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Se acaba el tiempo

Van a ser seis años de gobierno, tiempo suficiente para encarar los resultados de la gestión realizada. Ya no caben las acusaciones al pasado. Es momento de asumir responsabilidades políticas. La transformación del Estado ha llegado a un punto de pérdida de las condiciones básicas de un régimen democrático. Y la economía transita hacia la consolidación de un modelo de intervención del Estado que generaliza controles, fija precios, establece márgenes, limita mercados, restringe ámbitos, pone cupos, establece prohibiciones. En resumen restringe libertades. Tiene dificultades en aceptar las reglas de una economía de mercado regulada y competitiva. Trabaja en la línea de la imposición y no de la promoción.


El gobierno, en este largo período de gestión ha dispuesto de una abundancia de recursos fiscales como ningún otro en la historia. Y eso no le alcanza para su plan de gasto. Ha vuelto por la senda del endeudamiento pues no confía en la inversión extranjera. Si la atrae, lo hace con poco entusiasmo y condicionado por las circunstancias.


Los resultados del sector petrolero están a la vista y son un ejemplo de esa relación. La producción no ha recuperado el nivel que alcanzó en el año 2006. Sigue estancada en los 500.000 barriles por día y la única esperanza de volverla positiva radica en los contratos de recuperación firmados con compañías privadas. El país ha perdido más de 3.000 millones por la caída de producción. La minería continúa en el plano de la promesa.


En todo el mundo se sabe que las oportunidades de crecer y ofrecer bienestar radican en la explotación de los mercados. Muchos nuevos y con disposición a cambiar los hábitos. Ahí se afincan las opciones de bienestar. Mirar hacia adentro con la creencia que por ahí se puede multiplicar la riqueza ya se vio que es una opción desechada por sus magros resultados. Simplemente no hay potencial. Además el proteccionismo cuida al ineficiente y daña al ciudadano común.


En esa perspectiva, los seis años han confirmado la inexistencia de una política de comercio exterior. No hay un solo hecho que demuestre la disposición del gobierno de encontrar acuerdos con países o regiones en las cuales se pueden aprovechar las iniciativas privadas ecuatorianas, o respaldar las condiciones en las cuales han llegado a esos mercados.


Y el tiempo se acaba pues hasta fin de año se concretarán los acuerdos de Colombia, Perú y Centro América con la Comunidad Europea. A partir de esa fecha, la posibilidad de tener uno propio será muy difícil. A lo mejor imposible y con ello estarán en jaque muchas actividades nacionales, la mayoría agrícolas y de pesca con miles de trabajadores ocupados en riesgo. Y no se hable del acuerdo con EEUU que no existe ni en idea.


DESTACADO

Sin acuerdos comerciales estarán en jaque muchas actividades nacionales y miles de trabajadores en riesgo.



Colaboración

Editorial Diario EL COMERCIO

Septiembre 28 del 2012

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