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Inquietudes nacionales

Además de la escalada de los precios internacionales del petróleo, ¿qué otras secuelas pueden generarse a raíz del grave conflicto de Oriente Medio?


La importancia geopolítica de la región es histórica. Era un corredor comercial con Oriente que generó vínculos económicos y dependencias de la más diversa naturaleza y, que dieron lugar a más de un conflicto.


Ahí reposan las más importantes reservas hidrocarburíferas del mundo. En Arabia Saudita, Irak, Irán, Los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait están más del 65% de ellas, y la desestabilización política de estos países pone en serio riesgo y de dimensiones inimaginables a la organización económica de los países de occidente que dependen del abastecimiento que proviene de esta región. La energía que consumen las sociedades actuales en su gran mayoría depende del petróleo, pues las fuentes alternativas todavía no despegan a un nivel que le hagan competencia real a este producto.


Geográficamente, esta región está muy cerca de Europa y puede convertirse en un polvorín que ponga en vilo la paz del continente. Es, en esas condiciones potenciales una amenaza real. Por eso, en las negociaciones con Irán e incluso en el caso de Irak la postura europea es distinta de la de los EEUU. Buscan arreglos diplomáticos in extremis, mientras los americanos tienen una actitud más beligerante. Ahí, la ubicación de Turquía es la de un comodín que amortigua las tensiones y, por ello la intensificación de lazos políticos con occidente responde a esa realidad especial, a pesar de las enormes distancias culturales y religiosas.


Ahora, el aumento del precio del petróleo, tiene una explicación parcial en este fenómeno político, que por supuesto genera fuerte incertidumbre en los mercados petroleros, pero su sostenimiento encuentra también razones reales en el aumento de la demanda provocada por el continuado crecimiento de las economías asiáticas; en el cambio de la composición de producción de petróleos entre livianos y pesados; en la inflexibilidad industrial de procesarlos eficientemente a los segundos; en la ausencia de productos sustitutivos en un plazo razonable y, en el desfase de mercado que se produce hasta que se desarrollen campos que no eran rentables a los precios anteriores.


Estos precios del petróleo desarreglan las economías generando presiones inflacionarias que, por su parte llevan a la aplicación de políticas monetarias restrictivas, con tasas de interés superiores y con monedas internacionales vulnerables. En ese ambiente, las economías tienen desequilibrios que las contraen o demuestran dificultades para sostener los niveles de bienestar que buscaban.


¿De qué manera un adecuado desarrollo de la seguridad pública puede permitir tener una organización de Defensa Civil que nunca la hemos tenido eficiente, como se ha evidenciado en el caso del volcán Tungurahua?


Esta reflexión siempre aparece cuando ocurre una catástrofe. Reclamamos por la inoperancia pública, la falta de recursos, su escasa capacidad operativa, la falta de planes emergentes, en fin regresamos a ver quien es el culpable de tanta desidia, y la respuesta el la misma: tenemos un Estado desinstitucionalizado que ni siquiera cumple con sus obligaciones primigenias, peor las demás, entre las que se encuentra la Defensa Civil. Igual pasa en las Aduanas. Que diremos de las empresas públicas.


Es como “pedir peras al olmo” dice le refrán popular. Ahí se reflejan los resultados que se cosechan de tanta desarticulación de las políticas públicas. Este es un ejemplo que recoge la pérdida de los referentes de responsabilidad, de rendición de cuentas y de aplicación de principios de uso responsable de los dineros públicos. El derroche, la falta de programación objetiva de las responsabilidades públicas, la corrupción llevan a esta degradación.


Se debería crear una red integrada por las organizaciones privadas que podrían ser las fundaciones especializadas que ya existen, para que ellas conjuntamente con la Defensa Civil, trabajen dentro de un marco legal severo pero ejecutivo en el que puedan cumplir estas responsabilidades, a la par que exijan la entrega constante de recursos al Estado para disponer de herramientas y bienes que sirvan para cubrir los contingentes nacionales. Lo que se buscaría es combinar la eficiencia y responsabilidad privada sin fin de lucro con el sentido social público.


La idea sería integrar en una red lo que tenemos desperdigado. Aprovechar todo lo bueno que se ha conseguido con las acciones de empresas privadas, el apoyo de los organismos regionales y ciertos ministerios como el de Defensa en este caso del volcán Tungurahua, que merecen reconocimiento particular, para articular, sobre esta experiencia una acción coordinada permanente.


¿Cómo se podrá superar un aparente o posible conflicto que estaría afectando a la licitación del Puerto de Manta respecto al proceso ,quizá más avanzado. de las ampliaciones del Puerto de Guayaquil?


Aquí no hay razón alguna para que exista conflicto. No hay que caer en este juego. El desarrollo del puerto de Manta y la modernización del de Guayaquil son necesarios para el país. No son contrarios ni incompatibles.


Aquí se quiere reproducir lo que ocurrió durante muchos años con los aeropuertos de Quito y Guayaquil, cuando grupos interesados generaron una confrontación que dilapidó tiempo, dinero y oportunidades. El costo del daño fue y es in cuantificable y, algo de esto quiere repetirse pero ahora tomando como rehenes a los puertos. Ya molestaron y mucho con la concesión del de Esmeraldas, pero no hay que permitir que se vuelva a usar estas artimañas para dañar intereses nacionales.


El puerto de Manta es estratégico para el país y puede generar efectos económicos exponenciales no visibles hoy, ni estimados en las previsiones nacionales con su transformación en puerto ínter modal o de transferencia de mercaderías.


¿Influirá favorablemente para la recuperación del Mercosur el ingreso de Venezuela a dicho tratado?


Este convenio tiene problemas de identificación de objetivos. Hay discrepancias con dos de sus miembros fundadores. No está institucionalizado. Es más una entelequia política que se mueve con mucha amplitud ante los cambios de las condiciones que se producen en las relaciones internacionales. Tiene una base de negociación comercial aduanera delimitada, pero le cuesta avanzar o profundizar los entendimientos.


Las discrepancias que existen entre Argentina y Uruguay por la construcción de las papeleras han generado tensiones adicionales en el MERCOSUR. En ese ambiente el ingreso de Venezuela no se ve en que puede aportar para hacerle más dinámico. Por la idiosincrasia del gobierno entrante, es posible que lo que ocurra sean efectos mediáticos antes que reales.



DESTACADOS


El Medio Oriente está cerca de Europa y puede convertirse en un polvorín que ponga en vilo la paz y estabilidad mundial.


El desarrollo del puerto de Manta y la modernización del de Guayaquil son necesarios y complementarios para el país.



Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Julio 21 del 2006

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