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Inquietudes nacionales

La cifra oficial dice que la inflación bajó en diciembre del 2012. ¿Usted qué opina?


Los datos oficiales así lo señalan por lo cual la meta de inflación establecida en el 5% para el año que feneció se pudo cumplir. Hay inclusive un margen favorable en lo obtenido pues ella se ubicó en el 4.16% por debajo de la correspondiente al 2011 cuando llegó al 5.41%.


Para llegar a estos resultados se produjo una retracción de los precios de las comunicaciones y de aquellos productos encasillados como parte de Recreación y Cultura, mientras alimentos, vestuario, muebles y artículos del hogar desaceleraron de manera importante su tasa de variación anual. Por ejemplo, mientras los alimentos en el 2011 aumentaron su precio en casi el 7%, en el 2012 estuvieron muy cerca del 5% anual. En vestuario es más elocuente el cambio de ritmo: pasaron de una inflación también del 7% al 2.6% entre el 2011 y 2012.


Bebidas alcohólicas por su parte tuvieron aumentos fuertes a lo largo de todo el año recién concluido (19%) como respuesta de las mayores imposiciones tributarias, aunque por alguna razón desconocida la información procesada por el INEC determina que en diciembre sus precios cayeron en el 1.1%.


Para la caída de precios de diciembre contribuyeron los productos más importantes de la canasta familiar: alimentos, bebidas alcohólicas, vestuario y zapatos, recreación, cultura, llevando el resultado final a una mejora en este índice nacional en 0.19%.


Si queremos aterrizar en productos específicos, la información señala que el pescado, la leche, el queso, los huevos, los aceites, las grasas, las legumbres, las hortalizas, las aguas minerales, los refrescos, los jugos de frutas, los licores, los equipos fotográficos, los de procesamiento e información, los juegos, los servicios de recreación, los libros, tuvieron precios de venta inferiores a los del mes de noviembre anterior.


Hasta aquí las cifras oficiales. Internacionalmente la inflación se mantiene en un nivel muy alto al medirla en términos de mantenimiento de competitividad de los productos ecuatorianos bajo el sistema de dolarización, pues los índices de precios de los principales países con los cuales tenemos relaciones comerciales importantes son inferiores al ecuatoriano.


Este indicador es muy sensible a la opinión de los consumidores. Con frecuencia está sometido a críticas pues muchos estratos sienten que los resultados de sus adquisiciones no son compatibles con los datos ofrecidos por el gobierno y, eso puede ser cierto pues el indicador de inflación sólo recoge el impacto de la canasta determinada como básica para un estrato socio económico de clase media baja y no de toda la estructura social de la sociedad. De ahí, que el impacto real en el presupuesto de las familias de clase media y alta sea posiblemente superior. Además, este indicador podría estar desactualizado en la composición de los hábitos de consumo general de la población actual.


De la estructura del Presupuesto, ¿Es importante o no que se destine US$ 2.000 millones a obra pública?


Claro que lo es. Obviamente su utilización en los distintos proyectos debe guardar un criterio de prioridad social marcada por el escrutinio de un proceso de contratación abierto y competitivo que asegure la consecución de las mejores condiciones técnicas y económicas e impidan la existencia de actos corruptos.


En los seis años de este gobierno, el presupuesto de Obras Públicas ha dispuesto de 9.100 millones de dólares, más del doble de lo usado en los seis primeros años de este siglo.


Buena parte de estas obras en aeropuertos, carreteras, puentes, centrales hidroeléctricas se las realiza con créditos obtenidos del BID, el gobierno chino, CAF, deuda interna y no incluye conceptos como compra de vehículos, maquinaria, edificios ni las transferencias hechas a los gobiernos locales y provinciales.


Para el año 2012 el valor entregado es equivalente al 2.6% del PIB (2.160 millones de dólares) mientras los gastos en sueldos han alcanzado el 10% del PIB. En el presupuesto superan los 7.400 millones de dólares, en tanto que en todo el sector público ya está en los 8.500 millones de dólares que se financian con la totalidad de recaudación de los impuesto a la renta (3.300 millones de dólares) e IVA (5.300 millones más). En palabras simples: casi todo el esfuerzo tributario sólo sirve para el mantenimiento de los 530.000 empleados públicos.


¿En qué medida se ha aplicado el Código de la Producción?


De lo que se conoce muy poco. Si existen casos de aprovechamiento de las disposiciones de esta ley, deben ser excepcionales pues las decisiones emanadas del gobierno con posterioridad a la expedición de este código y enmarcadas en las reformas tributarias e interpretaciones inconsistentes de las disposiciones de ley, han dejado sin piso los aparentes incentivos ofrecidos a la inversión privada que pretenda localizarse en aquellas regiones consideradas como prioritarias, incentivos ya de por si complejos de cumplir por la serie interminable de condicionantes y penalidades determinados en ese cuerpo legal.


¿Qué impacto puede tener el alza salarial aplicada en la economía nacional?


Marcará dos efectos conocidos y que son evidentes: producirá un aumento de precios y por otro lado traerá consigo un desestimulo a la contratación de mano de obra en la proporción determinada por los casos en los cuales la productividad sea inferior al salario establecido. Un ejemplo de este desplazamiento es la reducción de empleadas domésticas, que hasta la última encuesta de empleo (septiembre del 2012), 144.000 trabajadoras habrían perdido su trabajo.


¿Cómo reducir el subempleo?


Pregunta compleja. Es un problema estructural de la sociedad ecuatoriana cuyas raíces o causas empieza por la formación educativa de las clases media baja y baja, cuya dependencia en la educación pública, la escasa formación de las madres, las restricciones económicas familiares que impiden la asistencia a clases de forma regular, los problemas derivados de la mala alimentación- por fortuna no en todas las áreas marginales-, la escasa asistencia de salud, conforman una realidad que marca el destino de buena parte de las generaciones que se incorporan cada año al mundo real.


A esto se suma una política económica poco adherida a principios que incentiven empleo formal, apoyen la inversión privada y mantengan reglas tributarias estables o predecibles.


DESTACADO


El impuesto a la renta y el IVA sólo sirven para pagar los sueldos del sector público que demanda 8.500 millones.


Colaboración

Diario El Comercio

10 Enero del 2013

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