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Una nueva apuesta

No han pasado 10 años de la última crisis mundial y ya están de vuelta propuestas económicas que ponen otra vez en compromiso a los presupuestos fundamentales de la estabilidad. Los mercados se ilusionan con las ofertas, en algunos casos con cierto fundamento, pero en otros sólo por expectativas. Así es el mundo. Por eso los ciclos descritos por el economista soviético Kondratiev, que luego fueron modulados porSchumpeter y otros, seguirán manteniendo su vigencia.


América Latina fue, en su momento, un gran laboratorio económico en la búsqueda de encontrar un camino que le lleve a resolver sus problemas. Por su angustia, probó de todo. Algunas cosas le salieron bien. En muchos campos fracasó, especialmente en su visión de crecer hacia adentro, con barreras al comercio y un estado muy aplicado en las incentivos fiscales de la escuela keynesiana.


Pero aprendió. La mayoría de países saben lo que no deben hacer. Entendieron que la perseverancia acompañada de la consistencia, ofrecen resultados tangibles. No hay magia en la economía. Hay esfuerzo. Con educación se capitaliza al ser humano y eso da los mejores frutos.


Ahora en EEUU, luego de algunas décadas de apertura e interrelación económica, se proponen ingredientes de antaño. Expansión fiscal de corto plazo con impulso a la inversión en infraestructura, reducción de impuestos y regulaciones a empresas y personas, retorno de capitales, potencial proteccionismo, regreso a la restricción monetaria y, en conjunto mayor incertidumbre a largo plazo, pero con mejores expectativasinmediatas.


Mientras el gasto en infraestructura impulsa el crecimiento, la restricción al comercio la contrae. A la vez, la reducción de impuestos que incentivan la inversión y el consumo, conjuntamente con el regreso de capitales contribuyen al dinamismo, en tanto el aumento de los intereses le constriñe. ¿Entonces, será posible que el impacto neto lleve el crecimiento del PIB a la meta del 4%? Esa es la apuesta. Y eso lo sienten los mercados. ¿Qué pasará en el resto del mundo?


Por supuesto, los obstáculos al comercio en la búsqueda del desarrollo hacia adentro, en adición al impacto en el crecimiento, deterioran la competencia, impulsan los precios que llevan a la revisión de salarios, cuyo efecto en la inflación trae consigo tasas de interés más altas. Y por ese camino, la estabilidad se pierde en el horizonte.


Pero eso no lo ven. Muchos creen que el nivel de integración económica es tan alto y los compromisos adquiridos con la OMC y los Acuerdos de Libre Comercio tan complejos, que las revisiones no podrán alterar esa realidad. Ya lo veremos.Somos espectadores con intereses afectados.


Colaboración

Editorial Diario EL COMERCIO

02 de diciembre del 2016

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