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Inquietudes nacionales

Se conoció la contratación de un nuevo crédito con la República Popular China por USD 1.000 millones. ¿Le conviene al país?


De la información publicada por El Comercio no son 1.000 sino 2.000 millones los que se encuentran en trámite y negociación. Dicho esto, no hay una respuesta definitiva sobre su conveniencia. Todas las que se puedan exponer tienen algún grado de especulación. Veámoslas: Si los créditos mantienen las características de último ya recibido, se trata de un endeudamiento incompatible con el retorno, especialmente en lo relativo al plazo en el cual puede ofrecer réditos la inversión pública (real y no figurada) a la que se entrega y utiliza estos recursos. Segundo, si el destino es similar a los justificados en los créditos anteriores, buena parte de la deuda cubrirá gastos encubiertos dentro de la inversión pública, con lo cual los beneficios, si existen, serán marginales. Tercero, si esta deuda exige fondos compensatorios que deben mantenerse en el banco de desarrollo chino, los costos serán superiores a los nominales, la disponibilidad será menor y con ello su utilidad estará reducida. Finalmente, esta deuda sólo se explica, no justifica, por el desbordado gasto público.


Con estos desembolsos, la deuda ecuatoriana con el país asiático superará los 6.500 millones de dólares. Existen versiones no confirmadas de conversaciones entre los dos gobiernos para concretar una línea de crédito de un monto superior (se habla de 10.000 millones), a la cual se imputarían los saldos actuales. El objetivo específico se desconoce. Tampoco se tiene información sobre la disposición china a incrementar su exposición con el Estado ecuatoriano.


En marzo del 2002, el Econ. Correa, en un artículo que publicó Carta Económica de Cordes, denominado ¿Hacia dónde va la balanza de pagos ecuatoriana?, indicaba que el financiamiento externo es un arma de doble filo, pues con ello se “financia” un problema pero no se lo “resuelve”. Cito: “Lamentablemente, en el mediano plazo este financiamiento aumenta los pagos de intereses y remesas de utilidades, renta de factores que constituyen flujos corrientes negativos que agravan aún más el problema de fondo.”


¿Cómo está la relación deuda PIB? ¿Cuánto impacta el nuevo crédito en la economía nacional?


Al 30 de diciembre del 2010, la deuda pública total llegó a 13.338 millones de dólares. De ellos 8.673 corresponden a deuda externa y 4.665 a deuda interna. Representan el 23% del PIB y el 76% de las exportaciones.


Si en el 2011 se cumplen las estimaciones del déficit fiscal y las necesidades de financiamiento del Estado, la deuda pública podrá llegar a un monto superior a los 16.500 millones de dólares (28% del PIB), lo cual revela un incremento del 24% en un año, que se suma al 30% de expansión del año 2010. Esto significa que en apenas dos años habría aumentado en un poco más de 6.200 millones, o lo que es lo mismo 12 puntos del PIB del 2009.


Es un proceso agresivo insostenible en el tiempo. La deuda pública creció el año anterior a tres veces la velocidad del PIB nominal y en este año lo haría a 2.5 veces. Si continua el gasto público demandando tanto dinero como lo ha hecho en los últimos cuatro años, el país va a desembocar en una situación calamitosa con secuelas sociales y económicas muy complejas de manejar.


¿Los detalles del crédito, su tasa de interés y condiciones deben ser confidenciales o conocidos de

modo transparente por la opinión pública?


No hay razón para mantenerlos reservados. Es una obligación rendir cuentas. En este caso no existe motivo para la confidencialidad del proceso. La divulgación de las condiciones no afecta negativamente el interés colectivo. Más bien lo protege. Si los términos son adecuados no debe existir temor o peligro de afectación de la negociación. Tampoco se puede argumentar sigilo como si fuera un concurso ya que se trata de una negociación directa, bilateral.


El problema de fondo es la sobre tasa que debe pagar el país por su condición de paria de los mercados internacionales. En estos días países como Colombia, Panamá o Perú han obtenido créditos a cuatro años al 2% anual. China cobra al Ecuador el 7.5% (en los nuevos todavía no sabemos), más el diferencial del precio del petróleo y aquel derivado de los fondos compensatorios que deben mantenerse en un banco del gobierno chino Ahí se ve el daño ocasionado con la declaración unilateral de una parte de la deuda como ilegal e ilegítima. Esto impide manejar las transacciones de deuda de forma transparente.


¿Cómo entender que el Ecuador que tiene abundantes recursos por ingresos petroleros busque recaudar más dinero de la gente con nuevos impuestos?


Porque no le alcanza para mantener ese régimen de gasto que desborda todo. El petróleo ayuda con su espléndido precio. Las recaudaciones aumentan, igual ocurre con la deuda. Pero falta. Entonces hay que recurrir a la eliminación, parcial y con dedicatoria, de los subsidios, a la par que se busca como extraer más a los contribuyentes de siempre, que no son muchos, con nuevos impuestos, dentro de una política tributaria desordenada, incoherente, inestable.


Las cifras de la ejecución presupuestaria de Enero a Mayo confirman esta predisposición a un gasto sin control. Aumentaron el 28% frente a igual período del 2010, mientras los ingresos lo hicieron al 21%. Ese gap del 7% significa 300 millones de dólares que no hay, no existen y alguien tiene que poner. Para todo el año el presupuesto ahora tiene 2.600 millones más de obligaciones que atender. ¿Quién los cubre? Pues bien, por ese camino ciertamente no se va al cielo. Se construye un dique que algún momento explotará.


La combinación de más impuestos, más deuda y menos subsidios en una etapa de bonanza fiscal empieza a agriar el ambiente. Destruye el crecimiento y confisca el futuro.


¿Puede haber un problema de liquidez?


Puede ocurrir si la balanza de pagos no tiene un financiamiento compatible con el déficit que arroje la cuenta corriente más el monto de créditos o pagos de capital que deban hacerse en el transcurso del año.


¿Qué pasa con la balanza comercial? ¿Será que se quiere contraer el gasto privado recaudando más dinero por impuestos?


Ese no es el objetivo. El fisco necesita dinero para cubrir sus necesidades. Obviamente una contracción de la actividad privada puede tener impacto en las importaciones, pero el tren de gasto público es el definidor del problema.


DESTACADO


La combinación de más impuestos, más deuda y menos subsidios agría el ambiente. Destruye el crecimiento y confisca el futuro.




Colaboración

Diario El Comercio

16 de Junio del 2011

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