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Inquietudes nacionales

Por qué Ecuador no ha sido invitado a participar en el nuevo Grupo de Países del Pacífico.


Si lo fue, lamentablemente declinó o por lo menos demostró poco interés en hacerlo. Las razones son eminentemente políticas y de concepción del desarrollo. La participación en el Alba demuestra y determina otra visión económica internacional.


A pesar de ello, el país, o mejor el gobierno no tiene claro lo que busca en las relaciones internacionales. Sus declaraciones son confusas, oscuras, en muchos casos ambiguas y responde a los hechos. Es en ese plano una política reactiva. Se cuida de no resentir a sus socios del Alba con posturas que dilatan las decisiones y acumulan problemas. Por esa vía camina sólo, desamparado y pone en aprietos a los sectores productivos dedicados a la exportación. Reacciona cuando ve que el empleo está en peligro, pero lo que hace no remedia el daño.


La exuberancia de los mercados internacionales ha mediatizado los problemas de competitividad de la producción nacional. En la práctica el sector privado no cuenta con una gestión proactiva del gobierno en la explotación de las oportunidades que ofrece la globalización económica actual.

No está en marcha un solo proyecto de convenio internacional de valor. Ya sabemos el estado de la relación con los EEUU. También conocemos el congelamiento del proceso con la Unión Europea. Sin embargo, el discurso oficial habla de negociaciones con Guatemala e Irán.


El mensaje a los productores y posibles inversionistas es claro: el Ecuador no tiene entre sus prioridades el impulso de las exportaciones. Hace algunos esfuerzos para cuidar, en lo que sea posible y con subsidios incluso anticipados a ciertas exportaciones –que demuestra desconocimiento del tema y puede convertirse en un bumerang para los productores que los reciban-, pero no ofrece un mensaje alentador que dinamice las decisiones privadas para aumentar la oferta nacional a los mercados mundiales.


Esta forma de ver las cosas recuerda una frase citada por la ex Presidente de Chile Bachelet sobre un comentario del Primer Ministro de Vietnam respecto de las políticas pro globalización que consta en el último libro de Andrés Oppenheimer: “Él decía que si un pescador pesca en la costa, en la orilla, va a sacar peces pequeñitos. Pero si va a mar abierto, va a sacar más peces y de mayor tamaño”. El mensaje lo dice todo. Si queremos obtener réditos de valor tenemos que buscar los mercados en donde hay más opciones. No hay alternativa.


Este nuevo grupo conformado por Méjico, Colombia, Perú y Chile tiene una dimensión económica similar al Mercosur. Sus miembros han configurado políticas económicas parecidas: cuidan la estabilidad, negocian tratados de libre comercio, promueven la inversión privada, defienden el principio de una economía de mercado competitivo, respetan la vigencia de la ley, los contratos, ofrecen certeza, seguridad, elementos que en conjunto ofrecen empleo y bienestar.


¿Cómo afecta el Código de la Producción a los ciudadanos?


Se publicó hace pocos días el reglamento tributario cuyo contenido confirma las apreciaciones respecto de la inaplicabilidad de los beneficios fiscales para los proyectos que se acojan a los requisitos establecidos en este código. Definitivamente, el momento en el cual las empresas que estén calificadas dentro de este código entreguen los dividendos-utilidades- a los accionistas, habrá una retención de hasta el 35% del valor como anticipo de impuesto a la renta de ese inversionista. Con esto se acaba el ilusorio sacrificio fiscal-subsidio- ofrecido para atraer capitales, formar empresas y generar empleo. No hay por donde perderse. El SRI le puso el puntillazo final a este código.


Para los ciudadanos no hay un horizonte de empleo nuevo o prometedor. Se confirma una vez más que no hay nada más generador de opciones futuras que un ambiente seguro, estable en economía en el cual se incuban de forma natural incentivos que con el tiempo se cristalizan en beneficios tangibles, medibles en favor de la población. Todo aquello que maquilla la realidad no cambia el mundo real.


Quito es cada día una ciudad con más problemas. ¿Acaso no hay soluciones?


El tema es complejo y sus soluciones demandan una gestión pública decidida, despolitizada, profesional, que busque recursos, genere proyectos, comunique a los habitantes y ofrezca resultados. El Municipio no es otra cosa que la Gerencia de una gran empresa que se llama Quito y cuyos accionistas somos todos los que habitamos en la capital. Cuando se toman decisiones sobre los distintos aspectos se las ve con mucha claridad pues están reflejadas en la vivencia diaria de la comunidad. Eso es lo atractivo de la gestión municipal: estar en contacto con los ciudadanos, palpar sus necesidades y resolverlas.


Dado el espacio disponible para comentar me parece que hay dos problemas que son angustiantes y deben merecer una atención prioritaria: la seguridad y el tránsito. En estos dos problemas no se visualiza la existencia de un plan público, municipal y del gobierno, que ofrezca soluciones inmediatas y otras a un plazo mayor. El ciudadano siente que la capital ha perdido muchos encantos y sus directivos no logran concentrar las decisiones en los aspectos centrales de estos enormes dolores de cabeza.


Los hechos delictivos, asaltos, asesinatos, secuestros, la violencia en general han cambiado la vida de los quiteños. La ciudad ahora ya no es segura. Hay que caminar con cuidado, viendo bien y a la defensiva. A los barrios no les ha quedado otra opción que organizarse para repeler a todos aquellos que atentan contra la vida de las personas y la propiedad.


En el tránsito las cosas cada día son más complicadas. Los efectos del pico y placa ya se absorbieron y las calles nuevamente están copadas de vehículos. Con esto se confirmó la apreciación sobre la temporalidad de la medida y su desvinculación con las causas reales, de fondo, del problema del tránsito que siguen intocadas. Movilizarse es un dolor de cabeza y no se ven soluciones. La infraestructura sigue igual, no hay cambios en el uso de las vías, no se ven nuevas formas de optimizar el tránsito ni mejoras en la sistematización de semáforos.


En política económica especializada con este aspecto no hay una sola indicación de defensa de los bienes públicos y de optimización del uso de los vehículos privados. El transporte público sigue ofreciendo un servicio de mala calidad.



DESTACADO


El reglamento tributario del Código de la Producción acabó con los supuestos beneficios tributarios ofrecidos.



Colaboración

Diario El Comercio

4 de Mayo del 2011

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