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Pérdidas que duelen

Hay algunas que resultan afortunadas, pero la mayoría, por pequeña que sea duele. En el caso que hoy se expone duele más porque concierne a todos los ecuatorianos y ha sido advertida en innumerables ocasiones. Se trata de la petrolera.


La historia puede remontarse a años inmemoriales, pero esos ya fueron juzgados. Ahora al mirar lo ocurrido en los últimos cuatro años se aprecia la que significa mantener una política de enfrentamiento e irresolución permanente de las diferencias con aquellos cuyas actividades se afincan en este terreno.


En el año 2006 la producción petrolera arrojó 188.4 millones de barriles. Para la época ya se había producido la salida de OXY y el ambiente entre los inversionistas y el gobierno de entonces no era el más adecuado. Se había iniciado un proceso que más adelante demostraría su inconveniencia. Pero, más allá de todo eso, llegaron a producir lo citado.


A partir de ese momento o año, nunca más la producción nacional pudo recuperarse o mantener ese nivel. Siempre existió un diferencial negativo, mientras el mercado mundial daba señales incontrovertibles de un mejoramiento del precio. Cada mes se remuneraba mejor al petróleo y el Ecuador perdía oportunidades. No lograba defender la producción alcanzada.


La negociación de los contratos tomó cuatro años. Se malograron las relaciones. Hoy, con las condiciones establecidas no hay exploración en camino. Nadie quiere hacerlo pues el riesgo no tiene una contraparte de retorno, digamos rendimiento o cobertura, adecuada. Sólo se dedican a completar, con inversiones pequeñas, el desarrollo de los campos ya conocidos.

Y pasó todo este lapso cuyo costo (pérdida es más apropiado) medido entre la producción real obtenida y la que se alcanzó en el 2006, que no fue una maravilla, multiplicada por los precios promedios que obtuvo el país de sus exportaciones (aritmética simple), arroja el no despreciable monto de 2.000 millones de dólares. ¡Impresionante, verdad! Si, ese es el valor que se esfumó.


Coincidencia o no, pero es el monto que ahora el gobierno está pidiendo a China para financiar las “proyectos” que en algunos casos van a construir empresas de ese país. Hemos perdido esta enorme cantidad de plata y ahora no hay argumento que sustente el tipo de política, que desde el inicio del gobierno impuso en este sector.


Incluso, en la cifra del aumento del 8% del PIB entre el primer trimestre del 2011 y el del 2010, la recuperación parcial de la producción petrolera juega un papel decisivo. Pero ni con esto han llegado a lo alcanzado en el 2006. Ahora si es visible lo que cuesta jugar con la economía sustentando tesis aparentemente nacionalistas cuyo efecto final es simplemente el quebranto del patrimonio de todos los ecuatorianos.


DESTACADO


La pérdida de producción petrolera en los últimos cuatro años significa 2.000 millones de dólares. Igual al crédito chino.



Colaboración

Editorial Diario EL COMERCIO

Julio 20 del 2011

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