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Aproximación a un balance petrolero

Es común escuchar con bastante frecuencia a voceros del gobierno sobre la ausencia de aportes petroleros a los ingresos del presupuesto. Antes, era uno de los pilares de la gestión ejecutiva. Llegó a representar más del 50% de los ingresos totales. Lamentablemente, esa época se acabó. Hoy, el presupuesto descansa en las aportaciones que realizan los contribuyentes nacionales.


Sin embargo, la realidad es un poco más compleja, pues al desbrozar los recursos provenientes de la actividad de hidrocarburos, que sigue siendo muy importante para las operaciones internacionales del Ecuador, se encuentra que incluso, todos los recursos que ingresan a las cuentas públicas, no alcanzan a sufragar los gastos indispensables para el sostenimiento de la producción actual.


Hay, por lo tanto, una brecha financiera que no se la visualiza cuando el análisis concluye en la sentencia relativa al presupuesto del gobierno. Esta se esconde en el entramado de transacciones que se realizan bajo el amparo de distintas instituciones, unas públicas y otras privadas encargadas de realizar tareas de producción, o por la dificultad de precisar el monto de los subsidios.


Para fines prácticos de este artículo, se utilizará la información inicial de las cuentas públicas correspondientes al año 2016. No se ha realizado ningún ajuste por decisiones tomadas en este campo, como por ejemplo la entrega del Bloque 61.


Los números globales se mueven de esta manera: dentro del balance petrolero, o mejor flujo recursos, las entidades públicas obtienen: 4.770 millones de dólares por exportaciones mas 4.600 millones provenientes de la venta interna de derivados y, de este total deben deducir 1.560 millones para los pagos a China y Tailandia por anticipos de petróleo (ellos se descuentan directamente). En neto, el país dispone de 7.810 millones de dólares. (7.8% del PIB)


Al mirar el lado de los gastos, el análisis comienza con el anuncio oficial hecho sobre el compromiso de entrega de 3.450 millones a Petroamazonas para que pueda mantener la producción (gastos opex y capex) bajo su responsabilidad. A Petroecuador lo requerido es 1.400 millones, a lo cual se suma el costo de extracción convenida con las petroleras privadas que representa 1.050 millones. Finalmente el país necesita disponer de 2.900 millones para las importaciones de derivados (fueron 4.200 millones en 2015). Por lo tanto, el total de estos gastos llega a 8.800 millones de dólares.


Al cerrar las cuentas, ingresos menos gastos, resulta que el valor neto que le falta a este sector para mantener la producción son casi 1.000 millones de dólares en el año actual. ¿De donde se los consigue? O alguien le presta para que pueda funcionar el sector, o le corresponde al presupuesto asumir esa obligación.


Si lo segundo es lo que ocurre, el déficit presupuestario se incrementa en el monto de la brecha abierta en el flujo del sector petrolero. En definitiva, los contribuyentes también aportan para el sostenimiento de esta actividad. No es cierto que ahora el presupuesto es inmune frente al precio del petróleo.


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