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Inquietudes nacionales

¿Cómo se explican los altos índices de la economía colombiana en medio de un conflicto tan grave. Por qué en ese caso, la inversión extranjera corre los peores riesgos?.


Desde hace muchos años este país ha tenido la virtud de saber cuidar el manejo macroeconómico. El Plan Vallejo y la política diseñada por el Presidente Lleras Restrepo son una constante. Las reglas de juego se respetan, y eso con el tiempo atrae la inversión. Aquí radica en buena medida la razón por la cual, a pesar de todas las desventuras políticas y la inseguridad personal, se sigue invirtiendo en Colombia. Se sabe que hay una línea de acción, que hay mercado para vender y que el Estado cuida al inversionista como su socio del desarrollo. Es el único país de América Latina que no renegoció la deuda en los términos de los demás y que a cuidado su imagen en los mercados financieros con mucho celo. Por supuesto los riesgos físicos de la inversión y de los inversionistas son altos, pero el atractivo está dado por la rentabilidad que se ofrece.


Sin embargo, la desaceleración económica de los últimos cuatro años es pronunciada. Según Fedesarrollo desde 1997 el PIB a tenido un crecimiento anual de menos del 2.5% frente al 4.5% que alcanzó en los años iniciales de la década de los noventa. El 2001 incluso está por debajo de ese promedio y no habría superado el 1.9%. Influye en este resultado la declinación de las actividades hidrocarburíferas que cayeron en un poco mas del 6%. La industria y la agricultura en cambio tienen resultados mas halagüeños con expansiones superiores al 3%.


Colombia tiene vigente un convenio Stand by con el FMI que le sirve de soporte para sus operaciones internacionales y contrarresta la mala percepción derivada de los conflictos internos. Los multilaterales mantienen créditos aprobados por montos significativos que ayudan al financiamiento de la balanza de pagos. La política fiscal, aun cuando un tanto expansiva, se conduce dentro de los parámetros negociados con el Fondo. El sistema financiero demuestra mejoría pero con problemas en las corporaciones de vivienda y las financieras. La política cambiaria es flexible y busca sostener al sector exportador y este es el tema económico que mas nos debe preocupar.


Alarma al continente la estampida del peso argentino frente al dólar. ¿A dónde va la economía y la sociedad Argentina?


Mientras no exista un programa económico, la dirección de la crisis es su agravamiento. Nadie conoce las metas trazadas por el Gobierno. Se ha perdido la confianza en las instituciones, en los dirigentes, en su capacidad de superación. Es un país que está aislado y no atina a concertar los elementos fundamentales para su recuperación. La frase del Presidente Duhalde de que no les creen nada, incluso ni su propio nombre pues le piden la cedula de identidad para verificar si está diciendo la verdad, grafica a donde llegó el abuso de su imagen externa. Incluso, el último acuerdo alcanzado por el Gobierno con los Gobernadores de las Provincias y las misiones de los Multilaterales no puede llevarse a la práctica por el cambio de opinión posterior.¿Que tal?


En la reunión del BID en Fortaleza se apreció las enormes dificultades de las autoridades económicas para concretar un programa que pueda tener el respaldo internacional. En esas condiciones las válvulas de desfogue de la crisis son el desempleo y la tasa de cambio. El primero ya superó el 20% de la PEA, de los cuales el 37% tienen educación media y universitaria. Es más, el 50% de los 14 millones de pobres corresponde a la clase media (?). Por su parte el tipo de cambio demuestra el rompimiento total de la confianza de los argentinos en su propia moneda, pues tan pronto tienen un peso en su poder lo cambian por el dólar. Y esto que vemos todos los días en las noticias ocurre a pesar de las serias restricciones monetarias que persisten y que no las pueden eliminar ya que la catástrofe sería impredecible. A tal punto a llegado la situación que incluso algunos bancos internacionales suspendieron sus pagos de cartas de crédito y garantías otorgadas por operaciones comerciales con el exterior.


Todas las referencias jurídicas están rotas. Los contratos sociales fundamentales no han sido respetados. Las secuelas de todo esto en las relaciones internacionales va a ser notable. Lo evidente es que las personas buscan protegerse en el dólar. Ya no creen en nada más. El Banco Central de la Argentina mantiene una política monetaria restrictiva, que mientras tenga esas características reduce las probabilidades de la hiperinflación. ¿Hasta cuando soportará la presión de gasto interno, especialmente fiscal?.¿Cuánto le durarán las reservas internacionales?. El cuadro es de una tragedia sumamente dolorosa que va llevar a mas profundos niveles de inequidad.


Aunque estatales, las tarifas de los servicios públicos siguen subiendo. ¿Hasta cuándo seguirá esta situación en una economía rígida como es la nuestra que se administra con el dólar?


El gobierno escogió la política de ajustes paulatinos y eso se está ejecutando en casi todos los servicios públicos. Lo recomendable para la dolarización era poner al día los ajustes al inicio del proceso y no hacerlo de la forma actual por su efecto inercial en la inflación. Lo ocurrido con las tarifas telefónicas responde a la necesidad de poner a esas empresas en condiciones de ofrecer resultados positivos al Fondo de Solidaridad que es su dueño y al país con mejores servicios. Para eso requiere de capital de trabajo propio. El Ecuador necesita de los servicios básicos para crecer.


Las telefónicas estatales deben trabajar en un plano de competencia. El Estado debió asignarles las frecuencias inalámbricas para ofrecer nuevas alternativas a los usuarios y para revalorizar su patrimonio tan venido a menos por el avance tecnológico. El ganador final tiene que ser el consumidor al disponer de servicios buenos y a precios razonables. El Estado debe velar por sus inversiones. Esto, en su concepción general es válido también para la política de precios de los combustibles, la energía eléctrica, el peaje vial, etc.


¿A qué ritmo avanza las cobranzas de los deudores de la banca cerrada?. ¿Está la AGD en la ruta correcta?


Al revisar los balances del mes de Enero pasado no se aprecia un cambio en la situación general. La morosidad sigue igual. Es posible que se hayan tomado algunas acciones pero no se dispone de información razonable para expresar una opinión diferente.


Colaboración

Diario EL COMERCIO

Marzo 27 del 2002

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