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Solo se miran las costuras

“Cíclicamente el tema de la Seguridad Social ocupa las primeras páginas de los periódicos. Las más de las veces para denunciar negociados, o para anunciar el eterno tema de la “reestructuración administrativa”, o la adopción de un modelo “mixto”, o para anunciar que “el modelo mixto es inconstitucional”, o para contar los cadáveres de los jubilados en huelga, o para anunciar que “como el modelo mixto no funciona, se devuelven los fondos de reserva”.”


He tomado esta cita de la Carta del Mes, correspondiente al 28 de julio pasado de Lexis S.A. porque me parece que grafica la forma como se maltrata públicamente a este tema social y económico vital para el sostenimiento de una colectividad, que se le debería cuidar con celo por ser el núcleo del bienestar buscado a lo largo de toda una vida de aporte constante.


Los vaivenes políticos, la escasa memoria colectiva, la falta de una conciencia pública sobre la trascendencia de esta institución y mecanismo de capitalización personal y social han determinado que las decisiones sean producto de conveniencias políticas, de cálculos electorales y no de la defensa de quienes están mes a mes aportando con el 28% de sus remuneraciones. ¿Cuándo se organizarán los afiliados para defender sus intereses, determinar que desean hacer con sus ahorros y poder establecer las condiciones de los manejos de sus dineros y de quien los debe administrar?


Revisando la historia de los Fondos de Reserva que hoy se están devolviendo, se encuentra que fue instaurado en 1938 y lo administra desde esa fecha el IESS. Ya entre 1942 y 1956 se los establecieron como un “Seguro de Rentas Fijas” con el objeto de fortalecer el plan de protección para invalidez, vejez y muerte. Es decir, desde hace 63 años se vio que el sistema de pensiones estaba mal calculado y requería del apoyo de los Fondos de Reserva para poder ofrecer pensiones, sino dignas, mejores que las estimadas sin su participación.


Pero, como sucede en nuestra historia, la memoria política y colectiva es tan mala que en 1981 se rompió este compromiso original y se permitió su devolución para “atender urgencias de corto plazo de los afiliados”. Los argumentos se completaron con la erosión de estos ahorros por la pérdida de poder adquisitivo de los aportes producto de los sostenidos procesos inflacionarios. Pasaron algunos años, y los efectos de esta decisión se vieron con claridad: el IESS no podía ofrecer las pensiones convenidas por la ley, que hasta ahora existe y garantiza el 75% de las 60 mejores aportaciones, y tenía que buscar más apoyo del Estado y contribuciones superiores de los afiliados.


Lo demás ya lo sabemos. Estamos viviendo, día a día los pormenores de las devoluciones, pero ya nadie se apiada de lo que esto provocará en la estructura financiera del IESS y los daños que acarrea en los cálculos de las futuras pensiones. Lo que si vemos en las liquidaciones es la forma como el Estado pulverizó las aportaciones de los afiliados con el manejo irresponsable de la política fiscal que devino en inflaciones y devaluaciones perversas contra el patrimonio de todos los miembros del sistema de pensiones. Y algunos todavía quieren regresar a esos tiempos con sus propuestas de expansión ilimitada del gasto público sin ningún sentido social ni responsabilidad colectiva.


¿Qué esperan para defenderse los afiliados?


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Septiembre 21 del 2005

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