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Inquietudes nacionales

¿Qué comentarios tiene de los ejes del discurso presidencial al hablar de la empresa privada y el rol del estado?


No hay definiciones claras. A momentos parece que busca crear un ambiente que genere incentivos a fin de que las empresas privadas inviertan en el país y con sus proyectos se reduzcan los indicadores de pobreza, desempleo y subempleo, cuyos resultados confirman las inconveniencias de la política económica en ejecución. Pero por otro lado amenaza con romper contratos, imponer condiciones.


Demuestra orgullo del aumento del rol o papel del Estado en la economía. Lo confirma al reseñar la creación de empresas públicas o en la intervención en actividades para las cuales no está preparado. Enumeró acciones que restringen las libertades económicas y reiteró su predisposición a profundizar la discrecionalidad en las decisiones de los funcionarios públicos.

En la práctica la política económica no se sostiene en principios que generen incentivos para la inversión. El país ha iniciado el proceso de denuncia de los tratados bilaterales de protección de la inversión con lo cual agudiza las percepciones de riesgo.


¿Qué opina usted de la expropiación de tierras que no cumplan su rol social conforme el proyecto de Ley de Tierras?


Por ese camino ya transitó el país y los resultados fueron deplorables. Ese fue el mensaje central de la reforma agraria de los años sesenta. La pobreza no fue resuelta. Incluso aumentó. La productividad decayó. Se fomentó el minifundio. Se perdió producción. Lo positivo fue la eliminación de los precarismos. Ahora se insiste en sostener que por ahí transita la posibilidad de generar seguridad alimentaria. Es un sofisma que producirá, si se aprueba, pérdidas de empleo y con seguridad más pauperización rural.


Promover producción. Asistir para mejorar la productividad. Capacitar al agricultor. Garantizar la propiedad. Ayudar a encontrar mercados internacionales para los productos. Tener un plan de incentivos es, en mi criterio, la línea de creación de oportunidades, bienestar y equidad y no ésta de parcelar más las propiedades. Con este mensaje pregunto:¿habrá alguien que quiera contratar trabajadores e invertir?


En 1971 Nixon rompió el vínculo dólar-oro. En los últimos 18 meses la Reserva Federal ha emitido más dólares que en los 200 años precedentes. ¿Donde puedo verificar la perdida de valor del dólar?


El acuerdo de Bretton Woods de 1945 buscaba precisamente crear un sistema monetario ordenado después de la debacle cambiaria de los años treinta para asegurar el mantenimiento del valor intrínseco de las monedas. Para ello estableció los tipos de cambio fijos y normas muy rígidas de manejo fiscal cuyo objetivo era además propiciar un ambiente internacional de confianza promotor del comercio, la producción y el empleo. Y eso se lo alcanzó hasta inicios de los setenta. La decisión unilateral de Nixon (26 años después de Bretton Woods) fue producto de los excesos fiscales y las contemplaciones monetarias. En esa época el mundo no sabía como resolver el problema creado por la pérdida de estabilidad y se demoró más de una década en encontrar otro esquema monetario, que luego de otros 26 años nuevamente demostró su fragilidad. Ahora, en la transición natural de esta crisis, se proyectan cambios para retomar los controles perdidos y asegurar la vigencia de mecanismos y políticas que sean más eficientes y puedan detectar las amenazas de desestabilización a tiempo.


Las lecciones están bien definidas. No hay discusión. Toda política que rompe los equilibrios básicos: fiscal, externo, monetario no tiene posibilidad de sostenimiento y produce enormes daños sociales. Entre ellas está la pérdida patrimonial y el deterioro de la equidad derivados de la devaluación de las monedas. Los ejemplos no excluyen ni a los países más fuertes.

Ahora bien, El gran reto de la política económica es minimizar el efecto de pérdida de valor de las monedas y para ello hay que combatir la inflación, que es el enemigo del valor del dinero. Se lo consigue con el mantenimiento de los principios que aseguran confianza de las personas en la economía, seguridad y estabilidad en el futuro. Para el caso del dólar, no se vislumbra una modificación relevante de su valor de cambio (con las otras monedas de aceptación mundial) en los mercados internacionales, pero lo que si alterará su valor es el comportamiento de los precios en el país de su emisión. Por el momento la emisión monetaria no es un tema de preocupación inmediata.


Usted escribió un editorial crítico sobre las cifras que entrega el INEC. Ellos sostienen que el desempleo ha bajado y que la variación de la PEA está dentro del margen de error. ¿Qué diría al respecto?


El problema que comenté no es ese. Se refiere a la reducción, desconocida por todos, durante los últimos tres años de la población ecuatoriana que quiere trabajar, busca empleo y está agrupada como Población Económicamente Activa (PEA). Y ese es el tema sobre el cual se pide una explicación. No es una variación ocasional que se deriva de una muestra frente al trimestre anterior, sino la reducción del número de ecuatorianos en los tres años de cálculo del desempleo con la nueva fórmula introducida por este gobierno, lo cual se contradice, y esto si lo conocemos, con los índices demográficos cuyos resultados señalan un crecimiento anual del 2%. Por eso afirmé que para el INEC no existen cerca de 400.000 ecuatorianos. Se esfumaron. Pues, según ellos a junio del 2007 había más gente de la que hay ahora. Y eso no es error estadístico, sino un resultado obtenido con una muestra, por lo menos, para ser bondadoso en el calificativo, mal tomada.


Es aceptable encontrar variaciones temporales en el tamaño de la PEA. Pero no es admisible semejante resultado en un lapso como el citado. Se puede sostener que en tres años es posible tener una PEA con un crecimiento del 1.8% y no del 2% anual, pero de ninguna manera se puede indicar como parte del error a todos los 400.000 nacionales omitidos en el cálculo del desempleo. Hacerlo implica reconocer que cada día mueren más de los que nacen y que ese cambio se dio de una forma tan violenta que de pronto desaparecieron todos los jóvenes que día a día debían incorporarse a la fuerza de trabajo del país. Por ello sostengo que la cifra publicada no tiene base técnica, subestima de forma gruesa la realidad y debe ser recalculada.



DESTACADO


La política económica no tiene incentivos para la inversión y el empleo. La denuncia de tratados de protección lo agrava.



Colaboración

Diario El Comercio

27 de Agosto del 2010

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