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¡Qué ejemplo!

La historia se escribe todos los días. Así se hilvanan las culturas. Con perseverancia y esfuerzo. Nada se consigue gratis, ni cae del cielo. El arresto individual en un ambiente de respeto y mutua cooperación, da sus frutos. Todo es cuestión de tiempo y consistencia.


Eso es lo que acabamos de ver en un país pequeñito, formado por seres provenientes de varias culturas, amalgamadas por el afán de ser útiles, creativos y responsables. Educados para servir, con sentido de solidaridad fundada en el trabajo colectivo, y no en las dádivas generosas.


Ahí, la consulta popular es una institución que funciona todos los meses, incluso para cosas nimias. El federalismo se asienta en el respeto de las individualidades. La discrepancia convive en armonía. A nadie se le ocurre pasarse por encima la ley. O, buscarle la vuelta para convertirla en un trapo de limpieza.


Que diferencia, entre ese país y lo que vemos todos los días en el que algún día fue orgullo latino por ser la cuna del libertador. La ambición de poder, tan desmedida y brutal en las sociedades de culturas frágiles, incluso de nivel elemental y epidérmica, contrasta con la modestia de los líderes de países sólidos, institucionales, que conocen de su trascendencia histórica.


Así nomás son las cosas. Por eso, las cosechas de bienestar son tan disímiles. En Suiza se dan lecciones de defensa de una sociedad enancada en el trabajo y no en incentivos perversos que consientan la dejadez o la irresponsabilidad. 72% de los suizos rechazaron una consulta para dar a cada uno 2.500 francos, como renta mínima soportada por las reservas del Estado. Parece increíble, pero no se dejaron cautivar por cantos populistas.


Es un hecho del que emana la madurez del conglomerado mayoritario, que afinca el éxito colectivo en el tenaz esfuerzo individual, que teje el bienestar total. Y, no es que sean malos los subsidios, sino que deben enmarcarse, por su excepcionalidad, en una política objetiva que premie por encima de todo el esfuerzo; lo reconozca, ofrezca oportunidades pues sólo por ahí se asegura la trascendencia y sustentabilidad de las generaciones futuras.


¿Se imaginan una consulta de este tipo por las tierras latinas? ¿A alguien le queda alguna duda de su resultado? ¡Imposible hacerla! Triunfo pírrico de dirigentes con visión limosnera, que tanto daño social, cultural y económico ha hecho a lo largo de los años y de la cual no es fácil desprenderse. Hasta los EEUU parece que se contagia con un Trump lenguaraz.


En estos hechos diarios se aprecia la profunda solidez de una cultura. El valor de educar ciudadanos que conocen y asumen con honradez sus responsabilidades. Ahí se ve el resultado de una siembra productiva.


Colaboración Editorial

DIARIO EL COMERCIO

Junio 17 del 2016


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