Chao G-7. Bienvenido G-20.
Finalmente se aprecia un cambio en la estructura sobre el manejo de la economía mundial. El mundo llegó a la conclusión de que la forma como se toman las decisiones y el seguimiento que se hace a las políticas económicas de los países tiene que revisarse y para ello fue necesario que se presentara una crisis de dimensión histórica que ocasionó daños a todos los países, pero en especial a los que se encuentran en etapas superiores de desarrollo.
Parecería que la famosa asimetría en el tratamiento a los países según su importancia y valor dentro de la sociedad mundial está camino a ser combatida. La tarea no es fácil ni de corto aliento. Tiene frente a si enormes retos vinculados con los intereses creados a lo largo de muchos años, en especial por políticas económicas que han protegido instituciones ineficientes, de alto riesgo, carentes de capital y con apalancamientos desorbitados.
El mundo camina, por lo que empezamos a ver de las dos últimas reuniones del G-20 hacia la unificación de las normas de control y supervisión mundial, dentro de las cuales no conviven excepciones, ni se promueven tratos ventajosos.
La regulación activa del Estado que permita detectar con oportunidad los problemas en gestación, pero mantenga la vigencia de incentivos a la competencia, la eficiencia y el manejo responsable son los pilares de la nueva arquitectura financiera mundial, sobre la cual se habla desde hace más de una década. Los créditos hipotecarios basura confirman que el populismo político dentro de la economía es muy oneroso. Las instituciones que tienen libertades especiales bajo supuestas razones de apoyo social, también hacen que la sociedad pague por sus malas decisiones.
Regulación para todos y cesión de soberanía económica son parte de la fórmula básica con la cual se busca una gran cooperación internacional. En ese plano el G-20 se acaba de asignar la trascendente responsabilidad de liderar todo el cambio que sea necesario introducir en las reglas actuales bajo las cuales operan los mercados mundiales, en especial los de capitales y financieros, asumiendo el papel de Foro Principal de la Cooperación Económica Internacional.
Un nuevo FMI, más dinámico, capitalizado y menos condicionante, que guarde coherencia en sus políticas emerge como el brazo ejecutor de este nuevo sistema en construcción, para lo cual ya tiene nuevas facilidades crediticias que han permitido a muchos países en desarrollo superar la crisis minimizando los daños sociales.
El mundo con el G-20 se vuelve multipolar y políticamente más equilibrado y justo. Por fin se abrió el G-7 y dio paso a una representación más equitativa con la presencia de países de todos los continentes.
DESTACADO
Se abrió el G-7 y dio paso al G-20 con lo cual el mundo se vuelve multipolar y políticamente más equilibrado.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Octubre 2 del 2009