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Actuemos a tiempo

Las secuelas de la crisis Argentina son inimaginables. Hasta ahora parecen circunscritas a su propia realidad, pero con el tiempo se verán los efectos en la región. Los países limítrofes, con los cuales mantiene intensas relaciones comerciales y financieras serán los primeros en recibir los impactos. Unos serán directos y otros provendrán de las reacciones internacionales que estarán ligados con el rompimiento violento y unilateral de las cláusulas contractuales estipuladas con las empresas que invirtieron en áreas específicas o proveen servicios públicos. ¿Qué estarán pensando los inversionistas sobre América Latina al tener que asumir pérdidas que no les corresponde?. ¿Estarán dispuestos a traer mas dinero a la región o habrá una nueva restricción de capitales.? .¿Si los gobiernos de la región no tienen dinero para invertir en los servicios básicos, de qué forma se resolverá este cuello de botella?


Lo peor de todo es que nuevamente se proponen decisiones que atienden a los síntomas de la crisis dejando incólumes las causas de la tragedia. Se vuelve al viejo sistema de cambios múltiples que tuvo vida en la etapa de las paridades cambiarias cuando Bretton Woods sostenía el vinculo del dólar con el oro monetario. Eso se acabó en 1972 y su desmantelamiento costó muchos años de ajuste. La propia Argentina pasó por innumerables programas hasta arribar al Austral (1985), el Primavera (1988) , que propiciaron la hiperinflación y dieron al traste con el gobierno de Alfonsín. Luego Menen con su plan Bunge Borg (1989) sólo dilató la explosión de la crisis. Finalmente, entraron a la convertibilidad.


El modelo les funcionó una década. Ahí afloraron los dolores de cabeza. La comunidad internacional empezó a tener reservas sobre su viabilidad. Se cortaron los flujos de capital con lo cual el drama se volvió cada día mas intenso. Se sucedieron los ministros de economía. Retornó el promotor de la idea, pero ya era tarde. Se habían desbordado todos los límites. El gasto público no se lo adecuó a los requerimientos de un manejo sano. El Talón de Aquiles de la competitividad destruyó inversión y empleo.


El debate sobre las razones de este fracaso va a ser intenso. El análisis comparado sobre las políticas económicas favorece a los modelos que preservan con mucho celo los equilibrios macroeconómicos básicos. La historia de los experimentos heterodoxos es siniestra.


La decisión de devaluar en Argentina sin una rigurosa política monetaria y una política fiscal equilibrada sólo servirá para inflar esa economía. El anuncio anticipado del Presidente Duhalde sobre la devaluación ocasionó un impacto en los precios que puede llevar a que el tipo de cambio real para muchas actividades no varíe y sea necesario volver a devaluar. Así se enciende la mecha de la inestabilidad.


La lección para el Ecuador es oportuna. Atravesamos por una etapa de consolidación y crecimiento que debe ser aprovechada para construir los mecanismos preventivos de situaciones internacionales adversas. El Presupuesto del 2002 tiene un déficit incompatible con la dolarización. Los Fondos de Estabilización Fiscal, de Liquidez, el Previsional, el Externo y Laboral son indispensables si no queremos vivir una etapa tan aciaga como la comentada. La dolarización no es inmune.


Colaboración Editorial

Diario El Comercio

Enero 10 del 2002

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