Claridad y consistencia
- Abelardo Pachano
- 14 mar 2013
- 2 Min. de lectura
Esas son dos responsabilidades del ejercicio de una representación pública. Ser transparente en los actos, decisiones e información y, guardar coherencia en la gestión.
En enero el SRI presentó el informe correspondiente al año 2012. Lo hizo en su página en internet. Es un informe bien presentado, con datos globales y gráficos explicativos que ayudan al mejor entendimiento de los esfuerzos desplegados para la recaudación de impuestos.
Entre Impuestos Directos e Indirectos, excluidos los aranceles, recaudó en términos netos 11.093 millones de dólares (27% más de lo obtenido el 2011), porcentaje muy superior al crecimiento nominal del PIB (10%). Para alcanzar estos resultados incidieron la enorme reducción de las devoluciones tributarias que pasaron de 840 millones (2011) a apenas 173 millones (2012). ¿Se cambiaron las disposiciones o el SRI administró el resultado? En segundo lugar aparecen con fuerte impacto los impuestos incorporados por este gobierno: el ISD (Impuesto a la Salida de Divisas) cuya recaudación aumentó 670 millones (136% de expansión); el Impuesto Ambiental a los vehículos con 97 millones (no existía en el 2011) y, el Impuesto a la Actividad Minera que lo hizo en 50 millones (330%).
Aportaron dentro de un rango compatible con el crecimiento de la economía los dos grandes conceptos tributarios: el IVA y el Impuesto a la Renta. Lo hicieron con un aumento entre el 9% y 11%.
Hasta aquí la información ayuda a comprender los resultados y el esfuerzo desplegado por la sociedad. Lo inentendible es la clasificación arbitraria de los impuestos entre las dos categorías conocidas: Directos e Indirectos.
No hay base técnica para confundirlos. Los directos están vinculados con la renta o el patrimonio. Los indirectos son los demás. Pero en la clasificación se pone dentro de los directos, seguramente para demostrar que la política tributaria es progresiva, al ISD que nada tiene de directo y es semejante al IVA, impuesto bandera de los indirectos pues se vincula con una transacción. O a los Impuestos a los activos en el exterior, o peor aún aquel vinculado a la contaminación de los vehículos.
Esta clasificación arbitraria lleva a una estructura de la política tributaria muy equilibrada, pues, el 45% lo componen los tributos directos y el 55% los indirectos o regresivos. Pero si respetamos los conceptos, que son internacionalmente estandarizados, la estructura cambia. Ya no luce tan bonita: 30% de directos y 70% de indirectos. Si ponemos los aranceles la degradación es mayor: 27% y 73%. Por eso, la CEPAL afirma que con esta composición de tributos la distribución del ingreso no cambia en el Ecuador. El Coeficiente Gini, que mide la desigualdad es el mismo antes y después de impuestos.
DESTACADO
Estructura tributaria: los impuestos indirectos son 2.7 veces los directos.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Marzo 14 del 2013