El mundo a tres velocidades
Así lo miran los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales reunidos hace pocos días en su cita anual de primavera en Washington. Los países emergentes creciendo a ritmo de crucero, mientras en las economías maduras, unos lo hacen a tasas bajas pero positivas y otros no salen de la recesión.
Pero el dolor de cabeza no es exclusivo de la capacidad de crecimiento sino de las dificultades en crear empleo y hacerlo de forma que reduzca las presiones sociales, en especial de las generaciones jóvenes, cuya tasa de desocupación en algunos países llega al 50% de su población en edad y con interés de trabajar.
Encontrar la fórmula que combine crecimiento y empleo concentró las discusiones de esta cita, cuya conclusión modifica la visión sobre la solución de la crisis: no hay un camino exclusivo para hacerlo. Es posible encontrar distintas combinaciones de políticas fiscales, niveles de endeudamiento, reformas estructurales, política monetaria para resolverla.
De esta forma flexibilizan el enfoque actual y ofrecen un espacio de reflexión que sin duda alguna traerá novedades en los condicionamientos de los programas de ajuste, en especial de aquellos países adheridos con mucha rigurosidad al manejo de un déficit fiscal en caída aguda con fuertes limitaciones en el acceso a los mercados financieros para cubrir sus brechas.
Esta nueva dimensión del problema mundial no abandona la línea ortodoxa, pero se aproxima a la visión keynesiana de desequilibrios temporales que pueden manejarse con planes sustentables de recuperación de los balances macroeconómicos en plazos que minimicen los daños sociales.
Puede ser coincidencia, pero lo cierto es que en estos días se conoció el resultado de la investigación de Thomas Herndon, joven estudiante de doctorado en economía de UMass Amherst, quien encontró errores en los cálculos del reconocido estudio de dos prominentes profesores Rogoff y Reinhart: “Crecimiento en tiempo de Deuda”, cuya conclusión señala que países con endeudamiento superior al 90% del PIB pierden capacidad de crecimiento frente a sus pares con menores obligaciones.
Con los nuevos los cálculos, la conclusión no es decisiva y por lo tanto la política de austeridad rigurosa que descansaba en este trabajo perdió terreno académico y ahora político. Krugman, el premio nobel del 2010, reconocido defensor de la anti austeridad refuerza sus argumentos con este estudio y, los autores a la vez que reconocen sus errores consideran que los nuevos cálculos no cambian su definición sobre la austeridad.
Estos son los debates que enriquecen al mundo: serios, transparentes, creativos, de ideas, que combinan política circunspecta, no dogmática, con responsabilidad académica. Sin insultos.
DESTACADO
Un estudiante pone en jaque la política de austeridad total y abre un debate mundial.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Abril 25 del 2013