Otros ángulos de la crisis
Ríos de tinta y toneladas de papel, para bien de algunos empresarios, se han usado y continuarán demandando los medios de comunicación para informar y comentar los hechos que trae consigo esta ya larga crisis mundial que dura cinco años y parecería que necesita otro quinquenio para superarla. Algunos incluso piensan que será superior y según sus estimaciones no parecen desencaminados.
Las opiniones van y vienen. Unos defienden mientras otros están insatisfechos con lo que se hace para enfrentarla. No faltan aquellos que justifican las posiciones duras, intransigente se la puede calificar, de la canciller Merkel. Entre estos últimos está Fareed Zakaria, reconocido periodista del New York Times y comentarista de CNN internacional, quien sostiene la tesis de que los ahorradores alemanes han sido más que benevolentes con Grecia de lo que uno cree.
Alemania es de largo el mayor contribuyente del fondo de rescate EFSF. Su aporte supera con mucho el total de sus ingresos tributarios federales. A manera de comparación sólo piensen a EEUU garantizando una supuesta salida de crisis de Méjico con el aporte de 2 trillones de dólares.
Desde el 2000 hasta el 2010 los costos laborales aumentaron 37% en Grecia y sólo el 2% en Alemania. La eurozona ha mejorado el bienestar de los países pero su respuesta en eficiencia y competitividad no ha sido consistente. Ahora les pide que corrijan sus debilidades y desalineamientos para poder recibir la ayuda.
Arturo Pérez Reverte, reconocido escritor español mira el tema desde otra visión: “La Cultura, la Educación, la Sanidad, las clases altas, medias y bajas, expoliadas. Y el disparate administrativo-político-autonómico, ni tocado”
En una cita extraída de la red social twitter señala: “Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España con 47 millones tiene 445.000 políticos……O en Alemania faltan políticos o aquí sobran”
Perez Reverte no se equivoca. Parte del problema es la estructura del Estado. Su dimensión ayuda o dificulta el desarrollo de un país. España siempre supo que su organización era ampulosa e ineficiente. Sabía que construyó un sistema político caro, pero le toleró mientras el boom lo permitía. Ahora, cuando las cosas cambiaron, pesa mucho y duele tener que soportarlo. De ahí que su desmonte cause tanta irritación pues muchos viven de él, mientras la mayoría debe pagarlo.
La lección es clara: ningún país debe caer en la trampa del ciclo expansivo creando un Estado ampuloso, pues a la vuelta de la esquina, cuando cambien las cosas tiene que desarmarlo, con todo el costo social que implica. Ahí se ve el daño que hizo y más que nada aquel que hace al mantenerlo como parte de la colectividad.
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Lección de crisis: No caer en la trampa del ciclo expansivo creando un Estado ampuloso. Duele desarmarlo.
Colaboración
Editorial Diario EL COMERCIO
Agosto 3 del 2012