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No está tan mal como lo pintan

La información sobre las remesas que se ha publicado estos días nos dejó el mensaje de una contracción de envíos durante el último trimestre del año anterior, que se explica por la situación de desempleo de muchos compatriotas en el exterior, en especial en España, lo cual sería un factor de estrangulamiento de la balanza de pagos en su capítulo de financiamiento.


A primera vista lo dicho tiene su lógica. Luce consistente, pero en la realidad no es tan preciso. El comentario vale si se lo mira en un espacio temporal muy cortito, pero no resiste un análisis un poco más amplio. Me explico. La información dice que los tres últimos meses del 2011 vieron caer las remesas en un 3% frente al tercer trimestre, es decir al anterior. Así es. Al país ingresaron 647 millones de dólares entre octubre y diciembre, mientras fueron 670 millones entre julio y septiembre.


Hasta ahí todos de acuerdo y conformes. Sin embargo, si ampliamos el análisis a un año calendario las cosas empiezan a cambiar. Veamos unos números. En el año, ahora completo, del 2011, los envíos de los migrantes sumaron 2.672 millones de dólares, mientras en el 2010 fueron 2.591 millones. Si comparamos los dos datos tenemos que por alguna razón, que por supuesto no es la recuperación económica de Europa y peor de España, los migrantes tuvieron más dinero y lo enviaron a sus parientes en el país. Lo hicieron aumentando sus remisiones en 80 millones de dólares.


Entonces, la conclusión original de la contracción de las remesas tambalea, se cae. Resulta que es válida para tres meses pero no para todo el año. El 2011 resulta ser un mejor año de financiamiento del país a través de estas operaciones. De ahí nace el cuestionamiento sobre el impacto real de la crisis europea en la vida de los migrantes.


No se quiere afirmar que no hay daño sino que el tamaño del impacto podría o parecería ser menor. Es más, el 2011 es el primer año de recuperación de estas transacciones desde el inicio de la crisis internacional en el 2007 que es el año cumbre de envíos con 3.335 millones de dólares. Y lo que le ocurre al Ecuador también les pasa a los demás países latinos. Es decir, la recesión europea si bien ha hecho estragos a muchas familias, existe un sistema, sumergido lo denominan los españoles, estimado para la península ibérica en el 20% del PIB que funciona y da trabajo a los informales.


Aquí hay otra razón más que demuestra la irreversibilidad de los procesos migratorios: tan pronto como el migrante se establece en su nueva realidad echa raíces, establece alianzas, entiende el medio, se acomoda y no regresa. Ahora, ni con esta crisis hay señales de retorno. Pocos lo hacen y en su mayoría luego se arrepienten porque readaptarse a una economía con pocas oportunidades es más duro. El país seguirá contando con las remesas.


DESTACADO


El 2011 es el primer año de recuperación de las remesas desde el inicio de la crisis internacional en el 2007



Colaboración

Editorial Diario EL COMERCIO

Marzo 1 del 2012

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