Inquietudes nacionales
¿Qué se puede esperar de los anuncios económicos del Gobierno?
Las últimas declaraciones de altos funcionarios del ejecutivo dejan un muy claro mensaje, que no lo tenían expresado con tanta precisión: la situación fiscal es calamitosa. No existen recursos para atender las necesidades corrientes del gobierno. Precisan además y, de esta forma rectifican su opinión al reconocer la “quiebra” del Instituto Ecuatoriano de Seguridad social. Ahora, falta poner en el tablero la delicada estructura financiera del Banco Central del Ecuador y tendremos los tres grandes temas, que por supuesto no son los únicos, vinculados con la irresponsabilidad con la cual se manejaron estas instituciones.
Si nos atenemos exclusivamente a ese tema, que sin lugar a duda es el más complejo y la raiz de muchos de los otros dolores de cabeza que tiene la sociedad ecuatoriana, la base o el sustento fundamental del plan debería radicar en la aplicación de un recorte de gastos, para el ambito del presupuesto, que será una combinación de corrientes e inversión o de capital, en una proporción lo suficientemente significativa como para transmitir una señal de decisión política indiscutible.
Pero a la declaración debería seguirle el compromiso de cumplir con el propósito, ofreciendo un mecanismo de evaluación y seguimiento que permita llevarlo adelante y corregir sus desviaciones.
Esta línea de gestión debería traer otro compromiso vinculado con la recuperación de las facultades innatas del Banco Central, que además de su independencia institucional, sobresale la recuperación de la prohibición de financiar cualquier déficit público, la devolución de su función de ente responsable de emitir la opinión sobre la sostenibilidad fiscal, la conveniencia del programa de endeudamiento y la evaluación de la marcha de la economía.
Por la necesidad de transparencia, con la cual se ligó el gobierno, es indispensable rescatar aquellos organismos que colaboran con sus criterios y se convierten a veedores confiables de la sociedad. Eso ya se busca con los cambios en proceso de realización de los distintos organismos de control. Igual debe hacerse con esta delicada entidad.
Respecto del IESS, su especial responsabilidad amerita la conformación de una comisión técnica de reconocido nivel.
¿Se puede reducir o dirigir subsidios? ¿Cómo racionalizar el gasto público?
Este capítulo de la política económica, conjuntamente con el relativo a la estructura tributaria debrán tener un espacio de discusión y solución en un término no muy lejano. Son aspectos que merecen consideración especial y que por lo mismo deben madurarse con el debido cuidado.
Por el momento no soy partidario de tocar este tema. No creo que exista espacio dentro de un programa, que nos guste o no, deberá ser gradual y muy cuidadoso con los estratos sociales menos protegidos. Tampoco creo en la posibilidad de aumentar tributos, de cualquier naturaleza y bajo cualquier pretexto. La situación de competitividad no da espacio para más recargos en costos y si creemos que la vía para salir del entrampamiento actual es el impulso a todo tipo de actividad que traiga dólares al país, más bien es momento de desarrollar incentivos que vuelvan atractiva la inversión.
¿Cuánto se puede esperar de la venta de activos del Estado y en qué tiempo?
No veo que esto sea posible en un período razonablemente corto. Además, me parece que pueden haber otras formas de compartir la administración de aquellos activos en los cuales la gestión pública ha sido deplorable. Pero por esta vía, lo que se consiga, haciendo una selección sensata y razonada de los activos que se desea enajenar, de la cual quede claro la redefinición del papel del Estado en la economía, deberá llevarse adelante con la transparencia que asegure la obtención del mejor precio y no permita encubrir hechos de corrupción.
El plan de sostenibilidad fiscal debe descansar en el concepto de “ahorro”, es decir calificar la calidad del gasto, selecccionarlo y eliminar aquel que no ofrece rédito socio económico.
¿Qué opina de las declaraciones del ex ministro Carlos de la Torre sobre la economía?
Salió del gobierno para reconocer la gravedad del problema. Antes rechazaba esa realidad. Siempre manifestó haber conseguido mediatizar la gravedad poniéndole al país bajo condiciones menos dramáticas. Hoy afirma que se ha producido un deterioro fiscal de singular dimensión a pesar de las pocas semanas transcurridas desde su salida, sin que sea posible apreciar los hechos que justifican o explican esta nueva valoración de la perspectiva nacional.
¿Es viable que la Asamblea modifique la relación deuda-PIB elevando su porcentaje?
Es un tema delicado que requiere una consideración muy cuidadosa ya que sabemos que, bajo cualquier programa económico, incluso uno de características de shock ( que no lo recomiendo), será necesario contratar nueva deuda y aceptar que durante un período de transición, de duración dificil de definir, tendrá que crecer o aumentar, hasta que se vean los resultados del reordenamiento: la economía vuelva crecer, se activen otros mecanismos de financiamiento como la inversión privada y el país recupere su capacidad de pago sin comprometer su dinamismo.
Cerrarle las puertas al gobierno, obviamente bajo un plan de reordenamiendo fiscal e impulso de la inversión y mejoramiento del empleo, sólo podría ocasionar una convulsión económica de pronóstico reservado.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
31 de marzo 2018