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Inquietudes nacionales

Por qué sigue subiendo el riesgo país de Ecuador si el mercado internacional destaca las señales positivas del Gobierno, con el cambio de Ministro de Finanzas y una política de apertura?


Es un proceso que no sólo concierne al Ecuador sino que tiene un amplio espectro de países, la mayoría latinoamericanos, cuyas causalidades no se concentran en un hecho específico.


Muchos analistas lo explican como el efecto de las nuevas etapas monetarias en economías del mundo maduro; respuesta a razones geopoliticas de singular importancia en varios países; así como, por supuesto, a las realidades individuales de cada sociedad. Y, todo este conglomerado de factores, influencian no sólo en la cuantificación del riesgo crediticio, cuyo aumento preocupa con razón, sino que ha llevado a una pérdida, en estos meses del 2018, del 11% en la valoración internacional de las acciones de empresas de estos países emergentes.


Entre estas causas sobresalen el aumento de tasas de interés en los EEUU (con probables dos decisiones adicionales en el resto del año), el posible final del QE (Quantitative Easing) del Banco Central Europeo, que en conjunto han llevado a mejorar las espectativas de rendimientos de las inversiones financieras en esas regiones, ocasionando un cambio en la actitud de ciertos agentes económicos.


Colabora en este proceso de debilitamiento de flujos y su consecuente encarecimiento para los emergentes, la reforma tributaria de los EEUU que modificó las reglas de renta global por geográfica y ofreció una solución a los rendimientos “cautivos” de las multinacionales mantenidos en otros mercados.


Esto se traduce en el cambio de espectativas de los rendimientos de los créditos (bonos entre otros) soberanos de los emergentes, que en la actualidad rinden en promedio el 6.6% y el mercado espera obtener el 8.3% en los próximos 12 meses. Y, si la tasa del bono a 10 años del gobierno de los EEUU no ha tenido un cambio de esa dimensión, el diferencial se refleja en el aumento promedio del margen recogido como “riesgo país” Para el país, esta expectativa pone la tasa en dos dígitos.


En América Latina, los temas políticos marcan además este proceso. Las elecciones en Brasil y Méjico dejan dudas sobre la conducción económica futura. En Brasil existe además la idea del bajo compromiso para arreglar el déficit fiscal. La renuncia del Presidente de Petrobrás al no aceptar el retorno de los subsidios y, de otro lado el complejo problema del sistema de pensiones, arrastran al riesgo de toda la región (El suyo pasó de 232 a 337 en este año)


Argentina con sus dificultades fiscales y de reservas internacionales también marca esta cancha (su riesgo subió de 351 puntos a 561 en días pasados).


Ecuador no escapa. Recibe estos influjos y aporta los propios. De los países latinos, salvo Venezuela (que ya no vale la pena ni siquiera mencionar su riesgo) y Haití, es el unico con calificación B- (desde hace buen rato) y está a un paso de llegar al nivel que considera los bonos como “basura”, por lo cual el riesgo pasó de 460 (siempre estuvimos por encima del promedio de los emergentes en más de 300 puntos) a 806 en estos cinco meses. Tiene el porcentaje más alto de variación (margen que con promedio se amplió) y, obviamente expresa las reservas que tiene el mercado sobre su capacidad de pago.


Esta valoración en alguna medida recoje todavía los efectos de la moratoria unilateral del 2008, que llevó el “riesgo pais” a la extremadamente alta valoración de 5.069 puntos por encima del bono estadounidense. Pues desde ahí, ya son 10 años en que el Ecuador ha tenido largos períodos con márgenes superiores al nivel actual. Recién en octubre del 2016 empezó a salir de esa posición, a la cual ha regresado, que ojalá sea efímera si la politica económica ofrece resultados tangibles como producto de los cambios planteados.


También en parte estas cotizaciones eran reflejo inverso de las variaciones del precio del petróleo; y, aquello en la actualidad no se lo ve, creando un vacío de respuesta a la pregunta que nace de ese cambio.



¿En qué ayudará la misión del FMI que permanecerá por dos semanas en Ecuador?


En varios aspectos: precisar las cifras macroeconómicas, cuyas alteraciones son conocidas. Identificar las dimensiones de las brechas o desequilibrios que merecen consideración y compartir con el gobierno en su valoración. Ofrecer una opinión sobre la marcha de la economía y calificar la calidad de su conducción. Despejar ciertos temores o señalarlos para una mejor relación del país con los mercados financieros y otros multilaterales. Normalizar la relación del Ecuador con el organismo para buscar otras formas de apoyo.



¿Cuánto puede ayudar la aprobación de la Ley de Fomento Productivo a la reactivación económica?


Hay tantos cambios, incluso algunos que pese a la hambruna fiscal crean más subsidios, que habrá que esperar su descenlace para ofrecer una opinión que pueda ser sustentada.



¿Se pueden cumplir los convenios de inversión por USD 9 000 millones, en dos años? Por qué sí, o no?


No lo sé. Es una cifra enorme que ciertamente la necesitamos para recuperar la vitalidad del crecimiento, pero que se requiere desmenuzarla para encontrar su viabilidad.



¿Qué se puede esperar en la relación Ecuador-Colombia, tras la victoria de Duque?


Debería seguir la misma línea mantenida con el actual gobernante. En la política económica internacional del vecino no veo cambios conceptuales de fondo. Los acuerdos comerciales y la apertura seguirá marcando buena parte de esa agenda.

Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

23 de junio 2018

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