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Inquietudes nacionales

  • Abelardo Pachano
  • 1 mar 2007
  • 4 Min. de lectura

¿Cómo se puede conciliar más subsidios y más gastos en el 2007 con la camisa de fuerza que es el presupuesto del Estado para este año?


Los presupuestos por definición deben ser y en la mayoría de los casos son camisas de fuerza. Así lo entendió el mundo luego de amargas experiencias derivadas del abuso persistente realizado durante un buen tiempo, de diversos mecanismos a través de los cuales se expandieron de forma irresponsable los usos de los fondos públicos.


Inflaciones incontrolables, tipos de cambio en la estratosfera, tasas de interés desproporcionadas, crecimiento nulo o negativo, graves tensiones sociales, agresividad política, pérdida de rumbo, explosión de deuda pública, desempleo, son algunos de los efectos que se dieron como respuesta del manejo expansivo, descontrolado de los fondos públicos.


Ahora, con rarísimas excepciones, todos cuidan las finanzas públicas, tratan de optimizar socialmente su uso, precisamente para crear un ambiente que sea compatible con los objetivos de tener un mundo o una sociedad más justa. Sin crecimiento no hay posibilidad de redistribuir riqueza y ofrecer oportunidades. Pero el crecimiento no es el único factor, se necesita tener estabilidad y ella se la consigue respetando el papel del Estado en la colectividad, es decir demostrando responsabilidad y equilibrio en el uso de los recursos encomendados por la sociedad. A ello debe sumarse una política de gasto fiscal que privilegie la inversión en programas sociales dirigidos de forma precisa a los sectores vulnerables, que ataquen las causas de las inequidades y ofrezcan herramientas reales, prácticas a todos los marginados para que puedan salir de su postración.


Los subsidios en ese sentido deben ser puntuales, objetivos, cuantificados y no generales e indefinidos. Los gastos corrientes del Estado deben ser los estrictamente necesarios, pues el objetivo del Estado no es ser adiposo sino socialmente eficiente.


El dilema de los recursos escasos y las necesidades desbordantes es el punto de partida con el que se construye un presupuesto. Siempre faltarán recursos, por ello los disponibles deben ser utilizados sobre criterios de máxima prioridad. Si no se aplica esta norma se pierde efectividad en la política fiscal o se incurre en endeudamientos que luego son vituperados.


En el 2007 ya se ven las intenciones, que las previmos, de usar los fondos creados con propósitos específicos, en gastos de bajo valor social y escasa prioridad. Las normas establecidas en la Ley Orgánica de Responsabilidad, Estabilización y Transparencia Fiscal, que existen en varios países como Argentina o Brasil, y que sirven para crear un marco fiscal sólido y promotor de crecimiento ordenado y estable, se las están violando con interpretaciones o reglamentaciones legales creadas a la medida, aprovechando algún resquicio.


Los fondos como el Fac, Feisep, Fep, Cerep que se estiman acumularán 1 800 millones serán usados para cubrir esta tendencia a gastar con poca previsión. De hecho 400 ya están en el Presupuesto del 2007. La declaratoria de emergencia vial es otro peldaño en esa dirección.


El Gobierno anunció la conformación de una comisión que audite la deuda ‘ilegítima’. ¿Qué experiencias internacionales hay sobre este tema? ¿Qué tipo de institución puede determinar cuando una es deuda ilegítima?


No conozco de alguna que haya abordado el tema y determine las características de la ilegitimidad de una deuda. Han existido congresos religiosos, humanistas, sociales que han declarado sobre la incompatibilidad existente entre el pago de la deuda financiera y la deuda social, pero más allá de su declaración no han aportado con criterios que permitan visualizar de una forma objetiva como debe resolverse el problema, porque su desconocimiento no contribuye per se a la solución de las injusticias sociales. Es mas, las agrava.


Entiendo que sólo un juez, de la jurisdicción en la cual se contrató la deuda puede declararla ilegítima en mérito a los documentos que lo justifiquen.


¿El desplome de la Bolsa de Shangai se puede parecer a la histórica crisis de los tigres asiáticos; es decir, otra vez un efecto ‘burbuja’?


No es de esa dimensión ni las causas son parecidas. La corrección ocurrida el día martes que desencadenó una serie de efectos en varios mercados mundiales, demuestra varias cosas: primero la importancia que tiene ya la economía china en el concierto internacional; segundo, la interdependencia económica global, y tercero la enorme sensibilidad del sistema económico a cambios en las percepciones de riesgo.


Se han dado varias explicaciones de la caída de la bolsa, entre las cuales sobresale una declaración del ex Presidente del FED Alan Greenspan en un evento asiático, que pronostica una posible, aunque no definida recesión en la economía de los EEUU. Es posible que este haya sido un factor coadyuvante, pero de lo que se sabe, la causa central del desplome de Shangai es la prohibición del gobierno chino de conceder préstamos bancarios para adquirir acciones de empresas chinas.


La razón es corregir la sobre valoración de estas acciones que estaban ofreciendo una relación de 44 veces entre el precio de los papeles y las utilidades anuales, lo que significa 4 veces el valor transado en Hong Kong. A esto se sumó el proyecto gubernamental, posteriormente abortado de introducir un impuesto a las ganancias de capital que se obtengan como producto de las negociaciones bursátiles.


El contagio de las bolsas de los EEUU contó con la percepción de una potencial declinación económica, un posible nuevo frente militar en el Medio oriente, ahora con Irán lo que provocó otra subida del precio del petróleo y la información de malos créditos hipotecarios. En América Latina, la sensación de una desactivación económica china trajo también secuelas especialmente en los países con intensas relaciones comerciales.


La volatilidad de las bolsas ha continuado toda la semana y no se sabe cuánto durará, por la poca información macroeconómica del gigante asiático. En esta incertidumbre se valoraron los bonos del gobierno de los EEUU, mientras su moneda demostraba debilidad frente a las otras duras.


El caso minero es un problema y oportunidad para el Ecuador ¿cómo salir adelante? ¿Se puede aprovechar la experiencia minera de Chile y de Perú?


No veo porque es un problema. Es una oportunidad no aprovechada. El país lo tiene abandonado y desde el punto de vista geológico no hay razón para que no existan reservorios importantes de minerales.


Las dos experiencias latinas por supuesto deben servirnos algún día para el desarrollo de este sector.


DESTACADOS


Los fondos del FAC, FEISEP, FEP, CEREP que acumularán 1 800 millones serán usados para cubrir la tendencia a gastar.


La causa del desplome de la bolsa de Shangai es la prohibición a conceder préstamos para adquirir acciones chinas.




Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Marzo 1 del 2007

 
 
 
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