Inquietudes nacionales
¿Qué ventajas económicas obtendrá Ecuador con la normalización de las relaciones con Colombia?
Es uno de los más importantes socios comerciales. En realidad el más importante después de los EEUU. Si bien la balanza comercial es deficitaria en 700 millones de dólares anuales entre otras razones por la importación de energía, la intensidad y diversidad de las transacciones económicas produce incentivos muy profundos en el nivel de actividad de varios sectores como la agricultura e industria.
Hay un intercambio de materias primas y productos elaborados en las dos direcciones. Colombia compra vehículos, textiles, botas, fármacos, alimentos elaborados y en estado natural. Nos vende una variedad amplia de bienes desde materias primas hasta bienes de capital.
El monto agregado de comercio oscila anualmente entre 2 200 millones y 2 400 millones de dólares (4% del PIB), de los cuales las exportaciones ecuatorianas son el 30% y representan más o menos el 10% del total de las exportaciones privadas.
Hay además un intenso movimiento comercial no registrado en los datos oficiales del cual viven muchas familias, dentro del cual se distingue el tráfico clandestino de combustible incentivado por el diferencial de precios que se da por la inexistencia de subsidios en Colombia.
Finalmente la negociación de Colombia y Perú con la Comunidad Europea y el interés (?) tardío de reenganche del Ecuador requiere de relaciones diplomáticas normales.
¿Es una medida política la terminación de salvaguardias a los productos de Colombia?
Toda decisión económica tiene un aspecto político y esta no es una excepción. Ahora, si lo que se pregunta lleva implícita una definición peyorativa o descalificante de lo que se entiende por “política”, la respuesta es negativa y la razón de fondo es que este proceso de desmonte del conjunto de decisiones de protección comercial que se tomaron el año pasado responde a la obligación que tiene el país de cumplir con los compromisos internacionales que mantiene con los distintos organismos encargados de velar por un comercio internacional justo.
Hace muchos años la soberanía económica perdió su vigencia absoluta. Ahora, todos los países, unos más otros menos, han incorporado a su legislación tratados internacionales que regulan las actividades económicas, particularmente las comerciales. Por eso el Acuerdo de Doha que sigue en negociación es un nuevo paso en la integración de los mercados mundiales y, los Tratados de Libre Comercio son el instrumento bilateral que acelera, aunque no de una forma ordenada u orgánica, este proceso.
La reducción del subsidio a la agricultura que anuncia el gobierno de Obama es una buena noticia en este sentido.
A propósito de ese tema, ¿cómo interpreta que el Presidente Correa haga acercamientos con Alvaro Uribe mientras Hugo Chávez se aleja cada vez más?
Las relaciones diplomáticas mas allá de sus definiciones políticas que marcan la forma como conduce sus relaciones cada Estado, están determinadas por las conveniencias económicas de los países. En este caso al Ecuador le interesa normalizar las relaciones porque el intercambio económico tiene incidencias muy marcadas en el bienestar nacional. Muchos puestos de trabajo y la energía que demanda el país dependen del ambiente político que existe entre los países.
Con Chávez, o mejor con Venezuela las relaciones comerciales no son tan importantes pero hay que estar muy claros que los vínculos políticos si son muy estrechos. Hay una afinidad e identificación ideológica evidente que se traduce en programas políticos de variada especialidad. De tal forma que pensar en un distanciamiento con ese país no creo que sea una afirmación certera.
¿Cómo ve usted el caso de El Telégrafo, donde supuestamente se defiende el proyecto de “medio público” frente a un diario “sensacionalista” que estaría por sacar el Gobierno?
La democracia ecuatoriana es tan imberbe o si se quiere inmadura que pensar en la posibilidad de contar con medios de comunicación que sean públicos, es decir respondan a una suerte de entelequia que se agrupe dentro de lo que podría denominarse “interés colectivo”, es un sueño o mejor una utopía.
Lo que sucede en este diario, los cambios de Directores, de administradores, las amenazas y restricciones a los contenidos, son muestras de la intromisión del gobierno en el medio. Declaraciones oficiales respecto de la falta de lectura y la necesidad de cambiar el formado y contenido es otro hecho que confirma las enormes limitaciones y dificultades que existen para que un medio pueda ser calificado como público.
El caso de los canales incautados y de las radios oficiales también indica la existencia de una enorme brecha entre lo que se dice que se quiere hacer y lo que se hace. En ese sentido es mejor que se llamen medios oficiales y pongan las cartas sobre la mesa.
Además, en el caso ecuatoriano, un medio público que dependa presupuestariamente del gobierno carece de independencia para el mantenimiento de contenidos objetivos y representativos de esa definición de ser un representante del interés de la sociedad. En países desarrollados con democracias maduras esto si es posible.
¿Le parece que la disputa entre el Presidente de la República y el Alcalde de Guayaquil solo se reduce al tema presupuestario?
Rebasa ese campo. Se aprecia una profunda discrepancia en la forma de concebir la política, de definir la democracia, de establecer los derechos individuales y colectivos, de concebir el bienestar, de usar los instrumentos jurídicos, de aceptar la organización de un estado con poderes distribuidos. De ver la vida y definir el papel de los ciudadanos y el Estado en la organización de una sociedad que defienda la libertad.
En las declaraciones hechas por las partes para defender sus puntos de vista se ve con bastante claridad el alcance de las diferencias. Indiscutiblemente hay una lucha por el poder, que en este caso aparentemente se concentra en la ciudad de Guayaquil, pero que si se profundiza en el análisis, la disputa tiene una connotación más amplia.
DESTACADO
La democracia ecuatoriana es tan inmadura que es utópico pensar en medios públicos que respondan al “interés colectivo”.
Colaboración
Diario El Comercio
12 de Febrero del 2010