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Inquietudes nacionales

¿Qué comentar del re cálculo de las expectativas de crecimiento que hizo el Banco Central? ¿Durante cuánto tiempo debe esperar la economía para despegar?


Se aproxima a las estimaciones presentadas con antelación por distintas instituciones, tanto nacionales como externas; públicas, multinacionales o privadas; de tal manera que, confirma la apreciación de una realidad que debe ser comprendida en toda su dimensión y complejidad pues no tiene una salida o solución inmediata.


Si el país consigue mantener las actividades en su nivel actual, medidas por supuesto en términos generales, pues habrá sectores que pueden tener algún grado de expansión, así como otros perderán valor, el resultado habrá que calificarlo de aceptable ya que las limitaciones frente a las cuales trabaja la economía son un óbice de enorme complejidad. Aquí vale decir: no le pidas peras al olmo.


Repito algo que lo he dicho en múltiples ocasiones: la recuperación de la economía depende del cuidado escrupuloso de los equilibrios macro, del cumplimiento estricto de las metas programadas, de la introducción de los cambios estructurales anunciados (tributario, laboral, institucional), de la negociación de acuerdos económicos con la Alianza del Pacífico y los EE. UU.; y, de la reacción que tenga la inversión privada a esta nueva configuración de la política económica. Todos estos son los condicionantes básicos, imprescindibles, que deben cumplirse para que el país recupere el dinamismo necesario para mitigar los problemas actuales.


Por eso, establecer un lapso para la recuperación no es posible. Sólo sabemos que aquello no va a ocurrir en un horizonte de corto plazo. Tomará algunos años. Sin embargo, esto no quiere decir que las actividades privadas no tienen una guía para encontrar oportunidades: ellas están en los mercados internacionales. Hacia allá hay que mirar la existencia de nichos que puedan ser explotados competitivamente; y, por supuesto, al turismo internacional receptivo.


¿Qué le parece el nuevo desembolso que hace el FMI al país y la valoración del avance de los aspectos de la Carta de Intención?


Son buenas noticias. Se las esperaba pues los términos contenidos en el informe de prensa de fin de la misión de evaluación del FMI, realizado hace algunas semanas, eran promisorios. Los mercados internacionales tenían la misma percepción y por eso el gobierno encontró la oportunidad para reestructurar el 80% de los bonos que vencían en marzo del próximo año. (En el nuevo informe se señala que, desde el 1 de enero al 14 de junio, el riesgo país cayó en 250 puntos básicos).


En general, los documentos que esta semana publicó el FMI y que contienen en detalle toda la evaluación del comportamiento de la economía, dejan un buen sabor dentro de un marco de trabajo que tiene altas dosis de dificultad ya que la economía política se desenvuelve en un ambiente de no muy fáciles acuerdos entre los diversos grupos sociales, políticos y económicos.


Este organismo mantiene su pronóstico de caída del 0.5% del PIB en este año, con una inflación muy bajita del 0.4%. Un déficit global del sector público no financiero (SPNF) del 0.3% del PIB y un superávit primario del 2.3%; mientras espera que las reservas brutas internacionales del BCE terminen el año con 4 679 millones de dólares.


La administración del FMI insiste en calificar la situación del sector externo como débil y no consistente con el nivel que se requiere para mirar un panorama de mediano plazo sostenible. La pérdida de competitividad sigue marcando esta advertencia con mucha fuerza. La brecha del de la cuenta corriente es del 3.8% del PIB y la tasa real de cambio está sobrevaluada en un 32%. Con el problema fiscal, son los dos nudos gordianos.


Al sistema financiero (banca y cooperativas) lo encuentra estable, pero la divergencia en el comportamiento entre el crédito y las captaciones ha llevado a una contracción de la liquidez, lo cual requiere de una vigilancia continua.


Hasta aquí las cosas lucen dentro del andarivel programado. Ahora, es bueno señalar que, si bien ya concluyó el segundo trimestre bajo el convenio trianual, la meta de reservas fue revisada a la baja por pagos de atrasos al exterior que no estaban inicialmente contemplados (las cuentas públicas siguen ofreciendo sorpresas. ¡Cómo se las manipuló y no hay un solo responsable!), pero en general se sostiene la meta de fin de año. Al momento de escribir esta columna no hay todavía información del segundo trimestre.


¿Cómo podemos afrontar la nueva evaluación de agosto?


En realidad, será en septiembre. Todavía es temprano para asumir una opinión con adecuados grados de certeza, aunque sí preocupa la dificultad que se ve en la reducción de los gastos corrientes de todo el sector público. Hay que recordar que la meta del total de gastos del SPNF (para todo el 2019) es recortarlos en el 2.3% del PIB.


Otro tema es el relativo a la meta de reservas internacionales netas, cuyo valor fue corregido para el fin de semestre (como se explica en la pregunta anterior) y posiblemente libere las dudas que existían sobre su cumplimiento. Finalmente el BCE deberá atender el compromiso de no financiar ni refinanciar deuda pública, que ocasionó un comentario negativo del informe.


¿El bajo crecimiento económico, la falta de empleo y otros aspectos nos pueden llevar a una recesión o al menos a una contracción de la economía?


Creo que la contesté en la primera pregunta. Sólo para ampliar la visión de la problemática vale decir que el problema de competitividad exige una re conceptualización de la política laboral.


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

06 de julio 2019

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