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La historia nos enseña

“Caballeros: Ustedes están tratando de negociar algo que saben que nunca será posible negociar. Pero, si llegan a negociar, lo que acuerden no será ratificado. Y si es ratificado, el acuerdo no podrá ser puesto en práctica.” Así comenzó su alocución el Representante de Gran Bretaña en 1957 cuando se daban los primeros pasos para la formación de la Comunidad Económica Europea. Con esta cita la revista The Economist del 25 de Septiembre último desnuda la posición de su país y pone en evidencia la miopía con la que el gobierno de esa época participó en un evento que años más tarde demostraría resultados tangibles e incuestionables. Pero, ese gobierno no sólo que careció de un plan sino que contagió a su comunidad de una postura recelosa y ambigua frente a lo que sería el gran desafío europeo. Con esta forma de ver las cosas ese país siempre estuvo cuestionando la razonabilidad de este mega proyecto mundial. Hasta estos días, la gran isla europea tiene dificultades para comprender muchas de las decisiones, y por esa actitud medrosa ha perdido y pierde oportunidades que se han revertido a favor de sus vecinos.


Que diferencia con la postura de España durante el gobierno socialista de Gonzalez, quien pese a que durante la campaña electoral se mostró contrario a la incorporación a la Comunidad Europea y a la OTAN, en el ejercicio de su mandato visualizó las dimensiones de su anexión, lo hizo y en la negociación aprovechó la condición de ser de menor desarrollo, obtuvo ventajas y las utilizó para catapultar a su país. Portugal, con mayores diferencias de desarrollo también tomó los riesgos y ahí está disfrutando de una situación que genera bienestar a sus ciudadanos.


Deng Xiaoping en 1976 rompió la línea de acción económica de China y hoy es la segunda potencia mundial. Todavía tiene muchos problemas, pero la senda escogida le inserta en el mundo de mercado y negocia su apertura a pesar de los desbalances. Los chinos saben que las oportunidades están fuera de sus fronteras. Los mercados domésticos de los países en desarrollo no son de la dimensión que requiere el ritmo de desarrollo actual.


En la cita con la que comienzo esta columna se resume la visión negativista de una de las partes involucradas en un proceso cuando tiene retos enormes frente a si, que sabe, porque no vamos a decir que los desconoce, la dimensión del esfuerzo pero que choca con la comodidad de la estructura de intereses construida y que debe ser enfrentada sobre la base de configurar una nueva sociedad mas eficiente, competitiva y favorable para sus habitantes. La postura de rechazo dogmático es por definición intelectualmente perezosa a lo que se suma su desinterés por explorar opciones que demandan perseverancia combinada con gran objetividad.


En estas circunstancias especiales es cuando se aprecia la visión de los Estadistas como guías de sus países. Ven lo que el común de los mortales no aprecia, y por esa capacidad especial de percepción del mundo futuro, se adelantan al tiempo y consiguen que su pueblo pueda llegar a disfrutar de un estatus que de otra forma no podría alcanzarlo. Esas son las oportunidades que no se repiten. Se presentan y pasan, y ahí deben estar listos aquellos que deben asumir sus roles de conductores de la historia que más tarde será escrita.


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Octubre 21 del 2004

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