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Inquietudes nacionales

  • Abelardo Pachano
  • 7 may 2009
  • 4 Min. de lectura

¿Cómo entender las advertencias del Gobierno a la banca privada en el sentido de que el Estado sacaría los fondos que tiene depositados en esas instituciones financieras si no abaratan los costos de los créditos para vivienda?


Una de las fortalezas de una buena política económica es su prudencia y sentido de responsabilidad. Manejar el delicado concepto de la confianza con amenazas o creer que la concertación de objetivos se consigue con imposiciones, es tener una visión muy precaria de la forma como se construye bienestar y seguridad. En la economía moderna no se ordena o impone sino se incentiva, se promueve.


El sistema financiero tiene una enorme responsabilidad con sus depositantes, y como tal debe mantener políticas muy estrictas de asunción de riesgos. Financia actividades de acuerdo con sus disponibilidades y sólo la puede ejecutar si el país tiene una política económica que permita aumentar depósitos de manera sostenida. Pero en el caso que exista un déficit de la balanza de pagos y éste no se encuentre cubierto, como es la circunstancia del Ecuador actual, el impacto directo en la economía es la reducción de los depósitos, que por su parte conlleva a una reducción del crédito y esto a una contracción económica. Entonces el problema no es producto de un acto deliberado de la banca, cuyo negocio es prestar bien, sino el resultado del desbalance general de la economía. Y ahí su corrección es una responsabilidad del gobierno y no del sistema financiero.


Si el gobierno quiere agudizar el problema retirando los fondos públicos, está en su derecho de hacerlo pero debe asumir las consecuencias de esta acción. Por otro lado creer que un sistema de dolarización, con estrangulamiento externo y reservas limitadas pueda reducir las tasas de interés, es un error conceptual adicional que puede derivar en mayores complejidades ya que se indispone aún más al país frente a las amenazas que trae consigo la crisis internacional.


¿Se está deteriorando la fortaleza de la banca privada ecuatoriana por la crisis?


Sus indicadores se mantienen dentro de rangos razonables a pesar de los profundos cambios realizados en la política financiera. Obviamente, como ya conoce el país la rentabilidad ha declinado de manera significativa y en algunos casos está en límites que pueden llegar a ser preocupantes. La morosidad ha subido y obliga a mayores provisiones o gastos pero todavía es tolerable, mientras la liquidez sigue siendo el gran soporte de la estabilidad del sistema. Aquí se ve el valor de la política prudente que ha tenido la banca al cuidar su viabilidad dentro de un ambiente de recesión y estrangulamiento externo.


¿Hay un creciente riesgo para los tarjeta habientes por las estafas vía Internet? ¿Qué aconsejaría usted a los clientes de las tarjetas de crédito para que se protejan?


Nunca proporcionar información personal o sensible del dueño de la tarjeta o de la propia tarjeta a través de Internet, de un teléfono o del correo. Los emisores y los comercios serios no piden esas informaciones. Segundo, no realizar transacciones desde cyber cafés o lugares públicos pues muchos de ellos, tienen programas escondidos que capturan la información de la tarjeta. Tercero verificar siempre que los sitios donde realiza la compra sean seguros. Para ello mirar en la parte inferior que la barra de herramientas tenga un candado lo que significa que los datos viajan encriptados y no los pueden copiar. Cuarto procurar realizar las compras en sitios que tengan esquemas de afiliación, botones de pago que requieren clave adicional o esquemas de pago electrónico con lo cual no es necesario ingresar directamente la información de la tarjeta.


El manejo desprevenido o automático de una transacción sin verificar las seguridades del sitio con el cual se transa es el principal motivo de las estafas y de las duplicaciones de las tarjetas. El Internet en ese sentido es un medio que permite al estafador esconder su identidad pues encontrarlo en muy difícil.


¿Qué valor se debería dar a la hipótesis de que la llamada “gripe porcina” haya sido inducida por poderosas farmacéuticas para recuperarse de la crisis financiera mundial?


Para poder considerar esta hipótesis es indispensable contar con alguna información confiable que permita realizar esta inferencia. De ser el caso se trataría de una acción imperdonable que merecería no sólo la condena mundial sino el enjuiciamiento penal internacional por la realización de un atentado deliberado contra la vida humana que configuraría un genocidio.


Si no hay pruebas o indicios serios, como creo que es el caso, la hipótesis debe ser desechada para su carácter puramente especulativo.


En el plano económico este tipo de enfermedades nuevas, altamente contaminantes y con una potencialidad de mortalidad elevada traen por supuesto beneficios inmediatos a los laboratorios farmacéuticos que disponen de medicamentos especializados.


Periodistas mexicanos aseguran que los acuerdos comerciales entre su país y EE.UU. tienen relación directa con la crisis sanitaria, ya que autoridades políticas habrían ocultado la propagación de la gripe porcina para proteger a los inversionistas norteamericanos en granjas porcícolas. ¿Qué opina usted?


Es poco responsable hacer aseveraciones tan temerarias como las recogidas en la pregunta, pues ello lleva a sostener que los gobiernos de los dos países antepusieron intereses económicos, que pueden ser calificados hasta de bastardos, frente a la salud de sus colectividades. Según esta versión, los médicos, investigadores, enfermeras y demás personal profesional involucrado en estos temas fueron silenciados para atender este objetivo tan pedestre y de escaso valor frente a la vida. ¡No tiene sentido! Y peor en países democráticos que defienden y practican la libertad y la libre expresión.


Lo que luce mucho más lógico es entender que por tratarse de una enfermedad desconocida, los programas de salud pública se demoraron en advertir su existencia y el tamaño de la amenaza. Además, al inicio no se conocía el origen y después de la investigación básica se pudo saber que la ingestión de carne porcina cocinada no tiene ninguna restricción ni produce afecto alguno, con lo cual la presunta afectación a los “inversionistas porcinos” resulta ser falsa.


DESTACADOS


Una buena política económica es prudente, tiene sentido de responsabilidad. No ordena o impone sino incentiva o promueve.



Colaboración

Diario El Comercio

7 Mayo del 2009

 
 
 
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