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Basta de maltrato

El día 22 de mayo a las 20.00 horas, una señora con dos menores se presenta en Migración del Aeropuerto de Quito con todos sus documentos en regla, pasajes del vuelo Lan 559, pasaportes vigentes, permisos de salida en orden y autorización del Tribunal de Menores para sus dos pequeños hijos. Inicia la revisión un policía de Migración y ahí empieza el calvario. Su vuelo sale a las 22.00 horas, es un vuelo conocido pues lo ha utilizado varias veces para los chequeos médicos de sus hijos, y dispone del tiempo suficiente para concluir este proceso rutinario; sin embargo, ¡oh sorpresa!, el policía encuentra que falta un sello en la autorización del Tribunal y por eso los chicos no pueden salir del país. La señora le explica que cumplió todos los procedimientos regulares en la Corte de Menores y que si le omitieron ese “sello” en nada invalida la autorización. Ante la negativa, pide la presencia de un supervisor de migración para que le resuelva el problema, pero no hay nadie a quien recurrir. El policía persiste en negar la salida. La señora llama a su esposo para que con su presencia avale lo que dice el documento del Tribunal. El policía le niega la petición. Nuevamente le enseña en sus pasaportes las veces que ha utilizado esta vía para los exámenes médicos de sus pequeños y la cita que tiene al día siguiente. El policía sigue inamovible. ¡Falta un sello!, insiste. Ya cansada, llama a un amigo y él le recomienda pedir el nombre del policía para el reclamo posterior. ¡Ahí apareció el miedo! Sin supervisor, sin esposo y bajo su responsabilidad omnímoda autorizó la salida, Eran las 21.50.


Domingo 15 de Junio, 5.00 de la mañana, los pasajeros hacen cola para pasar Migración. Es una que llena todo el hall del Aeropuerto de Quito. Hay dos policías que piden documentos al azar. La demora en llegar a las ventanillas de atención supera los 60 minutos (¡una hora!). De las diez cabinas de atención, sólo cinco atienden. En esa área hay otros dos policías que conversan amenamente sin atender a los pasajeros. Ante la queja, la respuesta es que la noche anterior llegaron tarde algunos vuelos y por eso no están todos los policías de migración y, ¡los cuatro extras supervisan el servicio!


Jueves 19 de Junio, 21.00 horas, en la sala de llegada se forman las colas para presentar documentos. Hay una frente a la ventanilla ocupada por una policía que revisa algo en su computador. Pasan algunos minutos, alza a ver y les dice que no va a atender. Los pasajeros buscan acomodarse en otras filas. Transcurre un tiempo y decide cumplir sus responsabilidades. Nuevamente los pasajeros tienen que reacomodarse.


Cuarto caso: 27 de julio, 5.00 de la mañana. El aeropuerto atestado de gente y nuevamente la cola demora una hora con veinte minutos para pasar migración. ¡Hasta cuando se debe tolerar el maltrato! Alguien debe poner fin a este mal servicio. De que sirven las mejoras en la parte física del Aeropuerto si los servicios públicos siguen deficientes. El Ecuador es uno de los pocos países que además del pasaporte exige permiso de salida y, a los hombres, incluso a los extranjeros residentes, ¿qué les parece?, la libreta militar. ¿Porqué y para qué? Se supone que los arraigos son comunicados a Migración y a nadie que tiene esta limitación se le ocurre ir por ahí. Los ciudadanos comunes sufren las vejaciones de unos controles inoperantes.


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Julio 31 del 2003

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