Avances correctivos
Proliferan las inquietudes sobre el futuro de la economía. Muchos preguntan cuánto va a durar la dolarización. No faltan los comentarios pesimistas. Influye en estos hechos tanto la dilatoria de las negociaciones con el FMI como las informaciones del deterioro general de América Latina. Hay preocupación aquí y afuera. El panorama electoral contribuye a este ambiente. Indudablemente los últimos acontecimientos han afectado al país. De ahí que las rectificaciones tomadas por el Gobierno pueden servir para combatir estas incertidumbres.
Sin embargo, estas percepciones no consideran los resultados de las gestiones hechas en la búsqueda de soluciones de determinados problemas que han sido históricamente los factores desequilibrantes de los programas económicos. Se trata del enorme esfuerzo realizado en el campo de las recaudaciones tributarias que ha permitido aumentar la carga impositiva en el país del 9% del PIB que teníamos hace apenas tres años, a cerca del 16% en el 2002. No se conoce un caso parecido en el mundo de un esfuerzo tan grande realizado por un país en tan poco tiempo. Y todavía hay campo para mejorar este resultado, aunque ello depende del apoyo que reciba el SRI. Lo que está por verse es el mejoramiento en la calidad del gasto público, el control de su monto y la adecuación a la necesidad de reducir el endeudamiento público. El Fondo de Estabilización petrolero, con todos sus defectos, es un avance.
Igual es el tema de la reconversión del sistema financiero que ha convalecido de manera rápida. La liquidez es alta y cubre situaciones imprevistas. La calidad de la cartera ha mejorado a un nivel de precrisis. La rentabilidad y el patrimonio se recuperan. Los principios de supervisión son rigurosos y se nota un cambio notable en las instituciones de control. Basilea está en plena ejecución. El aspecto pendiente y de volumen es la recuperación de los créditos a cargo de los bancos AGD.
El tercer campo con resultados es el petrolero. La construcción del OCP, la inversión en la ampliación de la producción dan una seguridad a la balanza de pagos de los próximos años. Ojalá el precio del hidrocarburo se mantenga. Lo que no se ha hecho es impulsar la recuperación de los campos a cargo de Petroecuador y resolver el diferendo legal sobre el IVA. Tampoco hay avance en generar un mercado interno de combustibles competitivo con los impuestos incorporados al precio.
También se regularizaron las relaciones financieras internacionales. El país está al día en sus pagos y eso ayuda a recuperar la confianza. Por eso, el acuerdo con el FMI asegura un ambiente propicio en una etapa política y económica singular.
Ahora, las rectificaciones son claves. Es indispensable devolver al Banco Central la facultad de emitir los dictámenes previos al endeudamiento público. También debe transferirse al BCE la facultad de administrar de forma automática las asignaciones presupuestarias, sin intervención de nadie. Ya lo hizo antes. Así se asegura el destino de los recursos, desaparecen los trámites y no hay gastos extrapresupuestarios.
Las tareas siguen. El comercio exterior requiere monitoreo. La modernización del Estado tiene que atenderse. Las dificultades siempre existen, pero deben ser manejables y por eso hay que mirar al país con un poco mas de optimismo.
Colaboración Editorial
Diario El Comercio
Junio 27 del 2002