Inquietudes nacionales
¿Por qué razón pese a los anuncios de los Acuerdos con el Fondo Monetario Internacional se siente que la economía no despega? ¿Qué tiempo debe aguardar el país?
Respuesta simple: porque no tiene recursos suficientes para hacerlo. Se agotó el camino del endeudamiento público caro y desbordante (que hizo tanto daño y alimentó la corrupción); y, no existe todavía una respuesta sana, endógena, natural y conveniente de la inversión privada que lo sustituya en el papel de fuente de financiamiento. El acuerdo con el FMI y los multilaterales no busca crecer sino estabilizar la economía. Sus recursos (más baratos y de largo plazo) sólo permiten cubrir la brecha abierta (interna y externamente) por ese demencial crecimiento del gasto interno (fiscal y privado), pero no deja excedentes que lleven a tener una disponibilidad monetaria capaz de mantener activas las líneas de crédito que alimentan a las actividades nacionales.
Sin estos convenios, el país no sólo que no podía crecer sino que estaba condenado a una recesión, cuya profundidad y duración se la veía larga y complicada. Ahora es tiempo de poner en orden los múltiples desequilibrios, lo cual significa encontrar formas de reducir el gasto a un nivel compatible con una contribución de la sociedad que no le cercene sus posibilidades de crecimiento, para luego, con el tiempo, recuperar la dinámica propia de una economía confiable, que estaría asentada en normas de manejo prudente, especialmente en el campo fiscal, con una balanza de pagos mejor equilibrada y una red de reservas más cómoda.
A contrasentido del conocido elemental axioma matemático, es vital tener en cuenta que en economía el orden de los factores (entendamos de las decisiones y solución de los problemas) si altera el producto. Por lo tanto, si no se guarda un orden debido, lógico, secuencial, no se consigue la meta. Así que, todo a su tiempo. No nos engañemos. Estuvimos advertidos. No existen milagros ni mundos ideales.
El gobierno estudia liberar los techos de las tasas de interés, ¿qué le parece esto y adónde conduce?
No es recomendable abrir a la discusión pública este tipo de temas de forma anticipada. Sólo cuando la autoridad correspondiente toma la decisión se comunica. Ahí se explican las razones y los objetivos buscados. Romper esta discreción crea incertidumbres innecesarias. Aún más, para hacerlo hay que estar seguro del comportamiento esperado en ese mercado liberado y la conveniencia de que aquello ocurra. En otras palabras, tener un alto grado de certeza de que esa liberación, que en teoría es algo buscado y conveniente (creo además que en algún momento tendrá que se abordado, pero no lo veo claro en este momento), se la realice de forma tal que no traiga consigo problemas adicionales a los que existen y se busca resolverlos.
Para el caso, no sé cuales son los objetivos que buscan satisfacer. ¿Atraer capitales?, ¿Aumentar el ahorro? ¿Financiar una producción potencial?. Usemos un par de reflexiones, para tener más elementos de juicio: Si el objetivo es promocionar el crédito porque con eso se va a conseguir aumentar la producción, la expectativa de la política económica debería ser la de conseguir tasas de interés inferiores. ¿En las condiciones actuales de una balanza de pagos sin excedentes, cual es el camino para conseguirlo? ¿Hay una posibilidad real de atraer capitales al país, para lograr este objetivo? ¿El ISD que es la normativa vinculada con los movimientos de capital que realiza su trabajo de contención, va a ser eliminado? ¿Ya están claras las reglas tributarias que van a ser reformadas? ¿Hay un nivel de confianza privada que respalda esta previsión?...
Segunda reflexión: Ahora, otra opción puede ser la de encarecer el financiamiento de, digamos el consumo porque se lo considera excesivo e inconveniente (que no se si es cierto), las tasas deberían aumentar, lo cual contribuiría al control de la demanda interna y no al crecimiento de la economía. ¿Se busca esto? ¿no es contrario a lo que se acaba de decidir sobre liquidez del sistema? Entonces, antes de hacer un anuncio de esta naturaleza, la política económica debe precisar que puede y quiere hacer y, el orden de abordarlo.
¿Cómo entender la eliminación del impuesto verde, se reorganizará el sistema tributario en el marco de los acuerdos con el FMI?
Entiendo el objetivo, pero tal como se lo ha tratado es parte de la visión focalizada en una de las tantas distorsiones que se crearon con los innumerables remiendos realizados en los últimos diez años a la política tributaria. El monto no es relevante. No creo que el acuerdo con el FMI tenga efectos, pero es un parche sin visión de conjunto.
¿Qué opina de las consultas por la actividad minera? ¿Cómo garantizar la inversión transparente y con responsabilidad social y cuidado de la naturaleza? ¿Cómo controlar la minería ilegal que evade impuestos, trabaja con métodos poco ortodoxos y tiene conexiones siniestras?
Los metales son materias primas fundamentales de la organización económica moderna. Incluso, el desarrollo de la tecnología se basa en la utilización intensa de estos materiales. El mundo actual y del futuro no podrá funcionar sin estos elementos.
Esto no quiere decir que se permita la explotación irresponsable, que lleva la depredación de la naturaleza a niveles intolerables. Como tampoco es racional prohibir los proyectos que se someten a normas estrictas de cuidado ambiental.
Por último, las decisiones y compromisos deben guardar un orden. No es serio firmar contratos y luego desnaturalizarlos con decisiones posteriores. Los derechos de las comunidades deben ser compatibles con los de la sociedad entera.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
8 de junio 2019