Comparación oportuna
En la última sabatina, el gobierno dedicó buena parte de su presentación al tema económico. Era esperable que aquello ocurra, pues no le fue bien en la discusión que mantuvo con tres economistas el miércoles por la noche.
Una vez más perseveró en su postura de negación de la crisis. Sin embargo reconoció la existencia de un conjunto de problemas que le han llevado a tomar decisiones, en su mayoría, persiguiendo la recuperación de los equilibrios macroeconómicos malogrados por decisión voluntaria del propio gobierno.
En ese plano, sólo para demostrar la complejidad de la situación por la pérdida de 5.000 millones de dólares en las exportaciones petroleras (5% del PIB), la comparó con lo que sería un golpe equivalente en la economía de los EEUU, para lo cual citó la cifra de 840.000 millones.
Pues bien, al recordar la crisis de ese país, que tuvo sus albores en el 2007 y se destapó a partir del 2008, cuyas ramificaciones pusieron en peligro la supervivencia del sistema financiero mundial y mantuvo al mundo con los pelos de punta, llevó a los EEUU a tomar extraordinarias decisiones de política económica y monetaria, cuyos montos públicos de asistencia y rescate parecían de otro planeta, además de vérselos como irrecuperables.
Precisamente en abril de ese año (2008), el FMI calculó que las pérdidas acumuladas por la crisis, lamentando tener que usar ese calificativo una vez más pero no tengo remedio, alcanzaban a 945.000 millones. Es decir eran un poco más altas del valor citado el sábado pasado por el gobierno nacional. Pero no mucho mayor.
Son históricos los momentos decisivos que vivió el mundo. Hubo días en que parecía que todo se venía abajo. Ventajosamente, las decisiones tomadas por las autoridades lograron evitar el colapso. Los rescates fueron numerosos. AIG, General Motors, Freddie Mac, Fanny Mae, son ejemplos de capitalización pública. Los bancos privados recibieron apoyo por más de 700 000 millones para recuperar la liquidez. El cierre crediticio contagió a empresas. Se perdieron millones de puestos de trabajo. Los mercados de capitales (bolsas de valores) perdieron casi el 50% de su capitalización. Algunas instituciones bancarias y comerciales sucumbieron.
Con el paso de los años, ya van a ser ocho, el gobierno de los EEUU recuperó todos los capitales invertidos, e incluso algunos señalan que obtuvo beneficios importantes. Funcionó el plan de crisis y se espera que las lecciones hayan sido aprendidas.
Obviamente no pretendo comparar las dos situaciones. No es esa mi intención. La he traído a la columna sólo para aprovechar la cita ofrecida por el gobierno el sábado pasado, que sin querer, pienso yo, y sin decirlo demostró la existencia de la crisis.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
06 de noviembre del 2015