entrega de una suma al presupuesto como pago por el uso de las inversiones costeadas por el estado. Sin esos dos componentes no hay sentido en llevarlas adelante.

La venta de algún activo cae por excepción y debe ser realizada de igual forma de manera abierta, competitiva y con una valoración real que no implique el renunciamiento por parte del estado de una parte del valor justo de esa propiedad. Esto no quiere decir que no exista pérdida, sino que refleje el precio que realmente valga esa entidad.


¿Ya el mundo establece impactos por la crisis del coronavirus, ¿cuáles son sus principales ecos en materia económica y de exportaciones en el Ecuador?


Hasta el momento el país con mayor impacto es China y dada su importancia en el mundo actual, cualquier daño en su economía traerá efectos colaterales en las sociedades que tienen vinculo directo (Chile y Brasil lideran ese grupo) o que pueden recibir un rebote (Ecuador está por aquí). El comercio internacional, especialmente de alimentos tiene restricciones o dificultades iniciales y en ese plano el redireccionamiento de las transacciones hacia otros mercados es una vía que empieza a dar señales de entrar en ejecución. Obviamente, precio y cantidad tendrán su impacto. Para el Ecuador, el camarón da señales de posible colisión. El petróleo también decae y la lista seguirá incorporando productos si esta epidemia no logra ser controlada.


Colaboración

Diario El Comercio

15 de febrero 2020

bottom of page