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Inquietudes nacionales

Cómo evalúa la medida de liberar el precio de los combustibles. ¿Cuanto aporta al fisco y cuánto le impacta a la sociedad?


Hay varias formas de analizarla: como señal de un mejor ordenamiento de la política económica sobre el manejo de los precios en una economía de mercado. Dejar que reflejen la realidad y los consumidores decidan, en un marco de competencia los bienes que desean consumir y cuales desechan. Eficiencia y prioridad determinan la demanda. Segundo, abrir un mecanismo claro de subsidios que determine cuanto, cómo, a quien y porqué tiempo, la sociedad representada por el gobierno va a conceder un trato privilegiado debidamente justificado. Tercero, abandonar una política dispendiosa de un bien no renovable, que además causa daños al medio ambiente.


Cuarto, la existencia de un déficit fiscal que compromete la viabilidad del modelo económico exige su corrección; y, la presencia de un gasto (subsidio) de monto ilimitado y tiempo indefinido, con beneficiarios que no califican para esta subvención, además del aupamiento de transacciones ilegales (contrabando), justifica su adopción. Se dirá que hay otras opciones, entre las cuales podrían citarse: el aumento de impuestos (IVA de manera preferencial); cobrar las moras tributarias (que las hay y están sujetas a procesos judiciales); combatir la evasión (que es obligación permanente del SRI); y/o, reducir más los gastos corrientes (despedir más empleados).


Todas estas opciones (excepto el aumento de tributos) en la práctica son y deben ser parte de la gestión fiscal diaria, pero no alcanzan a cubrir la brecha y, por ello, la deuda pública crece y crece, que sólo podrá ser controlada cuando el sector público tenga superávit global. Y, si quieren una reflexión adicional: sin esta cobertura y sin más deuda, la pregunta que surge es: como atiende el gobierno las obligaciones cotidianas si no tiene plata. La respuesta nos lleva al borde de un precipicio: emitir moneda. Fin de la dolarización e inicio de una tormenta económica monumental.

¿Cuánto rinde la media? Entre el 1.5% y el 2% del PIB, dependiendo del tamaño de las medidas compensatorias. ¿Cuál el impacto en precios? En las condiciones actuales de una demanda interna restringida, el efecto no debería ser mayor. No lo he calculado, pero ante la inexistencia de la inflación, no debería esperarse un impacto que cambie notablemente ese cuadro.



Sobre las reformas que enviará el presidente a la Asamblea, ¿cuáles son cruciales y cuales podrían no ser aceptadas?


Todavía no las conocemos, pero si nos atenemos a la declaración inicial, la reforma laboral cambiaría la forma de concebir las relaciones entre trabajadores y empresarios sobre una base más equilibrada de respeto a los derechos de las partes en un mundo de alta movilidad laboral, vinculada con la productividad y mejor cobertura de los riesgos de nuevos emprendimientos, así como una racionalización (prorrateada en el tiempo) del despido intempestivo, puede ser un cambio que colabore a la reducción de la precariedad e informalidad de este marcado.

La segunda reforma sería la monetaria, que buscaría devolver cierta independencia al Banco Central, blindar el uso de las reservas internacionales (para proteger la dolarización) y recuperar la institución que era “el tercero creíble” para emitir informes independientes sobre la marcha de la economía. Finalmente, las normas macro fiscales y la recuperación de los mercados de capital, que vienen acompañadas por reducción de ciertos tributos. Veamos si estos postulados se confirman.



¿Cómo cataloga la responsabilidad de la clase política ante los retos de hacer viable la recuperación económica?


Uno de los temas pendiente en el país es la definición de los parámetros fundamentales de la política económica para llevar al país a niveles superiores y sostenibles de bienestar. El populismo perturba de manera agresiva la construcción de ese compromiso con sus mensajes falsos pero acogedores, en los cuales el mundo del futuro se lo consigue sin sacrificio ni esfuerzo.

Los latinos tenemos la tendencia a buscar líderes prodigiosos, que encubren sus malas artes y escasa ética en propuestas destructivas que crean conflictos entre las distintas clases económicas y sociales, para en esa convulsión usurpar los escasos ahorros construidos con enorme dedicación.

En estos días, con las excepciones conocidas, varios dirigentes han mantenido esa visión mesiánica y oportunista de capitalizar su proyecto poniendo sal en la herida social que trae consigo la medida de ajuste. Y, algunos lo han hecho a pesar de que durante su gestión o de su grupo o partido, hicieron lo mismo o algo peor.

La democracia demanda dirección responsable y para ello la cultura política necesita transparencia, consistencia y coherencia. Y, ese es un déficit crónico irresuelto.


¿Por qué no avanza ni la venta de activos ni los acuerdos público privados y cuánto perjuicio causa esa situación al país?


Ha sido mal manejada. Le faltó claridad y consistencia, con intromisiones de funcionarios que adelantaron decisiones sin respaldo técnico ni transparencia. El presupuesto dejó de recibir 1 000 millones programados.


¿Cómo evaluar las pérdidas de la economía durante estos días de paros, vandalismo y paralización, quién paga esa factura?


Un país parado o afectado una semana pierde todo lo que dejó de hacer más lo que destrozaron los vándalos. Todos perdimos. Cada uno en su actividad. Además de los valores materiales hay daños en la imagen internacional y de valoración de riesgo que destruyen proyectos que estaban en marcha o podían ser considerados.



Colaboración

Diario El Comercio

12 de octubre del 2019

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