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Inquietudes nacionales

¿Qué efectos puede producir una estimación del precio del petróleo alto en el presupuesto para el ejercicio del 2009?


Confirma o demuestra la disposición gubernamental a utilizar al máximo todos los recursos que dispone sin tomar ninguna previsión para etapas o ciclos depresivos de precios- especialmente del petróleo- o de otros ingresos fiscales.


Desde esa perspectiva la política fiscal deja al descubierto a todo el sistema económico frente a situaciones adversas o imprevistas. No dispone de un solo instrumento propio de manejo directo que permita reducir los impactos sociales y de todo orden de una manera racional, con algún método previamente establecido.


Nuevamente serían los pobres los que reciban el impacto más doloroso derivado de una crisis que puede llegar a tener dimensiones incalculables. Ahora mismo, este gasto público ya contribuye al mantenimiento de un proceso de aumento de precios incompatible con la dolarización.


Según los datos proporcionados por el MF, sobre los cuales el Observatorio de política Fiscal ha realizado estimaciones para el 2008 que determinan un gasto total de todo el sector público bordeando la impresionante relación del 50% del PIB, dentro del cual el 50% tiene como fuente de ingresos a la renta petrolera. Con estas cifras es, no sólo evidente sino que se advierte el tránsito del país por un sendero económico altamente vulnerable que pone en entredicho la viabilidad del sistema actual.


Para recordar tiempos cercanos, el gasto total de todo el sector público en el año 2003-hace apenas cinco años- era la mitad del actual y los subsidios llegaban al 7% del PIB, mientras que en este año pueden alcanzar el 24%. ¡Hay sin duda alguna una bomba de tiempo activada!


Finalmente, si el precio del petróleo que se calcula para la pro forma del 2009 es de $ 85 por barril, ya no queda mucho espacio de maniobra con los niveles de precio del mercado internacional. Para el 2003 el precio que se usó fue $ 18.


¿Cuáles son los parámetros de negociación, ventajas o riesgos en la negociación petrolera con Venezuela respecto al pozo Sacha en nuestro oriente?


No se tiene información que permita establecer las bondades o ventajas de este acuerdo. Conocemos lo que tiene y significa el campo Sacha pero del venezolano sólo hay datos tangenciales: se dice que Ayacucho es de crudo muy pesado y que tendría reservorios considerables. No se sabe cuales son los riesgos y la participación de Petroecuador, que a pesar de no cumplir su plan de trabajo en el país, busca distraer capitales en una asociación que por lo menos deja dudas.


¿Cómo se pueden evaluar los efectos del salvataje inmobiliario del gobierno de los EE.UU.?


La revista The Economist en su número del 19 de julio expresa que las declaraciones del Secretario del Tesoro Paulson hechas seis días antes parecían las de un ministro de finanzas de un país en desarrollo presentando un plan de emergencia para salvar a los dos colosos privados del crédito hipotecario, uno de los cuales nació precisamente luego de la crisis de 1929, y que en conjunto tienen o garantizan 5.2 trillones-americanos- de dólares, algunas de las cuales han sido adquiridas incluso por varios bancos centrales de distintas partes del mundo.


El dilema mortal de las autoridades monetarias y del gobierno de los EEUU entre dejar que los bancos se caigan y con ello acarrear un colapso de dimensiones hasta demenciales -con contagio en casi todo el mundo-, o salvarlas utilizando recursos públicos pero evitando los efectos dominó, volvió a ser una realidad, desmintiendo la creencia que se enraizó de que la arquitectura financiera construida en EEUU luego del colapso de principios del siglo pasado era muy sólida.


Precisamente cuando ocurren estos hechos y se empiezan a buscar las causas florecen las interpretaciones. Hasta estos días no parece ser que la calidad de los créditos hipotecarios -concedidos con márgenes de garantías superiores al 30% y con buenos historiales de pago- sean los causantes, sino el enorme apalancamiento de estas instituciones -Fannie y Freddie- que llegó a 65 veces su patrimonio cuando, para hacer una comparación, la de los bancos están alrededor de 10 veces. Esto, por supuesto que muchos lo conocían pero no advertían su desproporcionalidad, desnudó su fragilidad.


En este proceso los primeros perdedores son los accionistas de estas entidades, cuyas inversiones en el capital en algún momento llegaron a valer 140 000 millones de dólares y que terminaron en un poco más de 1 000 millones.


La confianza-tantas veces comentada y advertida sobre su trascendencia-cuando se la pierde ocasiona daños tan brutales como los huracanes. Impacta a buenos y malos y pone en aprieto a los gobiernos.


Hasta aquí este salvataje es el más grande de toda la historia económica mundial y demuestra que nadie está libre -aunque se escriba en la constitución y la ley que estas operaciones están prohibidas- de una situación tan dolorosa como resultado del mal manejo económico. Con esta decisión, el gobierno busca desesperadamente restablecer esa confianza perdida, enviando un mensaje de que no permitirá quiebras que repitan la triste historia de 1929.


La gran diferencia con aquella radica precisamente en la actitud del FED y del gobierno de rescatar las instituciones asumiendo un costo fiscal e inflacionario, pero evitando que los daños se concentren en los estratos económicos pobres. El lado malo es el riesgo moral de creer que siempre existe una suerte de garantía implícita del gobierno que cubre malos manejos privados.


El tema del no pago de la deuda externa ha regresado a la escena nacional: ¿motivos políticos electorales o algún indicio económico o financiero serio?


En términos reales, el peso actual del servicio de la deuda pública es razonable. Dejó de ser un distorcionador de las finanzas públicas. Sin embargo, el anuncio de una posible moratoria unilateral construye un ambiente encrespado en las relaciones económicas internacionales que puede degenerar en efectos desestabilizantes de la dolarización.


Con el nivel de gasto público otra vez aparecen las necesidades de endeudamiento -vituperado por personas que tienen responsabilidades públicas- que en la pro forma del 2009 llegan a un poco más de 3.200 millones de dólares, mientras las amortizaciones e intereses no llegan al 50% de ello. ¿Conviene entonces hablar de moratoria?


DESTACADOS



El gasto público señala un sendero altamente vulnerable que pone en entredicho la viabilidad del sistema actual.



Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Septiembre 11 del 2008

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