Pan para hoy...
Esta es la advertencia, oportuna y precisa, con la cual el ex Ministro de Finanzas de Chile durante la administración de Ricardo Lagos, Nicolás Eyzaguirre se refiere a la situación actual de América Latina. “Las condiciones internacionales se han conjugado para generar dos vientos de cola muy poderosos: financiamiento externo fácil y barato”, al cual lamentablemente (o tal vez mejor por la forma como gasta) no tiene acceso nuestro país, “y elevados precios de las materias primas que significan una bonanza para la región”, campo en el cual los beneficios se materializan tanto por los ingresos públicos derivados de las exportaciones petroleras, como en el privado por los precios remunerativos de varios productos agrícolas.
Lo cierto es que “estos vientos de cola son en muchos sentidos ventajosos, pero no durarán para siempre e incluso podrían abatirse abruptamente”. Verdad histórica recogida con comprobaciones muy dolorosas de destrucción de incipientes niveles de bienestar colectivo.
Por eso Eyzaguirre afirma: “La experiencia muestra que estas condiciones externas favorables pueden conducir a una acumulación de riesgos, al sobre estimular tanto el crédito como la demanda interna”, que en el caso nacional parece evidente cuando se mira lo que viene ocurriendo en la balanza comercial. De ahí que la advertencia se haga irrebatible por cuanto el “aumento desenfrenado de la demanda podría, a su vez, generar déficits profundos y riesgosos de la cuenta corriente, y una mayor inflación”, acontecimiento que en este año también tiene presencia con los resultados acumulados hasta el mes de mayo de un aumento creciente de precios que ya llegó al 4.2% anual.
Las recomendaciones caen por su propio peso. América Latina debe sostener sus programas de mejora social y lucha contra la pobreza que tantos buenos resultados le viene dando en el marco de políticas económicas equilibradas y consistentes. La acumulación de reservas, la reducción de la deuda externa, el manejo fiscal cuidadoso con ahorro derivado de las mejores recaudaciones producidas por los exuberantes mercados mundiales de productos básicos, el cuidado de la estabilidad y la regulación de los flujos de capitales de corto plazo, exigen continuidad.
La clave del futuro radica en trabajar duro en la mejora de la productividad y hacer tema de prioridad el cuidado de la competitividad. Ahí, el meollo, todavía en pañales, está en conseguir que la educación se sitúe en el pódium de las prioridades nacionales y sea concebida como un producto de alta calidad, sometida a pruebas de competencia internacional.
Si no se cuida lo alcanzado e impulsa las llaves del futuro, América Latina, o algunos países tendrán hambre mañana.
DESTACADO
El futuro de América Latina obliga a poner la educación en el pódium de las prioridades como producto de alta calidad.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Junio 9 del 2011