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Remando contra corriente

Mientras en el Mundo se debate intensamente como unificar los principios que regulan a las instituciones financieras para corregir las distorsiones que se crearon con controles diferenciados para los bancos de inversión, los fondos, las mutualistas, las cajas de ahorro y tantas instituciones que se autorizaron para desarrollar actividades específicas, en el Ecuador de hoy se trabaja exactamente en dirección contraria. Ya reposa en el Congreso un proyecto de ley que pretende regular a la novedosa banca Popular o Solidaria cuyos controles son tan laxos que con seguridad habrá tormentas futuras. Los incentivos a tomar riesgos excesivos pondrán en jaque la estabilidad de esas instituciones. Algo parecido ocurre con el Banco del IESS sobre el cual hace pocas semanas expusimos razones de su inconveniencia, y que al ver el proyecto revisado se confirma la existencia de una suerte de “arca abierta” en el uso de los aportes de los afiliados.


En el fondo los dos proyectos buscan romper las ataduras de control y manejo responsable de un sistema financiero sano. La crisis actual ha puesto la pica en Flandes sobre la inconsistencia de los mecanismos de supervisión de las instituciones financieras, siendo uno de los temas más candentes, la excesiva libertad concedida a los bancos de inversión para invertir en cualquier mecanismo o instrumento financiero. Pues bien, a pesar de esta evidencia irrefutable, por acá se está remando contra corriente. Así tenemos que el proyecto sobre el IESS habla de un banco de inversión que administrará el gran fondo aportado por todos los afiliados sin las limitaciones actuales contenidas en la ley que norma al sistema de pensiones. Se trata, por lo tanto, de un mecanismo que abre un espacio amplio para disponer de estos recursos. Puede invertir en proyectos públicos o privados, productivos o de infraestructura sin limitación alguna; en adquirir acciones de empresas privadas o en promover nuevas, aunque por otro lado le obliga a vender las participaciones actuales; en comprar bonos públicos o papeles de bancos privados; comprar cartera hipotecaria, prendaria, quirografaria u otorgar garantías (?) para proyectos de inversión; en fin puede hacer lo que desee dentro de este amplio espectro de facultades.


Y todo lo hará sin necesidad de autorización alguna, sometiéndose sólo a las disposiciones de esta ley, al estatuto (?) y a los criterios que sirven a la banca pública (?). De esta manera se establecen disposiciones que rompen los principios generales que gobiernan a entidades financieras, reconocidos como razonables para el manejo seguro de los recursos entregados por los clientes o afiliados, a la par que se profundizan las diferencias en el trato y control del sistema financiero, al cual pertenece el IESS


DESTACADO


Mientras el mundo busca unificar las normas y controles del sistema financiero, por acá se hace lo contrario.



Colaboración

Editorial Diario EL COMERCIO

Marzo 18 del 2009

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