Inquietudes nacionales
¿Cual es el o los rubros más frágiles de la economía ecuatoriana respecto a la crisis mundial?
La respuesta se la puede dividir por períodos. En el corto plazo la balanza de pagos y las cuentas fiscales son las que aparecen con mayores posibilidades de afectación. En el primer caso es conocido el daño que se aprecia en el mercado petrolero cuyas variaciones de precio todavía son muy volátiles y no permiten ver el nivel al cual se puede estabilizar. Está por verse la reacción que produzca la restricción de producción anunciada por la OPEP (que muchas veces no se aplica y dentro de la cual el Ecuador también deberá reducir la suya) aun cuando las previsiones sobre la presencia de una economía mundial- especialmente en Norteamérica, Europa y Japón- en recesión, y los cambios de hábitos de uso de energía determinan una situación del mercado con una demanda reducida. El Ecuador exporta los demás productos tradicionales o no con preferencia a estos mercados, esperándose también un impacto en el volumen de las ventas y los precios de los productos. A estos efectos se añaden tanto el turismo receptivo como las remesas que enfrentarán una reducción de ingresos.
Estas contracciones de ingresos ponen a la balanza de pagos en una situación deficitaria que exige la búsqueda de recursos financieros para cubrir su desfase y ello implica una tarea extremadamente compleja por la existencia de severas restricciones de liquidez en los mercados internacionales.
En el ámbito fiscal, el petróleo representa el 50% de todos los ingresos presupuestarios y la caída de su precio obliga a una reprogramación global de la política fiscal. Es la fuente de ingresos más importante y más sensible que tiene un impacto directo e inmediato pues los ingresos se concretan en 30 días luego de la exportación.
En un mediano plazo, la producción y el empleo tendrán dificultades vinculadas con los efectos restrictivos que se derivan de una economía que ha perdido un monto importante de sus ingresos internacionales. Gobierno, empresas y trabajadores- familias de emigrantes-tendrán reducciones en sus presupuestos.
La información oficial del Banco Central del Ecuador apunta sorpresivamente hacia un crecimiento del 6% del PIB en el 2008. ¿Cómo se explica un cambio tan radical en nuestra economía?
Es necesario que el BCE abra todos sus documentos de trabajo para poder evaluar la razonabilidad de estos resultados. Los cambios son tan grandes que ocasionan dudas sobre su realidad. Pensar por ejemplo que la Construcción tiene un crecimiento en el segundo trimestre del 22% anual, o que las industrias han tenido un dinamismo del 9% anual, que la inversión nacional creció en el 21% también anual, merecen una análisis detenido, pormenorizado, ya que estos mismos sectores demostraron otra conducta hasta fines del 2007, y de pronto cambian de actitud, entran en una exuberancia económica que, si la pensamos con un poco de detenimiento debería tener como corolario una notable reducción del desempleo, cosa que no ha ocurrido y que más bien se ha incrementado en el último año.
Según el Observatorio Fiscal la cuenta única del gobierno Central asciende a USD 1800 millones al mes de Septiembre del 2008. ¿Es un índice positivo o preocupante?
Es un saldo superior al promedio de los primeros tres meses del año cuando esta cuenta tenía entre 400 y 500 millones de promedio. El salto se produce a partir del mes de abril al incluirse los fenecidos fondos petroleros en la cuenta única. Desde esa fecha oscila entre 1.000 y 2.000 millones. Al 20 de octubre está cerca de 1.400 millones y ese saldo es parte de la Reserva Internacional del BCE.
¿Qué diferencias conceptuales existe entre la contracción de una economía y una recesión?
Son dos calificativos que pueden confundirse cuando se los usa sin un cuidado particular. En muchas ocasiones suenan como sinónimos. Sin embargo, contracción económica es un cambio, normalmente temporal, en la velocidad de crecimiento de una economía. Se aprecia que la economía ya no es tan dinámica, pero todavía tiene signos positivos en los resultados de producción.
Recesión es por el contrario una etapa en la cual ya no existe crecimiento, o que siendo todavía positivo es de una dimensión tan marginal que no atiende las necesidades de bienestar de la sociedad. Este proceso tiene su expresión muy definida cuando la economía pierde valor, es decir produce menos que los períodos anteriores. En las sociedades desarrolladas, la definición técnica de recesión demanda dos trimestres con este tipo de resultados frustrantes.
¿Cómo puede un país petrolero establecer un presupuesto del Estado cuando no hay fórmula de estimar la evolución de los mercados internacionales en medio de la actual turbulencia?
La mayoría de países exportadores de materias primas o productos básicos-petróleo, gas, cobre, aluminio, hierro, entre otros- sobre los cuales se aplica un sistema de tributación especial, adoptaron o mantuvieron sistemas presupuestales sustentados en los precios históricos, de largo plazo de estos bienes y, crearon fondos de cobertura o estabilización con los excedentes, precisamente para no acostumbrar a sus sociedades a niveles de gastos superiores a los que pueden mantener con seguridad y sin sobresaltos, y en segundo lugar para disponer de esos recursos cuando las condiciones cambien y se vuelvan contrarias al interés colectivo a fin de amortiguar los daños que el ciclo depresivo trae consigo.
Cuando llega esa situación se aprecia el valor de la prudencia. Los países que la mantuvieron reciben los réditos mientras los que la desdeñaron empiezan a vivir un clavario. ¿Qué dirán ahora los que pensaron que la etapa de la abundancia era infinita? ¿A quién culparán de los daños que se produzcan por no haber sido precavidos?
En la presupuestación anual pública el país debe asegurar la meta de producción de petróleo que es de directa responsabilidad con bajo nivel de cumplimiento y, utilizar un precio del barril que no deje dudas sobre su certeza en las transacciones cotidianas. Eso funciona bien, es producto de una política conservadora que ofrece estimaciones certeras, aún en situaciones de enorme volatilidad e incertidumbre como la actual.
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Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
Octubre 22 del 2008