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Inquietudes nacionales

  • Abelardo Pachano
  • 18 mar 2017
  • 4 Min. de lectura

¿Cree usted que el próximo presidente pueda renegociar la deuda con China: si, no, parcialmente, y en qué condiciones?


Es absolutamente obvio la trascendencia de esta interdependencia dentro de la configuración de un plan nacional de recuperación de la economía. Las relaciones económicas, de toda índole con este país necesitan una estrategia particular, cuidadosamente delineada a fin de encontrar un punto de coincidencia entre las necesidades y conveniencias del Ecuador con las correspondientes a esa contraparte.¿Cuáles serán las condiciones y características que pueda alcanzar esta negociación? No creo que estemos en condiciones de decirlo, pues reitero, aquello deberá ser consistente con el plan escogido por el gobierno para superar la profunda crisis por la que atraviesa el país. Depende también del resultado electoral. Finalmente, si lo sabríamos, sería un error estratégico de fondo hacerle público.


¿Qué impacto y cómo manejar el déficit fiscal que tendremos este año, que debe hacer el próximo presidente?


La actual línea de gestión de la política fiscal ha llegado a un nivel que contaminó cerca de todas las actividades y sectores de la sociedad ecuatoriana. Casi no hay resquicio financiero que haya escapado del abuso por parte del gobierno para cubrir el déficit fiscal. Ahí están los ejemplos del IESS, ISFFA; ISPOL, BCE, Fondos del Magisterio, entrega de campos petroleros, seguro de depósitos, anticipos de exportación futura, atrasos a proveedores, y una serie interminable de otras operaciones.


Es noticia diaria los nuevos endeudamientos requeridos para atender las obligaciones operativas comunes de las distintas instituciones públicas. Al cierre de cada mes, la angustia por el pago de emolumentos se visualiza, por lo menos últimamente, en la utilización de la liquidez del BCE. ¡Y no para! No importa el daño a uno de los pilares de la dolarización. Esto ocurre, porque no existe decisión de racionalizar los gastos y adecuarlos a la realidad nacional, que no soporta la carga fiscal a la que le llevó este gobierno.


Eso lo sabemos. Creo que hay conciencia en el país de la necesidad de reordenar el tamaño, las funciones, responsabilidades, en definitiva el papel del Estado en la sociedad. Que pena tener que volver a algo tan primario, elemental, que debería haberse resuelto hace mucho tiempo, pero que algunos se encargaron de destrozarlo. Hicieron chichirimico los principios de una política fiscal responsable. Se mofaron de ella y ahora toca volver a discutirlos.


También esta claro, que el nivel actual de la brecha fiscal es corrosiva para el país. Tiene que ser redimensionada bajo un plan de selección de las actividades vitales y fundamentales del Estado y el desmembramiento de las secundarias.


¿Se viene un ajuste gradual o de shock? ¿Puede el siguiente gobierno mantener el ritmo de gasto público, la inversión y el Presupuesto?


No lo sé. Pero, mi criterio es favorable a manejar la crisis con decisiones graduales, muy calculadas, que prevengan daños sociales adicionales. Me parece que será necesario entender que la corrección demanda un lapso considerable. Además, será indispensable perseverar en una línea de gestión, guardando coherencia, sin sobresaltos.


Para todo ello, el nuevo gobierno requerirá informar con claridad el estado del país. Corregir los indicadores alterados. Volver a dar transparencia a la gestión pública. Ser un ejemplo de austeridad y de manejo responsable de los fondos públicos.


Por todo lo anterior, es obvio que los recortes de gasto van a formar parte de las vivencia de esta transición hacia un nuevo esquema de desarrollo económico, cuyos bases fueron dinamitadas por esas visiones heterodoxas que la historia, especialmente de América Latina ya las calificó como despojos intelectuales.


¿Qué se debe hacer con el IESS para preservar su existencia en el tiempo?


Volver a las discusiones que tuvo el país en el año 2001 cuando lo rescató de su inminente quiebra. Restablecer paradigmas que le aseguren el cumplimiento eficiente de sus obligaciones, el respeto a la propiedad de los fondos; y, le inmunicen de la acción política.


Hoy, de todo eso, no queda nada. El esqueleto tiene escoliosis grave. Ya no hay músculos financieros. En poco tiempo carecerá de los escasos ahorros que se pudieron acumular hasta el año 2014, para cumplir con las pensiones y la atención de la salud.


La situación es muy mala, aunque quienes la han dirigido niegan esta realidad. Será necesario entablar conversaciones entre todos para buscar una forma de librarle de tanto abuso político. No se respetaron sus derechos. Se lo convirtió en otra caja chica y por ese camino el fin es muy desagradable.


Me parece vital excluir al gobierno del manejo de esta institución. Buscar una fórmula que asegure una gestión eficiente, competitiva, responsable, con controles muy severos y sanciones ejemplarizadoras.


¿Qué impactos puede tener en el país, en sus exportaciones el incremento de tasas en Estados Unidos que pondrá en práctica la Reserva Federal?


Sabemos desde hace buen rato que estas decisiones estaban en camino y, van ejecutándose en función de la evolución, fortaleza y consistencia de la economía norteamericana. Esta semana la FED volvió a subir los intereses por segunda vez en tres meses y se avecinan más de lo mismo.


En esa perspectiva, el dólar tenderá a revaluarse, ser más fuerte. Es un ciclo en camino. Los países dependientes de esa moneda, el Ecuador de manera particular, deberán enfrentar una pérdida de competitividad de sus exportaciones, posiblemente precios menores de sus productos y un encarecimiento de las líneas internacionales de financiamiento.



Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Marzo 18 del 2017


 
 
 
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