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El orden económico mundial en jaque - Revista Forbes

  • finanviewweb
  • 23 abr
  • 3 Min. de lectura


Volver la mirada hacia una política de relaciones internacionales que marque el privilegio de la autarquía y la pérdida de los instrumentos que han dado paso al desarrollo de la nueva etapa de generación de riqueza y bienestar por la vía de la comunicación, el conocimiento, la inteligencia artificial, es simplemente desconocer el valor de todo lo hecho y conseguido en los dos últimos siglos. Es difícil pensar cual podría ser el destino de una política de protección global; del individualismo promovido por fronteras restringidas, sabiendo que existen múltiples y complejas formas de vinculación. Lo primero que se ve es un mundo perdiendo el ya modesto e insuficiente crecimiento, que, avisa daños en el empleo. Los consumidores serán los perdedores pues los productos que demanden no vendrán generados con eficiencia sino los promovidos por la protección. Los bolsillos ciudadanos sentirán este resultado. No escapa la pérdida de la ya débil postura de solidaridad mundial y el reaparecimiento de niveles superiores de gasto militar en una realidad frágil de equilibrio fiscal que soporta más cargas sociales por el envejecimiento de la población, a lo que se suma la reparación del daño ambiental. Y, para cerrar ese resumen se ve un debilitamiento o la desaparición de algunas instituciones multilaterales creadas precisamente para trabajar dentro de una organización mundial de cooperación y desarrollo.

 

Por la historia conocemos los resultados de las broncas promovidas por políticas abusivas que buscaron crear situaciones arbitrariamente privilegiadas para el comercio y lo que lograron fue poner en vigencia posturas recíprocas de los países afectados, configuradas como retaliación para anularlas. (Lo vemos en estos días, ¿verdad?) Obviamente el resultado fue, y ahora volverá a ser, la pérdida de dinamismo, bienestar y estabilidad de las dos partes, que a la final se convirtieron, y espero que recuerden, en la miel política para la agresión militar y el desencadenamiento de las guerras bilaterales y mundiales.

 

La paz mundial conseguida desde 1945 responde a la búsqueda compartida de las oportunidades comerciales, a la integración de los países, la construcción de la interdependencia económica y el acercamiento de las posturas de respeto al ordenamiento jurídico internacional que protege la inversión a la par que desconoce las medidas de fuerza como camino de solución de controversias.

 

Es más, convencer al poder político de las ventajas que trae el intercambio de bienes y servicios por sus indudables impactos en campos como: el crecimiento, la eficiencia, mejores precios en favor de los consumidores, impulso a la investigación, estabilidad de los mercados cambiarios y su vínculo con las tasas de interés, corrección de las profundas desigualdades entre países o por lo menos la mitigación de la brecha, requirió de muchos años de cabildeo y la superación de actitudes refractarias. Aun así, todavía restan tareas para llegar a una etapa de comercio justo.

 

Esta política olvida el cambio estructural motivado por el avance tecnológico y la proliferación de instrumentos de comunicación que le han convertido al planeta en lo que alguien lo definió como la “aldea contemporánea” que impulsa la proliferación de servicios. Esta realidad protege a los países por la oportunidad de conocer los efectos indeseables que trae la restricción de la libertad económica, pues no existe sociedad que pueda vivir o regresar al mundo de los pueblos no contactados. Pero si la insistencia se la mantiene de manera irreflexiva, las relaciones políticas internacionales perderán el encanto de la convivencia que cuesta muelas mantenerla. Volverá a prevalecer el interés individual. Aparecerán heridas en las relaciones acrecentadas con socios vitales, con las tensiones que aquello conlleva.

 

El mundo trata de comprender lo que significa este violento cambio. Nadie sabe todavía la duración de esta política económica de fractura en las relaciones internacionales. El panorama es de incertidumbre y búsqueda de medidas de mitigación de daños: aumento de precios, redirección de mercados, alternativas de cambios no onerosos de cadenas de suministros, coberturas de riesgos y provisionamiento temporal de inventarios.

 

En el mundo político internacional suenan las alarmas sobre los tratados de apoyo mutuo, de solidaridad, de cooperación militar, a la vez que se aprecian oportunidades para países y regiones que están organizados bajo parámetros distantes de una sociedad democrática.

 

 

Colaboración

Economista Abelardo Pachano

Revista FORBES

Marzo 2025

 
 
 

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