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Atención y tensión mundial

Tres países y el extremista estado islámico que busca su afincamiento en base a la violencia, atraen la atención y generan tensión mundial. Cada uno tiene sus connotaciones, pero en todos existe una realidad común: sus pueblos, propios o a los que quieren dominar viven una crisis de supervivencia por acciones deliberadas que llegan a la utilización de la fuerza. En unos casos mediante hechos militares de dominación, en otros por el abuso del poder conseguido en las urnas, pero pronto desnaturalizado por el manipuleo de las bondades de la democracia. Sólo un caso se mantiene en el plano de la búsqueda legítima de solución de su ancestral y crónico problema.

Grecia es ese que lucha por salir del hueco al que le llevaron los gobiernos populistas, dispendiosos, mentirosos e irresponsables, respetando los principios democráticos. Ahora el gobierno de Syriza, en pocos días, ha visto despeñarse sus proclamas reivindicativas. Renuncia a la reducción del 50% de la deuda, acepta introducir nuevos impuestos y negociar el programa con la Troika, ofrece combatir la enorme evasión fiscal y poco habla del fin de la austeridad.


Venezuela es un volcán. La crisis económica a la que llegó por culpa del interminable gobierno de Chavez y Maduro tiene visos de tragedia griega. No hay lo necesario para vivir. Escacean los productos básicos y quienes tienen dólares compran cualquier cosa, si la encuentran, a precio de gallina flaca. Algo parecido al Chile de Allende de los setenta que terminó tan mal. Si no tiene billetes verdes la vida es un infierno. El salario mensual de un mèdico es 33 dólares. El galón de gasolina vale 10 centavos de dólar al cambio oficial y menos de un centavo al del mercado azul. Sin embargo a Cuba le regalan miles de millones de dólares anuales. Y la violencia del gobierno contra sus opositores, que encarnan la enorme inconformidad ha llegado a niveles intolerables. Mientras los llamados gobiernos democráticos de América Latina, con su silencio se han convertido en complices y encubridores de estos actos de irrespeto a los derechos humanos y a la libertad política.


Ucrania, por su cercanía a Rusia cuyo afán imperialista de reconquistar, con malas artes, los territorios perdidos por la desastrosa gesión comunista de la URSS que llevó a su desmembración, unido a su mala gestión económica que le puso en condiciones precarias para negociar la incorporación a la comunidad europea y permitió el chantaje ruso para boicotearlo, es el tercer centro de atención y tensión mundial.


La violencia yihadista cierra este marco de análisis con sus brutales y demenciales acciones contra la vida de quienes no comparten su visión extremista. Amenaza a los principios de convivencia pacífica. Su expansión es un peligro real para el mundo actual, incluso para el musulman.


Colaboración

Editorial Diario EL COMERCIO

27 de febrero del 2015

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