Inquietudes nacionales
¿Cuál es su impresión de la Pro forma Presupuestaria?
Confirma la ciclópea dificultad que existe para desarmar todo ese complicado tinglado institucional público creado a lo largo de 10 años de la gestión anterior. Transmite por un lado el afán de seguir el proceso de ajuste; y, por otro, una débil decisión política para enfrentar los dilemas que entorpecen la racionalización del papel del Estado en la sociedad. De ahí que los montos de ajuste, si bien continúan en la dirección de racionalizar el gasto, no transmiten con la fuerza necesaria el mensaje categórico que se requiere para cumplir los objetivos de impulsar la inversión privada indispensable para contrarrestar la atonía del mercado laboral; y; reducir el riesgo crediticio internacional a fin de contar con flujos de capitales (por inversión o deuda) que permitan recuperar las reservas internacionales y mitigar la contracción monetaria.
Los cambios en las perspectivas del precio del petróleo en los mercados mundiales hacia una tendencia declinante o por lo menos no tan bondadosa como se la tenía presente hasta hace pocos días, demuestra o confirma la necesidad de manejar con cautela las estimaciones presupuestarias vinculadas con este producto. Precio y volumen de exportación parecen encontrarse en un nivel que amerita su revisión, lo cual significará encontrar rubros de gastos que deban reducirse en la misma proporción.
Si bien se aprecia un congelamiento en algunos rubros de gastos corrientes, especialmente por ese factor inercial de crecimiento que aparecía cada año (en remuneraciones) y ahora se lo ha eliminado, queda la duda del resultado real de la revisión de los contratos temporales u ocasionales que fue anunciado hace algunos meses, cuyas condiciones son incluso más onerosas para el Estado y que deberían ofrecer un efecto mucho más evidente en el monto de esas partidas.
La obligada reducción de la inversión pública complementa la visión de una economía débil y poco propensa a crecer, lo cual coloca un signo de interrogación a la estimación del PIB. Por cierto no es el único elemento pues sin duda la demanda agregada interna trabajará en un ambiente de contracción de recursos.
¿Considera adecuado estimar en ese instrumento el pago de los valores adeudados por el Estado al IESS, en qué medida?
El Presupuesto es idóneo para registrar los ingresos y egresos que debe realizar el gobierno nacional y sus instituciones relacionadas. No hay otra forma de anotar la obligación que tiene el Estado de cubrir el 40% del valor de las pensiones jubilares del IESS, así como lo hace con los fondos previsionales de las FFAA y de la Policía, entre tantos otros subsidios implícitos o explícitos, cuyo monto crece y ha llegado a un nivel que desarticula y pone en peligro la estabilidad de la política fiscal.
Aún más, todavía está pendiente la liquidación de los recursos utilizados del Fondo de Salud (que contagió al Fondo de Pensiones) para atender las prestaciones familiares que irresponsablemente implantó el gobierno anterior sin ningún respaldo financiero.
Hay críticos que cuestionan que se haya sobre estimado el PIB para el siguiente año y se establezca una meta de crecimiento complicada de cumplir. ¿Qué decir de la falta de dinámica de la economía?
Las he visto y comprendo las razones que las sustentan. No se cuánto se pueda modificar la proforma suponiendo cero crecimiento o algo cercano. Más que un problema fiscal, esta perspectiva es una advertencia de lo difícil que será salir de esta trampa si no hay una enérgica participación de las iniciativas privadas, tanto en el plano de hacerse cargo de un sin número de proyectos públicos (bajo licitaciones abiertas, con auditores internacionales), como de emprendimientos puramente particulares.
Incluso no está lejos la posibilidad de volver a una etapa recesiva. Son tan débiles los agregados nacionales que cualquier evento imprevisto puede tener consecuencias impensadas. Por eso, es urgente comprender que sin la recuperación de los equilibrios macroeconómicos y la recuperación de ciertos indicadores (ejemplo: reservas internacionales), el camino tendrá obstáculos que pueden llegar a ser insalvables.
¿Cómo completar el déficit, se debe re perfilar la deuda con China, acudir a los multilaterales o llegar finalmente al Fondo Monetario Internacional?
Todo son elementos insustituibles de un Programa Económico. El país está financieramente estrangulado. No tiene recursos disponibles para trabajar con tranquilidad. La balanza de pagos necesita influjo de capitales. El gobierno también y no quedan atrás las actividades privadas. Ergo, eso hay que hacerlo. Los multilaterales valen por su representatividad en los mercados mundiales. Por la señal de confianza que emiten. Pero la política económica es responsabilidad del país.
¿Cómo analiza los nuevos créditos del Régimen para completar las metas de este 2018?
Los mercados internacionales no están muy dispuestos a prestar a muchos emergentes. Han aumentado sus valoraciones de riesgo y no ofrecen recursos con la generosidad con la cual estuvieron trabajando hasta hace pocos meses. En ese marco hay que evaluar la gestión pública y por eso además es necesario profundizar la política de austeridad. No hay mucho para escoger, de ahí que la presencia de un acuerdo con el FMI es indispensable.
A pesar de ello, el repo del Credit Suisse tiene mejores condiciones de las que habíamos visto en operaciones anteriores.
Las provenientes del Banco Mundial, la CAF y otras instituciones multilaterales son las estándares de largo plazo y bajo costo.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
10 de noviembre del 2018