Sentados en dinero
Desde su fundación a principios del siglo pasado, el IESS mantuvo una activa participación en el financiamiento de la construcción. Se convirtió a lo largo de los años en el urbanizador de las principales ciudades del país. Incluso llegó a ser el principal mecanismo de financiamiento de la inversión nacional, hasta que llegaron los bancos internacionales con la deuda externa, que ocuparon su puesto y lo desplazaron a una posición secundaria, ganada además por las malas gestiones financieras que desprotegieron el capital de los afiliados al configurar un portafolio expuesto a la degradación de su valor.
Desde 1928 hasta 1995, último año de actividad hipotecaria del IESS, se concedieron préstamos por el equivalente a 1.166 millones de dólares, calculados a la tasa de cambio de cada año. En el año inicial se necesitaban 5.04 sucres para adquirir un dólar, y en 1995 la relación aumentó en 585 veces cuando llegó a 2.925.
En esta historia, el año que aparece como el más dinámico es 1982, con créditos por 138 millones de dólares a 7.186 afiliados, lo que da un valor promedio de cada hipoteca de 19.135 dólares. En número de operaciones, 1986 es el más fuerte con 12.905 operaciones.
Ahora bien, si quisiéramos restablecer el papel del IESS en la economía nacional y tomamos como meta la construcción de viviendas de clase media en base al número de operaciones del 86, estimando un costo individual actual de 50.000 dólares, se necesitarían 680 millones dólares.
Sabemos que el IESS ya no está dispuesto a prestar directamente. La alternativa es buscar su participación en el mercado hipotecario cuidando el valor de su portafolio con una rentabilidad equilibrada al riesgo de la operación. Las cedulas hipotecarias se convierten en el vehículo que resuelve el problema, pero para su funcionamiento se necesita reformar la inconsulta ley actual que las vuelve inoperantes e inconvenientes para todas las partes involucradas en una transacción de esta naturaleza.
¿Y el IESS de dónde va a sacar el dinero?. En estos momentos dispone de inversiones financieras por 820 millones dólares, de las cuales el 42% son bonos del estado, otro 42% está depositado en el Banco Central sin ganar ningún interés, 12% son papeles privados y el 4% restante está en el Monte de Piedad. A esto, se añaden 200 millones en propiedades y 2.500 millones en deuda impaga y morosa del Estado.
Cada mes, los aportes alcanzan a 50 millones y se necesitan 20 millones para las distintas obligaciones de la seguridad social. Queda por lo tanto un remanente de 30 millones que sumado a los 350 millones depositados en el BCE totalizan, en un año más de 700 millones. ¡Ahí está en dinero para promover crecimiento y actividad económica sana!. Hay que resolver las limitaciones de la ley de cédulas actual, reformar y flexibilizar la política de inversiones del IESS impidiendo que compre más papeles públicos y construya un portafolio seguro y rentable.
Con ahorro de largo plazo se financia inversión. Imaginémonos lo que podríamos hacer si la reforma de la seguridad social promoviera el ahorro individual y respetaría un sano equilibrio entre solidaridad y capitalización personal con administraciones que rindan cuentas y respeten los recursos ajenos.
Colaboración Editorial
DIARIO EL COMERCIO
Julio 24 del 2002