Inquietudes nacionales
Qué comentario hace de la nueva emisión de bonos, su plazo y tasas de interés?
Sigue incólume el proceso de endeudamiento. No habrá cambios hasta mayo cuando fenece el período de este gobierno. Lo hemos dicho y reiteramos: la política económica en vigencia seguirá inmutable. Sólo si no encuentra fuentes de financiamiento, externas o locales, podrá morigerar su enorme inclinación a un gasto público desbordante.
Aún en ese caso, buscará la forma de soslayar esta limitación mediante acumulación de atrasos o, incluso, a travésdel uso de los escasos ahorros privados que aún escapan a su insaciable apetito fiscal. Lo visto en esta semana con la utilización adicional de 550 millones del Banco Central y la emisión de 88 millones en Títulos de la misma instituciónpara pagar atrasos a los organismos provinciales y locales, confirma esta predisposición.
Con estas operaciones, el Banco Central continúa utilizando los depósitos de las entidades públicas y una parte de las reservas bancarias, para solventar las urgencias presupuestarias del gobierno. Entre estas y las otras, esa cartera ( sin los TBC ni los créditos a la CFN y ex BNF) está en el borde de los 5 000 millones de dólares. ¡Quién hubiera pensado que se iba a llegar a ese nivel! ¡Importa un comino desafiar uno de los pilares de la dolarización! Y, como van las cosas,no llamará la atención si lo superan.
El peligro sistémico derivado de un BCE débil, escaso en defensas, aumenta.
Desde el año 2014, el gobierno ha negociado en los mercados internacionales bonos por 7 250 millones de dólares. Todos a tasas desproporcionadamente altas. La última sigue la misma línea. No sabemos la forma de amortización en los 10 años, pero los intereses con seguridad se deberán pagar cuando menos semestralmente. Sólo por estas emisiones, el presupuesto tiene una carga adicional de intereses anual superior a los 700 millones, mas de lo que se gasta en el bono de la pobreza.
¿Es creíble el compromiso del ministro de finanzas de no acudir a una nueva emisión de bonos hasta el final del gobierno?
No sé cómo puede cumplir este compromiso, pues al mirar los datos del presupuesto del 2017, que de acuerdo con la ley, es el mismo del 2016, por ser año de elecciones, existe una brecha fiscal por financiar de un poco más de 9 000 millones, que no se la ve posible de conseguir en el mercado interno sino de manera parcial. Y eso, complicando la situación de liquidez de instituciones como el IESS, BIESS, BCE o sistema financiero.
¿Acaso no va a pagar a tiempo ciertas obligaciones? ¿Va a reducir los gastos? Algo de lo primero puede hacerlo, pero no encuentro disposición para lo segundo. Basta señalar que en la ejecución del presupuesto del 2016, no se aplicó ninguna austeridad fiscal. ¿Porqué lo van hacer en el 2017, año de elecciones?
Hacia finales del 2015, el ministro de finanzas (de aquel entonces, pero vocero oficial del gobierno) afirmó que a partir del 2016 no se contratarían nuevos anticipos petroleros. Pues bien, los hechos demostraron la inviabilidad de ese compromiso. Se siguen haciendo esas operaciones. Igual sucederá con el compromiso del presidente del BCE de recuperar todos los créditos concedidos al gobierno nacional y devolver los recursos a las reservas internacionales, antes del fin del actual mandato.
Entonces, con estos antecedentes, y vista la perspectiva inmediata de una caja fiscal muy estrecha, este nuevo compromiso parece difícil de ser ejecutado.
Comente usted las cifras de desempleo y sub empleo que dio a conocer el INEC.
Confirman la presencia de una marcada situación económica de recesión. El deterioro de los indicadores del mercado laboral es general. Cae el empleo adecuado, es decir hay menos trabajadores que a fechas similares (diciembre) de los años 2013, 2014 y 2015. Sólo en el último año hay casi 250 000 trabajadores menos que el anterior, lo que pone a la tasa de ocupación de este tipo de empleo en apenas el 41%, más baja incluso que la del 2007 y 8 puntos menor que la del 2014. Si este indicador no confirma la existencia del problema económico, ¿cuál lo hace?
En lo relativo al subempleo, la situación camina por igual tendencia. Hay más personas en estas condiciones de insatisfacción e informalidad laboral. En el 2007, el porcentaje era del 18% y a fines del último año bordea el 20%. Sólo en el último año se acumularon más de 500 000 subempleados a los anteriores.
Finalmente el desempleo abierto también subió. No mucho, pero lo hizo. Volvió a superar el 5% y también es superior a toda la serie desde el 2007.
Dos reflexiones: la demanda laboral es muy débil, casi inexistente, y la política laboral no ha apoyado la formalización de este importante mercado.
¿ Le parece que hay una recuperación de la economía, de acuerdo a la evaluación oficial?
No. Lo que se aprecia es la acumulación de recursos financieros como consecuencia del amontonamiento de deuda pública destinada a cubrir la brecha fiscal. Por eso el crecimiento de este indicador sigue siendo explosivo y deformador de la estructura macroeconómica.
La deuda pública, más o menos bien contada, supera los 50 000 millones de dólares, sin tomar en cuenta dentro de ella a las obligaciones desconocidas con el IESS, que entre salud y pensiones, superan los 4 000 millones de dólares.
La balanza de pagos no tiene grados de libertad para recuperar la vigorosidad del mercado interno. El consumo nacional sigue deprimido. Las importaciones no pueden crecer o recuperarse. Están condenadas por la caída de las exportaciones y la ausencia de flujos de capitales privados. En ese ambiente, con reducción posible de la inversión pública, por razones obvias, pensar en una recuperación de la actividad económica, no es real.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
Enero 21 del 2017