El mundo en el 2050
Pensar a largo plazo no ha sido una virtud de los latinos. Hay excepciones cada día más numerosas, pero para algunos es un horizonte que no existe. Se lo ve muy lejano y no se avizora el encadenamiento con las decisiones diarias. Lo que se hace hoy parece que no influye en tiempos venideros.
Miopía colectiva, reflejo de bajo nivel ciudadano, que marcó la zigzagueante historia de la región. En más de dos siglos de independencia, algunos países incluso siguen enredados en determinar cuál debe ser su contrato social fundamental. Viven el corto plazo con intensidad. Les encanta la comidilla. Poco importa lo que pierden. Ni siquiera lo intuyen, mientras otros de lares distantes están embalados al acecho de las oportunidades que ofrece el mundo.
El Rebalanceo Mundial es el fenómeno que marcará los años por venir. Algunas economías emergentes dejarán de ser tales y se incorporarán al selecto mundo de las desarrolladas. Otras, con pertinaz incapacidad seguirán dando vueltas en sí mismas, cargando al lomo los mismos dilemas y con los mismos problemas.
Se cree, con razón que esta década rompe doscientos años de construcción de un planeta de pocos países favorecidos y una minoría mundial con vida acomodada. Para la mitad de siglo, la realidad demográfica que aproveche las condiciones del mundo tecnológico será distinta. En esos tiempos, que algunos es posible no la vivamos porque ya somos Jurásicos, dentro de las 30 economías más grandes estarán entre 18 y 20 países que en estos días se les conoce como emergentes. Brasil, Méjico, Chile, Colombia serán parte de esta nueva elite mundial. China, con un plan de privatización productiva sostenido y educación de punta será la economía más grande, pero los EEUU continuarán liderando con un ingreso per cápita equivalente al triple de la potencia asiática. ¿El Yuan será moneda de curso mundial? Es posible.
El envejecimiento poblacional será un factor determinante para los países europeos, cuya representatividad en la economía global perderá peso. Japón posiblemente sea el caso más dramático de reducción de su población, a pesar de lo cual se mantendrá dentro de las cinco economías más poderosas.
La insurgencia de las economías emergentes a la final da resultados. Responde a ese modelo tan vilipendiado de defender la disciplina económica, el capital humano y el respeto a la democracia. La estabilidad monetaria, el orden fiscal, la observancia de los principios de mercado, la fijación de reglas claras, el mantenimiento de un tamaño controlado de las instituciones públicas, la defensa de la ley, el acatamiento de los derechos, la priorización de la educación, el incentivo a la investigación, el cuidado de la salud, son los factores que manejados con armonía, consistencia y responsabilidad, ofrecen soluciones a la pobreza y la marginalidad.
DESTACADO
Hasta el 2050, algunas economías emergentes bien manejadas se incorporarán al selecto mundo de las desarrolladas.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Febrero 2 del 2011