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Inquietudes nacionales

¿A quién debemos culpar por la reiterada crisis energética que afecta al país y a todo el aparato productivo?


“Cuando todos somos culpables, nadie lo es.” Esta vieja y sabia frase que la leí hace mucho tiempo y que si no me equivoco corresponde a un gran líder argentino, se aplica con precisión al hecho preguntado. Desde 1991 en que se detectó la existencia de este grave problema, los gobiernos, el país, los medios de comunicación, los dirigentes políticos, los ciudadanos, todos de una forma u otra hemos conspirado directa o colateralmente para que no se lo resuelva. El miedo a tomar decisiones políticas complejas ha llevado a todos los gobiernos a remendar las situaciones, a crear un sistema eléctrico, que si sabíamos en lo que iba a terminar, era mejor no cambiarlo. Era preferible la organización centralizada a este desorden de empresas públicas politizadas, sin un dueño que se conduela de su patrimonio, que se han convertido en presas de la ambición política local o regional.


Según El Comercio con las deudas no pagadas al Estado que superan los mil millones de dólares!!, se habría podido construir dos enormes centrales hidroeléctricas y con ello resolver no sólo el abastecimiento de luz, sino la reducción notable de las tarifas.


Pero la insensibilidad ciudadana, el quemeimportismo, la carencia de instancias públicas que defiendan el interés colectivo, han determinado la realidad actual. De tiempo en tiempo tenemos en las primeras páginas de los diarios la sorpresa (?) de que hay que ahorrar energía para evitar apagones, y ahí vivimos la angustia, renacida por arte de la naturaleza y complicidad nacional, de que no hay planes sostenidos para acabar con esta tragedia.


Los dirigentes políticos, aquellos que asumen responsabilidades públicas han deambulado con el tema. Lo llevan en la cartera de su agenda y lo entregan a su relevo en iguales o peores condiciones. ¡Y nadie pide cuentas!


Un país que actúa de esta forma tiene escasas opciones de suceso. Y esto que lo vemos aquí se repite en telecomunicaciones, petróleo y sus combustibles, educación, salud. Se desperdician miles de millones de dólares y nuestras discusiones diarias caminan por sendero separado.



¿En qué quedaron todas las promesas sindicalistas de que la situación energética iba a mejorar y que no era necesario privatizar ese sector?


En lo que tenía que ocurrir, en nada. Lo importante era bloquear cualquier cambio y lo consiguieron a costa de todos y con el apoyo de ciertos políticos que tienen ideas del siglo pasado. Ahora, una de las más claras razones de la falta de competitividad del país está en la descomposición de los servicios públicos. Vean el informe mundial que nos coloca en el puesto 103 y coincidan conmigo que si no arreglamos el Estado, las potencialidades de desarrollo serán reducidas.


Pero como esas pérdidas de vigor en el crecimiento no se ve o siente porque es algo que no lo percibimos, no hay nadie que lo pelee, lo defienda, lo rescate.


No se trata de privatizar, sino de crear un sistema eficiente, con normas duras, sanciones ejemplares que obliguen a ofrecer un servicio competitivo. Compartir la inversión con capital privado y tener administraciones que rindan cuentas y sean responsables de sus actos, son las normas básicas que regulan las actividades privadas. ¿Por qué no se las puede instalar en las empresas públicas?


Los movimientos ciudadanos deberían mirar estos temas. La prensa podría ser más acuciosa.


¿Que influencia económica o cómo va a ayudar la clasificación de Ecuador al Mundial de Alemania?


En las actividades vinculadas al deporte, como son aquellas que proveen de material deportivo, vestimenta, se debe apreciar una revitalización de sus ventas. El ambiente de satisfacción ayuda también a tener una actitud psicológica mucho mas positiva y de emprendimiento. Las cosas se las ve de mejor color y con ello renacen opciones y se ven otras oportunidades.


Los ecuatorianos necesitamos mejorar nuestra auto estima. Saber que valemos, que merecemos respeto y que no estamos dispuestos a que nos sigan vapuleando. En ese plano los ejemplos de los atletas, de nuestros andinistas, de los ciclistas, de los futbolistas, entre tantos, son un acicate. Por ahí se perfila un Ecuador distinto, que ojalá se concrete.



¿Con el nuevo Canciller habrá un cambio de actitud del país respecto al Tratado de Libre Comercio o cree que Carrión dará continuidad a las posturas críticas del ex canciller Antonio Parra Gil?.


Ya lo dijo en su posesión. Hay un cambio de personas, pero la política internacional sigue. En sus declaraciones antes de posesionarse reiteró la postura sobre las relaciones con Colombia. Lo que si se producirá a no dudarlo es una modificación en el estilo de comunicación y tratamiento de los temas de su especialidad. La discreción volverá a la cancillería.


Sobre el TLC, la cancillería no ha tenido una postura pública. Participa en el equipo de negociación y entiendo que opina dentro de su ámbito de competencia, a propósito del cual, aquí nos encontramos con otro ejemplo de cambio de criterio oficial que confirma el temperamento del gobierno, pues ahora abandonó a sus compañeros del grupo andino en el tema de la vigencia de los derechos de los Datos de Prueba y ha puesto en riesgo todo el proceso. Sin embargo, ayer corrió la versión de que había nuevamente retorno a la posición anterior. El gobierno necesita serenarse y sostener líneas claras de política si quiere trascender y generar oportunidades al país.


¿Conoce usted el documento sobre el que se basó el diputado Febres Cordero para definir que el 75% de los depósitos monetarios se destinen obligatoriamente a ciertos créditos?


No lo conozco. Indagué en el Congreso Nacional, pero no encontré ningún estudio. Dada la seriedad e importancia del tema, el país debería disponer de los soportes que justifiquen este tipo de proyectos a fin de que contribuyan al esclarecimiento nacional.


Los dos premios Nóbel de economía son o parecen de origen judío. ¿Sabe cuantos han sido de ese origen?


Espero no equivocarme, pero según he podido averiguar, incluyendo estos dos últimos y sin saber si hay más en este año, habría 169 judíos o de ancestro judío que han recibido esta distinción. De ellos, 28 son químicos, 23 economistas, 12 literatos, 52 médicos, 9 en paz y 45 en física. Es decir representan el 22% de todos los galardonados y es una muestra enorme frente a una población mundial de 13 millones de judíos, de los cuales 5 millones viven en EEUU y otro número igual en Israel.

Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Octubre 14 del 2005

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