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Incoherencias

La incoherencia está tomando niveles que amenazan toda la organización del estado. Cada día es más notoria la utilización del argumento contrario al que se utilizó la víspera para posicionar los intereses públicos,


En los últimos tiempos varios temas han servido de conejillo de indias para demostrar cuan profunda es la descomposición conceptual de gran parte de los dirigentes nacionales. La deuda externa y el TLC son ejemplos que sirven para graficar por qué el Ecuador puede ganar el campeonato de las contradicciones. Es común encontrar estas afirmaciones: Si el Ecuador prepaga la deuda, se comete un crimen de lesa patria. Si lo hace Argentina o Brasil, aprovechan las condiciones de los mercados. La deuda pública es un lastre y no debe pagarse, pero el déficit fiscal reactiva al país. No más impuestos ni cobro de obligaciones, pero si más asignaciones a municipios y prefecturas. La CONAIE, el MPD están en contra del TLC, pero sus diputados votan a favor de la Ley de Huaquillas. El TLC no nos conviene porque afecta la producción nacional, pero debemos multiplicar las zonas francas.


La Ley de Huaquillas es un hito de la contradicción: ¿si el TLC es tan malo, cómo se entiende esta apertura total? ¿Es esto consistencia?


La brusca suspensión de la última ronda del TLC y la incomunicación con los representantes del gobierno de los EEUU por la “forma” como el Ecuador impone cambios en las condiciones de los contratos petroleros, llevó a las autoridades nacionales a utilizar la vía diplomática para conseguir la reapertura de los diálogos. Volvió el tema de la Base de Manta a la mesa de negociación (que no se el porqué de su inclusión pues hay un convenio que vence el 2009), con la advertencia de que el tema petrolero sigue afuera por ser de incumbencia interna. ¿Hay lógica y consistencia en esto? Yo, por lo menos no entiendo, salvo que la información de prensa esté equivocada.


La equidad es el fundamento de los planteamientos para la renegociación de los contratos petroleros, pero ella no sirve para resolver cuando la postura proviene de la compañía en cuyo problema se reconoce que no existe daño al patrimonio público. ¡Cuándo seremos coherentes! Y en esta misma línea, si sabemos que en este sector las empresas privadas ganan dinero, por qué no existe una acción pública de reclamo airado por lo que ocurre en Petroecuador que pierde en todo lo que hace y que ahora quiere vender anticipadamente petróleo, en una transacción que si la entiendo bien viola la Ley de Transparencia Fiscal (una mancha más al tigre), para poder pagar más de 200 millones de dólares que adeuda a sus proveedores. ¡Más deuda para gastos operativos! Cuando lo que deberíamos tener es una empresa que, como las privadas, ofrezca utilidades al país. ¿Qué hace el Estado como accionista en este caso? ¿Por qué no actúa igual que frente a las privadas? ¿Hay consistencia?


Y como estos casos, todos los días aparece uno nuevo. Siempre hay alguna explicación que justifica este descarrilamiento conceptual que nos lleva a perder oportunidades, pero disfrutamos creyendo que hemos engañado a todos con las inconsistencias monumentales que nos darán el trofeo de la inequidad y la desesperanza.


DESTACADO


Las monumentales inconsistencias públicas nos darán el trofeo de la inequidad y la desesperanza.


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Abril 19 del 2006

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