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Simultáneas

Los temas políticos siguen marcando la agenda nacional y no parece que saldrán de ahí por un buen rato. Hay demasiados frentes y muchas tareas por hacer. Cada una ocupa un lugar en donde se mantiene agazapada hasta que alguien la menciona y de pronto sale a la palestra.


Bueno, así pasa cuando concluyen las oscuras etapas de constricción de los derechos y libertades bajo un manto tenebroso de florecimiento del sofisma como verdad absoluta. Se producen los destapes que normalmente traen material hediondo y descompuesto. Asoman con mayor contundencia las denuncias que antes apenas si lograron un pequeño espacio en los distintos medios de comunicación. Le gente se sacude. Brotan papeles guardados. Se recupera la memoria. Todos aportan, o mejor muchos lo hacen.


Pues bien, eso aparece en el tablero del ajedrez político. La partida está lanzada y, de lo que va, se ve a las blancas (con dificultades de entendimiento sobre su papel individual y colectivo) con una buena ventaja. Han logrado acorralar a las negras (algunas en desvandada) luego de varios movimientos, algunos inesperados y muy astutos. Otros audaces pero afincados en el cansancio de los espectadores. Pero la partida no ha terminado, hay tiempo límite y la confianza en obtener el triunfo corre por una cornisa.


Sin embargo, por otro lado la partida económica lleva mucho retraso. Hay algunas escaramuzas que se perfilan bien, pero no dejan apreciar la estrategia y por aquí se juegan sobretiempos. Las negras siguen en posición dura y se defienden con lo que pueden. Las blancas, con dudas hacen gestos, pero todavía no sacan su artillería pesada. Incluso, algunos creen que no las pondrán en actividad.


Tendrá que llegar semana santa para ver cómo nos va, es decir como nos irá. Ojalá la reflexión cristiana ayude a reconocer los errores y ofrecer afán de enmienda.


Es momento en que el gobierno juegue partidas simultáneas, como lo hacen los grandes maestros si desea salir de esta trampa múltiple y compleja. No puede quedarse en un solo tablero. En los otros también hay jugadores que esperan su presencia. Se sienten desplazados y eso conspira con el éxito, necesario aunque no suficiente, de la partida política.


Es reconocida la prevalencia de la política, pero cuidado con pensar que aquella es inmune o no se nutre de la realidad por la que atraviesa la sociedad. Un mal momento económico puede llevar a terapia intensiva a la política. Y de ahí no se sale con las fuerzas necesarias para continuar las partidas.


Tratar con oportunidad los temas, mover las piezas con certeza y seguridad, es la compleja responsabilidad del ajedrecista que aceptó las simultáneas. Siempre habrán retos y dificultades, pero siempre también deberán existir decisiones que las mitiguen. Es hora de entender la consistencia de las partidas en juego.




Colaboración

Diario El Comercio

23 de marzo del 2018

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