top of page

Inquietudes nacionales

¿Qué expectativas tiene usted para el crecimiento en el segundo semestre del año y si se mantendrán las cifras de 2011?


Una buena parte de los indicadores señalan desaceleración económica. Otros anuncian cambio de condiciones. Entre los primeros, las estimaciones oficiales y de organismos internacionales sobre el comportamiento general del PIB confirman que el 2012 será un año de menor expansión que el 2011. El Banco Central anuncia un crecimiento del 5.5%, mientras la CEPAL le coloca en el 4.5% frente a una América Latina que arrojaría un promedio del 3.4%, y finalmente el Banco Mundial es menos optimista con una tasa de apenas el 3%.


Hay que recordar las cifras oficiales del 2011 cuyos resultados señalaron un dinamismo de la economía ecuatoriana del 7.8%, con una aportación extraordinaria de los sectores de electricidad y agua que creció el 31% y de la construcción con un impresionante 21%. Difícilmente esta dinámica se repite. No hay elementos que lo sostengan. Como referencia, el mundo creció al 4% y América Latina registró el 4.5%


La evolución última del precio del petróleo, sus impactos en las cuentas públicas, en la balanza de pagos y en los balances monetarios introducen una perspectiva de mayor contracción económica. En ese ambiente es poco probable que la Formación Bruta de Capital Fijo -Inversión Total- repita la tasa de crecimiento del 12.3% del año anterior y el crédito mantenga el ritmo.


De hecho, las restricciones a las importaciones son un augurio de esta situación. De igual manera, la contracción del comercio internacional ha modificado hacia la baja los precios de los productos básicos y materias primas, por lo cual el impacto en las actividades de exportación podría ser relevante.


El cuello de financiamiento que constriñe la dinámica de la economía podría atenuar esta declinación si el país mantiene la agresiva política de endeudamiento que ha aplicado en los años anteriores.


¿Qué le deja al Ecuador los 40 años de exportación petrolera?


Una sociedad completamente distinta de aquella que podía realizarse sin su participación. El Ecuador de hoy, altamente dependiente de este producto ha podido multiplicar el enjambre de actividades productivas, de servicios, educativas, sociales y sostener un intenso proceso de urbanización que transformó la distribución de la población. La sola mirada en retrospectiva es impactante. Las dimensiones de los cambios en los indicadores son fenomenales. Por ejemplo, las exportaciones son 70 veces las de 1972. El PIB nominal es 35 veces y el per cápita 15 veces. También el dólar se valoró en 1.000 veces.


Es impensable un país sin este recurso. No es viable y su nivel de bienestar no podía haber llegado al punto al que llegó. Sería una sociedad mucho más primitiva, con enormes limitaciones y grandes privaciones.


Los 155.000 millones de dólares que produjo la explotación de 4.800 millones de barriles de petróleo engendró un impacto extraordinario en la configuración de la realidad nacional, a tal punto que ha permitido abusar de su exceso, malgastar una parte de ellos y perder una proporción de la capacidad de expansión y bienestar que se podría haber alcanzado si las decisiones vinculadas con el destino de este recurso hubieran sido más racionales y cuidadosas. A este efecto se le conoce como “El hechizo maligno de los recursos naturales”


Esta fortuna poco apreciada y valorada por los gobiernos, con algunas excepciones, así como por la ciudadanía ha creado una cultura apenas apegada a los principios de manejo responsable por otra dispendiosa y propensa a un consumismo exorbitante. Se ha construido una sociedad cuyo esfuerzo ha perdido vigor y se esperanza en lo que pueda dar este producto.


En un horizonte razonable no se ve la posibilidad de tener un país carente de petróleo. La minería todavía es un infante al cual no se le aprecia sus virtualidades y la política económica no ha establecido prioridades en sectores que tengan una dimensión que pueda reducir la dependencia creada en estos 40 años.


¿Hubo siembra del petróleo en políticas de producción industria, fomento agrícola, etc.?


En un porcentaje y como respuesta a los efectos de la monetización de la producción de este recurso. La industria no podría importar lo que hoy requiere si no existiera petróleo. El comercio igual. Además no existiría el nivel de consumo que lo ha potenciado. La agricultura es menos dependiente, pero sin un aumento del consumo nacional derivado del petróleo no habría podido mantener su ritmo de expansión. La urbanización, con todas sus necesidades y la derivación en requerimientos constructivos evidencia otra forma de determinación de los efectos.


Todas estas actividades no necesitan grandes planes de fomento, sino políticas económicas estables, predecibles, equilibradas.


¿Qué impactos tiene la limitación a las importaciones y demás medidas restrictivas?


Es irrelevante en términos cuantitativos frente al tamaño del desbalance comercial, en especial de aquel conocido como no petrolero. Pero es contraindicado si lo que se busca es racionalizar el consumo pues genera distorsiones que favorecen el control del mercado. Daña la conducta de los participantes pues genera incentivos sobre la base de una escasez ficticia que perjudica al consumidor. En ese plano la ampliación de márgenes y recargos escalarán los precios más allá de lo ocasionado por la decisión.


El país continúa con la línea de protección a la producción nacional creada desde el inicio del gobierno mediante el encarecimiento de las importaciones. No visualiza el problema desde la óptica de un mejor manejo de la política de gasto público que ha llegado a representar el 50% del PIB y se ha duplicado desde el año 2006.


Se trabaja desde un ángulo de los efectos y no enfrentando las causas. No tengo clara la consistencia de la medida con los términos del acuerdo con la OMC.


¿Si se proyecta un déficit fiscal crecerá la deuda externa?


El endeudamiento público es la contra cara del déficit fiscal. Este puede ser interno o externo dependiendo del acceso y condiciones en las cuales puede obtener estos recursos. Por eso, la experiencia enseña que el manejo equilibrado de las finanzas públicas en países que no emiten moneda de curso internacional, es una regla irremplazable.



DESTACADO


En 40 años: las exportaciones aumentaron en 70 veces. El PIB nominal es 35 veces y el per cápita 15 veces.


Colaboración

Diario El Comercio

29 de Junio del 2012

bottom of page